Ghost World, el Cómic
Daniel Clowes ha conseguido con este esplendido Cómic plasmar las inquietudes asociadas al proceso de madurez de sus dos protagonistas: Enid y Rebecca. Ambas, jovenes adolescentes, amigas desde la infancia, se encuentran en esa época (final del bachillerato) en la cual un mundo de responsabilidades se abre ante ellas de forma apremiante.
Clowes indica en el prefacio que, en un inicio, Enid y Rebecca intentaban representar dos partes de él mismo. Después, como suele pasar, los personajes fueron tomando vida propia. Tal como avanza el relato y vas conociendo mejor a sus chicas, sí que captas diferentes rasgos de dos personalidades sustancialmente diferentes pero, sin duda, compatibles en una misma carne.
Un mundo fantasmal
Ese extraño mundo que Enid y Rebecca divisan en sus horizontes es uno que, tal como intuyen, va a cambiar su forma de vivir y de relacionarse (también entre ellas) de forma dramática. Ese mundo irreconocible está ya demasiado cerca y tiene un cierto aspecto fantasmal: los fantasmas siempre aterran, sobre todo si sabes que ya no puedes evitar enfrentarte con ellos.
Ambas comparten el esperado hedonismo irrespetuoso e irreverente propio de todo/a adolescente. También comparten un cierto desconcierto respecto a los valores que en esa época de sus vidas han de comenzar a edificar.
La adolescencia, tal como sabréis aquellos/as que la hayáis pasado, consiste en algo así como probar de construir una sólida y sensata nueva etapa de tu vida sin que nadie te haya entregado un buen manual de instrucciones.
Enid y Rebecca en un mundo fantasmal
Enid y Rebecca
Enid representa el personaje más sensible y por tanto más complejo. Diferente por esencia y por vocación, anda probando de reflejar su imagen en una variedad de modas (cuando más snobs, mejor). Ella manifiesta aquella vertiente de la adolescencia que implica más duda e indecisión, más incapacidad de resolución. Vive en una pertinaz confusión que oprime su espíritu y que acaba transformándose en una peligrosa carencia de autoestima.
Enid.- …antes de ir a la universidad mi plan secreto era no decir nada a nadie y subirme un día a un autobús que me llevara a alguna ciudad al azar y mudarme allí y convertirme en otra persona…
Rebecca.-¿y luego?
Enid.- …no volvería hasta que no me hubiera convertido del todo en esa nueva persona… solía pensar en ello todo el rato…
Rebecca.- no lo entiendo…
Enid.- eso es porque tú no te desprecias a ti misma…
Rebecca parece pasear por el relato a remolque de Enid, y personifica la variante más (forzadamente) responsable de la adolescencia. Aquella que, aun compartiendo una cierta dosis de desilusión vital con Enid, intuye que es mejor afrontar la madurez desde un punto de vista más práctico. Su lema podría ser: no dejes pasar las oportunidades que cruzan por delante de la puerta de tu casa, pues no sabes si se van a volver a presentar. Aspirar a más puede ser demasiado peligroso.
El film
Ghost World, el film
La película sobre este Cómic es un caso curioso. El propio Daniel Clowes participó en el guión de la misma. Y se nota pues el resultado ha sido un original remix del Cómic que, aun cambiando ostensiblemente la forma, respeta el trasfondo de forma sorprendente.
La obra se centra en una trama que ni se vislumbra en la novela gráfica, va seleccionando partes de aquí y de allí, las reordena, añade algún que otro elemento inédito y como resultado obtiene una historia que contiene el mismo mensaje de fondo que el Cómic.
Las actrices seleccionadas para los papeles principales (Thora Birch y Scarlett Johansson) encajan que ni pintadas adrede. Además encontramos a un impresionante Steve Buscemi en un papel arrebatador (a la vez que muy propio del bestiario de Daniel Clowes): un tío raro por vocación que no encaja ni desea encajar en la sociedad que lo envuelve. La diferencia es un valor en los tiempos que corren.
El producto final de Terry Zwigoff es del todo meritorio: una película notable que curiosamente fue vendida al público como una divertida comedia. Aunque es una de aquellas comedias que, más que hacer reír (que en ocasiones lo consigue) hace reflexionar sobre la naturaleza del llanto que no derrama lágrimas.
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro…y a veces lloro sin querer. (Rubén Darío)
Daniel Clowes en los Simpsons
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