La giardiasis es una enfermedad intestinal bastante común causada por un parásito microscópico denominado Giardia intestinalis que habita en el intestino delgado de las personas, transmitiéndose a través de las heces o de un animal infectado. A pesar de que su hábitat es el intestino, puede sobrevivir fuera del cuerpo durante bastante tiempo gracias a una cobertura o caparazón exterior. Es apropiado hablar de esta enfermedad en verano, ya que uno de los canales o causa por la que el parásito logra acceder al cuerpo es el agua, sea para beber o en la que se disfruta de un chapuzón.
Claro, que existen otras formas de contaminación, como por ejemplo comer frutas y verduras que no han sido lavadas correctamente o que han sido producidas utilizando fertilizantes contaminados (estiércol), entre otras causas. Una vez que los parásitos acceden al organismo a través de alguno de los canales indicados, crecen y se hacen adultos, a partir de ese momento se desencadenan los síntomas característicos de la enfermedad. Aparece una diarrea repentina, se sufren cólicos y un malestar general, se pueden sufrir náuseas, flatulencias, dolor abdominal, etc.
La giardiasis en los niños puede provocar pérdida de peso a causa del síndrome de malabsorción, se trata de un trastorno digestivo consecuencia de la dificultad para asimilar, absorber o digerir los nutrientes de los alimentos. Hay que decir que no todos los niños muestran los mismos síntomas, y la gravedad de la enfermedad varía, en algunos niños sólo se manifiestan síntomas como la diarrea, en otros aparecen algunos de los síntomas antes descritos. Dependiendo de la gravedad, por ejemplo una giardiasis crónica, los niños pueden sufrir un retraso en el crecimiento como consecuencia de la mala absorción de los nutrientes y la pérdida de peso.
Aunque se considera que no se trata de una enfermedad grave, ante la menor sospecha por los síntomas descritos hay que acudir al pediatra. Generalmente se suele realizar un análisis de las heces para observar la presencia del parásito, pero esta técnica sólo es efectiva en un 50% de los casos, por lo que una prueba negativa no descarta la enfermedad, por ello se realizan otras pruebas más complejas, dependiendo de la gravedad se realizan análisis de sangre, una prueba inmunitaria denominada ELISA, una biopsia del duodeno (poco frecuente), etc.
Curiosamente la mayoría de infecciones causadas por el parásito no tienen síntomas y se curan en unas semanas por sí solas, es decir, no se sabrá que se ha sufrido esta infección. Mientras que con el diagnóstico, el médico suele prescribir antibióticos para tratar la enfermedad. Hay que decir que es posible que el enfermo esté transmitiéndola, por lo que habrá que pedir consejo al especialista para saber qué precauciones hay que adoptar.
Para prevenir la giardiasis lo mejor es una buena higiene, lavarse las manos es la regla de oro, a los niños hay que enseñarles a lavárselas antes y después de ir al baño. En el caso de los adultos, la regla es la misma pero además hay que lavarse las manos antes de preparar la comida, tras cambiar los pañales al bebé, lavar la ropa que se pueda haber manchado con restos de heces, etc. Como hemos comentado, el agua es uno de los canales por los que acceden los parásitos al organismo, por tanto hay que aconsejar a los niños que procuren no tragar agua al nadar en un pantano, en un estanque, un río, etc. Evitar beber agua de fuentes que no sean de confianza o no hayan sido previamente certificadas como potables, en el caso de acampada y tener que beber agua de una fuente desconocida, lo mejor es hervir el agua para eliminar los parásitos o utilizar algún agente desinfectante que se puede encontrar en el mercado.
Foto | Liber
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Giardiasis en los niños