Revista Arte

Giuseppe arcimboldo, el artista surrealista

Por Pepecahiers
GIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTAParece un tanto aventurado definir a un pintor del Renacimiento como surrealista, pero en el caso de Arcimboldo se podría confirmar como una excepción, junto a otro artista tan singular como El Bosco.  Giuseppe trabajó como aprendiz junto a su padre en la catedral de Milán, donde realizaba tapices y vidrieras. En 1562 se marchó a Praga, convirtiéndose en un pintor de la corte bajo la protección del emperador Fernando I. Fue algo más que un artista cortesano, sirviendo como consejero real, además de organizar toda una serie de actos que sirvieran para difundir la cultura pictórica, trabajar en el decorado del Teatro Imperial de Praga, e incluso atreviéndose con el diseño de vestuario. Estudioso de los grabados caricaturescos de Leonardo da Vinci, encontró su propio estilo, manierista-naturalista, realizando toda una serie de retratos en donde la composición y la ilusión óptica de elementos de la naturaleza configuraban rostros humanos, entre lo singular y esperpéntico. GIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTASumamente curiosos resultan sus trabajos correspondientes al grupo de Figuras grotescas, en donde Arcimboldo tenía la audacia de componer una pintura ambivalente, con la interesante novedad de visionar un cuadro u otro bien distinto, según la posición del mismo. Un bodegón, visto a simple vista, se transformaba en un extravagante personaje si se le daba la vuelta, tal y como se puede ver en la anterior ilustración, titulada "El jardinero", en el que un cuenco con verduras se torna una figura que representa un estilo de caricatura poco frecuente en la época. Naturalmente, tan atrevido estilo, no fue considerado más que como una curiosidad dentro de un momento histórico tan significativo como el Renacimiento, y no sería hasta el surgimiento del surrealismo, a principios del siglo XX, cuando el pintor italiano fue considerado en toda su dimensión, siendo fuente de inspiración a numerosos artistas del momento, como sería el mismo Salvador Dalí, algo que desde luego no sorprende.
GIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTAGIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTAParticularmente es también interesante su representación alegórica de Las cuatro estaciones, en donde los componentes de la naturaleza alcanza una perfecta sincronía, un equilibrio perfecto entre la construcción del rostro que quiere definir. No hay nada al azar, en esta especie de puzle todo está perfectamente insertado con la finalidad de componer la figura hasta el más mínimo detalle. Es cierto que hay algo de ironía, pensando que quizás no se podría aunar tal estilo con una construcción más severa del rostro humano, aunque no se prescinde en cierto modo de una delicadeza innata, tal y como se demuestra en la pintura que representa la primavera

GIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTA

La Primavera y el Invierno

Mientras la composición de la izquierda está realizada de forma milimétrica, cada flor, cada pétalo, hoja y planta se colocan de forma armoniosa y delicada, El Invierno, sin embargo, aprovecha la estructura del árbol para realizar los oportunos retoques, simbolizando una estación fría y aparentemente espartana. Mirando este retrato uno no puede evitar acordarse de ciertos personajes de la literatura fantástica, como el legendario Bárbol de "El señor de los anillos". La técnica empleada se utilizó también para su recreación de los elementos, aire, tierra, fuego y agua, utilizando de forma ingeniosa todo aquello que identifique cada uno de ellos. Así, en la representación del agua se recurre a toda suerte de habitantes del mundo acuático, y el fuego se construye con toda una suerte de referencias al mismo, desde una hoguera que le sirve de cabello hasta cualquier instrumento, incluso los construidos por el hombre, que le servirán de fiel argamasa  para la construcción de algo tan peculiar como estimulante. 

GIUSEPPE ARCIMBOLDO, EL ARTISTA SURREALISTA

El Agua y el Fuego



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