Seguimos con nuestra aventura a través de las grandes obras de estudio Ghibli con nuestra segunda entrega de lo que merecidamente se puede considerar otro clásico del cine. Continuemos.
Antecedentes
Gracias a una co-producción entre tres empresas: Tokuma Shoten, Hakuhodo y Top Craft, es que fue posible la adaptación del manga al cine de ‘Nausicaä del Valle del Viento’. El éxito y reconocimiento fue inesperado, pero no desperdiciado por el triunvirato integrado por Hayao Miyazaki, Isao Takahata y Toshio Suzuki. Los estudios de animación Top Craft, quienes contribuyeron a Nausicaä, sufren de una bancarrota en junio de 1986. Este hecho no paso desapercibido por el grupo de amigos y deciden adquirir la empresa, que después renombran en lo que hoy en día conocemos como estudio Ghibli.
En esos tiempos el riesgo era tremendo porque con un solo fracaso todo se iba al caño. Entonces, para mantener el riesgo al mínimo se decidió no contratar empleados de tiempo completo y solo temporales para una sola película. Así que cuando la producción terminaba, todo el equipo se quedaba sin empleo. Era tanta la incertidumbre, que el lugar de trabajo era un piso en renta de un edificio en un suburbio de Tokio. Tales políticas de austeridad fueron implementadas por Isao Takahata y fue gracias a su habilidad de administración lo que ayudó al estudio a mantenerse a flote.
Es en este contexto es como se dio la segunda producción ‘El Castillo en el Cielo’, que desafortunadamente en su idioma oficial tiene un nombre impronunciable y se ha preferido modificar para no alterar la paz mental de nosotros los hispanoparlantes.
La historia
Una joven llamada Sheeta es perseguida por dos bandos antagónicos. De un lado tenemos un grupo de piratas comandados por Dola, una señora de edad que mantiene en orden su equipo de hijos con estricta disciplina y obviamente con ambición de riqueza. Por el otro, Muska es un agente secreto que desea encontrar el mítico castillo que vuela en los cielos con el único fin de obtener poder para dominar el mundo.
El tan mencionado castillo en el cielo fue alguna vez una de tantas ciudades de una civilización tan avanzada, que lograba canalizar el poder de las piedras ‘volucite’ para hacer volar tan enorme estructura, crear armas y robots gigantes. Después de una catástrofe desconocida, los sobrevivientes decidieron vivir en tierra firme y lo poco que se sabe de ellos es a través de testigos que creen haber visto el castillo, leyendas y escasos escritos.
Después de caer literalmente de los cielos, nuestra protagonistas se encuentra el joven llamado Pazu, quien se esfuerza al máximo por proteger a la dama de todo aquel que desea hacerle daño. Juntos entablan una relación de amistad que los llevará a luchar contra quienes buscan el poder del castillo.
Tras inevitables complicaciones con el bando de Muska, es que se descubre la ubicación de la anomalía en los cielos y es así como se emprende una carrera por llegar al castillo. Por lo tanto se vuelve imperativo que Sheeta y Pazu logren llegar primero para evitar que la tecnología avanzada caiga en las manos equivocadas y eso lo deben de lograr sin importar que tengan que realizar una alianza inesperada con uno de los bandos.
Lo que sigue los dejare para que lo descubran por ustedes mismos, solo basta decir que el castillo contiene un secreto mucho más afín a la filosofía de Miyazaki y en el cual radica el valor del filme.
Sheeta: la dama que busca el equilibrio del mundo
En esta ocasión nuestra protagonista carece de un dilema tan complejo que la torture a lo largo de la película. Como la primera mitad es una constante de escenas de persecución, existe muy poco tiempo para adentrarnos a la mente de una chica que a lo mucho lucha con una herencia que jamás pidió. Mientras comienza a archivar sus recuerdos y descubre el poder de la gema volucite, es cuando sus motivaciones se enfocan en evitar a toda costa que el poder del Castillo en el Cielo sea obtenido por gente con intenciones malignas.
Lo que me gusta de parte de Miyasaki es que sus heroínas no andan pregonando amor al prójimo, si no que a través de los hechos es que logra transmitir un carácter noble, fuerte, pero sobre todo en armonía con su entorno. Aún cuando se encuentra la vida de Sheeta en peligro, ella busca el menor daño posible de su robot protector, o inclusive a costa de su propia vida decide detener a Muska. No existe escena de preocupación por su persona, más bien por el bienestar de los otros. Y es muy difícil lograrlo sin hacer ver a tu personaje como uno que satisfaga su ego o querer ser recordado como un héroe. Prácticamente la motivación del personaje es el de ser el instrumento que logre el equilibrio del mundo.
