Si España quiere enfocar correctamente el conflicto de Gibraltar tiene que asfixiar a la colonia británica económicamente hasta conseguir que le cueste dinero a Londres. Sólo entonces, cuando la Roca sea una carga, los ingleses negociarán y los llanitos dejarán de actuar como piratas engreídos. Gibraltar tiene una economía parasitaria que explota a España como paraíso fiscal, como base para operaciones de dinero sucio y drogas, como puerto de contrabando y como estación privilegiada para el bunkering y el juego on-line. Acabar con esas suciedades económicas es el primer paso para afrontar correctamente el asunto de Gibraltar desde una política española que, con frecuencia, ha sido errática, permisiva y hasta cómplice de los llanitos, muchos de los cuales disfrutan de sus chalets y automóviles en España, mientras simulan una residencia en Gibraltar para no pagar impuestos a Madrid. Los ingleses, conscientes de que la España de Rajoy es un país aislado, sin amigos en el mundo, débil y desprestigiado, ha decidido amparar todo tipo de abusos por parte de los gibraltareños, desde arrojar bloques de cemento al mar para arruinar la pesca hasta ganar descaradamente terreno al mar e invadir aguas territoriales españolas. Es la sucia y canalla política de las fragatas contra el derecho y la justicia, la forma que siempre han tenido los británicos de comportarse con los débiles y los pobres en el mundo. ---
Tan solo el negocio del juego on-line de Gibraltar factura más de 113.000 millones de euros al año, si se contabiliza la facturación de los 26 operadores instalados allí. Si juegas "on-line" estás enriqueciendo a Picardo y a los gibraltareños, alimentando también sus agresiones antiespañolas.
A Gibraltar ya se la conoce como ‘Las Vegas por internet’, pero los planes de Picardo son mucho más ambiciosos y ahora ha puesto todo su empeño en la instalación de un cable submarino que no sólo proporcionaría a la colonia una cierta emancipación de las líneas telefónicas españolas, sino que también elevaría esa facturación a ‘cifras estratosféricas.
Según La Razón, para explicar cómo un negocio tan poco transparente se ha instalado en la Península Ibérica debemos remontarnos a comienzos de este siglo, cuando los casinos estadounidenses encontraron un negocio paralelo en internet. Allí es donde surgieron los primeros operadores que, sin embargo, en 2004 se toparon con una nueva ‘ley seca’ impulsada por el presidente Bush, que se resume en una frase pronunciada por este mandatario: ‘Press your mouse, loose your house’ (‘Presione el ratón y perderá su casa’).
Así comenzaba la ‘vendetta’ personal del presidente de Estados Unidos contra los operadores de juego digital, a los que obligó a pagar impuestos muy elevados. Por ello, los principales actores implicados decidieron saltar el charco e instalarse en Reino Unido. Sólo dos años más tarde, posaron sus ojos en Gibraltar, de soberanía británica, pero que cuenta con mucha autonomía a la hora de regular su industria y el juego.
Así, mientras en Londres grandes empresas como William Hill, Betfair o Ladbrokes pagaban en impuestos un 15 por ciento de sus beneficios, el Gobierno gibraltareño les permite, desde hace 14 años, tributar sólo al 1 por ciento. Negocio asegurado.
Pero, ¿cómo consiguió un territorio tan pequeño albergar los potentes servidores de todas estas compañías? La respuesta la tienen los acuerdos que su Ejecutivo firmó en 2006 con el ex ministro de Exteriores socialista Miguel Ángel Moratinos. Gracias a ello, España le proporcionó a la colonia miles de líneas telefónicas que las compañías de juego utilizaron para convertirse en una de las mecas de la apuesta por internet.
Gracias a este negocio tan lucrativo, los presupuestos de Gibraltar se han engordado con los años, ya que, poco a poco, se han ido sumando más empresas que han implantado sus servidores allí. Y es que, como aseguran fuentes cercanas a estos operadores, ‘la más pequeña factura medio millón de euros a la hora’.
Sin embargo, la dependencia tecnológica de España y lo limitado del ancho de banda les impide seguir creciendo y ampliar el mercado, por lo que han decidido instalar la tecnología a través de aguas españolas. En la actualidad, el Peñón tiene a su disposición 100.000 líneas telefónicas para 28.000 habitantes y aún necesita más y con más ancho de banda. De ahí que no se extrañen con la información que ya adelantó este diario de que los bloques de hormigón que han lanzado en las costas escondan la ampliación de sus infraestructuras telefónicas, ya que el cable que estarían colocando sería de 3,6 terabytes.