La presión de Ghibli por no fracasar
Aunque en resumen, la premisa suele ser demasiado parecida a Nausicaä, en contexto Castillo en el Cielo no se cubre en la seriedad de la anterior y se siente más libre de experimentar comedia, aventura y acción. Es aparente que se estaba tratando de solucionar lo que algunos considerarían un defecto de Nausicaä. Es entonces que optaron por hacer más amena su próxima película, o simplemente rellenar una trama que si la vemos detenidamente, no es tan compleja como la anterior. Pues el experimento no resultó del todo porque la audiencia fue menor, aunque no tanto para encender focos rojos en estudio Ghibli, pero para si resultar una experiencia que agregaría a una fórmula que se establecería en sus próximas producciones.
El mensaje omnipresente
No es desconocida la misión de Miyazaki por permear sus obras en un contexto que permitan la introspección a nuestros problemas ecológicos. Es una de sus características fundamentales que hacen que lo admiremos como un ser humano ejemplar. El que aquí sigue presente, aunque sea en el último acto de la película, era de esperarse. Quizás no sea tan poderoso o incisivo como en Nausicaä, sin embargo funciona para ofrece importancia a una obra que parecía buscar más emoción y menos contenido.
Al final de la película, descubrimos robots gigantes que tiene como función cuidar el legado de lo que alguna vez fue una gran civilización. Su diseño en apariencia artificial, con el paso del tiempo se ha ido adaptando al medio ambiente hasta ser cubierto por vegetación e inclusive llega a convivir con la fauna del lugar. Esta simbiosis parece contradictoria porque el robot es producto de una creación humana y no tanto de la naturaleza que ahora incansablemente protege. Mientras que el humano al haber evolucionado de la madre tierra, muestra una ignorancia absoluta del mundo que le rodea.
Otro tema que Miyazaki profundiza es en el de la ambición humana por el poder, sobretodo el como lo ha corrompido hasta perderse en interminables luchas que no le permiten ver que la felicidad ya esta dada. Inclusive en la sencillez de la vida que lleva Pazu nos da a mostrar que la realización del ser humano esta en su vida cotidiana que involucra el trabajo y detalles tan sencillos como el dar de comer a un grupo de palomas.
La lucha entre Muska y Dola por obtener la piedra de volucite de Sheeta, es una de ambición, la diferencia entre ambos es que las motivaciones de Dola y su grupo de piratas se alteran al descubrir la importancia de su misión por evitar que un gran poder caiga en las manos equivocadas. Tampoco quiere decir que cambien por completo y se vuelvan una pandilla de santos, porque no lo son, simplemente encuentran también valor en la amistad y por lo tanto existe lugar para desviarse de su ambición de oro. Por el otro bando tenemos a Muska que empeña en lograr el poder sin importar a quien tenga que usar de escalón para lograrlo, destruyendo todo a su paso hasta quedar solo y sin quien le pueda rescatar.
Aventura y acción de altura
No tuve ningún minuto de aburrimiento durante la película, a pesar de contener varias escenas en donde son prácticamente persecuciones. Sin embargo, hasta tales momentos de aparente movimiento frenético, siempre existen detalles que hacen como siempre especiales las películas de Miyazaki. En comparación del resto de las películas actuales, siempre hay algo en pantalla que llama la atención, en especial el funcionamiento de las naves aéreas o los movimientos de los robots con sus largos brazos. Es ese cuidado que tiene al crear tales seres de ingenio, lo que convierte a la película en un gozo para nuestros ojos.
El legado
La fórmula Miyazaki (aún en desarrollo en esos tiempos) funciona una vez más para darle un respiro a su naciente estudio de animación. Su estreno no fue tan exitoso como lo fue con Nausicaä que tuvo una asistencia de 915,000, comparado dos años después en 1986, Castillo en el Cielo logró atraer la mirada de 775,000 personas. De todas formas, la crítica también fue positiva tanto en Japón como en los festivales en el extranjero.
Tristemente, como la mayoría de las películas de estudios Ghibli, no fue hasta la década pasada y gracias a la distribución de Disney que disfrutamos de las maravillas de su filmografía.
Cada año, desde el 2 de abril de 1988, la película es transmitida en televisión abierta en Japón y desde 2003, se ha creado un fenómeno en internet en donde los usuarios comienzan a transmitir la palabra de encantación ‘Balse’ (Japonés: バルス, Barusu), que pronuncia Sheeta durante una escena clave que nos deja con la boca abierta. Con el uso de twitter, tal actividad llegó a su clímax el 2 de agosto de 2013, con el uso de la palabra a un ritmo de 143,199 por segundo.
Acompáñenos la próxima vez, cuando toca el turno a lo que es el relato más trágico de la historia de la animación: La tumba de las luciérnagas.
Referencias:
‘Ghibli – Its Start’ The Hayao Miyazaki Web [documento en línea: http://www.nausicaa.net/miyazaki/ghibli/history/history1e.html; acceso: 2 de octubre de 2015].
Eisenberg, Eric. agosto 20, 2013. Hayao Miyazaki’s Castle In The Sky Helps Break The Record For Most Tweets In A Single Second [documento en línea: http://www.cinemablend.com/new/Hayao-Miyazaki-Castle-Sky-Helps-Break-Record-Most-Tweets-Single-Second-39091.html; acceso: 2 de octubre de 2015].