Revista Cultura y Ocio

Gloria y condena de una vida azarosa (II parte)

Por Tula @LaDivinaTula
    El año pasado, durante el bicentenario del nacimiento de Gertrudis Gómez de Avellaneda, diferentes actos y homenajes se sucedieron alrededor del mundo (Ya lo dijimos el 23 de febrero pasado cuando publicamos la primera parte de "Gloria y condena de una vida azarosa", pero queremos hacer hincapié en ello para que permanezca, siempre, en la memoria colectiva). En España habría que destacar, entre otros, los actos organizados por la Asociación Cultural y Literaria “La Avellaneda” de Sevilla, bajo la dirección de la siempre entusiasta poetisa Edith Checa: Ruta literaria de la UNED, placa conmemorativa en la que fuera su casa sevillana, recital poético en el cementerio de San Fernando, conferencias y  coloquios varios, etc. Igualmente en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) de Madrid, bajo la dirección de la Doctora Brígida M. Pastor Pastor, se celebró un Simposio Internacional en el que se reunieron importantes estudiosos y estudiosas de la vida y obra de la Avellaneda.

Gloria y condena de una vida azarosa (II parte)

En la foto, María Caballero Wangüemert, Brígida M. Pastor Pastor y Manuel Lorenzo Abdala, sostienen el cartel del Simposio Internacional celebrado en Madrid.


El blog La divina Tula, recordando tan significativo evento científico y en homenaje al 201 aniversario del natalicio de la escritora, a celebrarse el próximo 23 de marzo, publica hoy la segunda parte, de seis, que conforman la totalidad de la conferencia, hasta ahora inédita, impartida por Manuel Lorenzo Abdala (Investigador de la Avellaneda y coordinador general del blog) durante el Simposio Internacional:
¿Es mucho hombre esa mujer?De niña a mujer: Bicentenario de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Conferencia impartida el 30 de junio de 2014 en la sala María Zambrano del CCHS (Centro de Ciencias Humanas y Sociales) del CSIC(Consejo Superior de Investigaciones Científicas) durante el Simposio Internacional sobre la poetisa, escritora y dramaturga:
Gertrudis Gómez de Avellaneda: Gloria y condena de una vida azarosa (1843-1846)
Manuel Lorenzo Abdala

Gloria y condena de una vida azarosa (II parte)

Detalle de la Litografía publicada en el periódico El Laberinto el 16 de enero de 1844. Isabel II entrega el premio floral a Gertrudis Gómez de Avellaneda. La homenajeada, de espaldas y arrodillada frente a la joven reina, recibe los honores.


(II parte)1843.Muy conocida ya por la calidad y belleza de sus composiciones, la publicación de Sab la convierten en un personaje relevante de las letras españolas a nivel internacional. La novela se traduce al inglés inmediatamente y se publica en Londres[1].

Los periódicos y casas editoriales más prestigiosas de Madrid se pelean por publicar sus producciones. Finalmente “Gabinete Literario” se alza con los derechos de una nueva novela que la joven Avellaneda ha comenzado a esbozar meses antes y de la cual se habla con anticipación en todos los cafés de Madrid. La propia autora se ha encargado de publicitar entre sus amigos los temas –independencia, divorcio y hasta adulterio- sembrando interés y a la vez desconcierto[2]. Al cuestionar doctrinas tan arraigadas en el pensamiento español, consigue sus primeros enemigos. Dos mujeres, además de triunfos, le acarreará contratiempos. Llega ser acusada hasta de falta de originalidad por copiar, supuestamente, las maliciosas doctrinas de George Sand, su fetiche literario[3].

Sus enemigos intelectuales, los más corrosivos y misóginos (Villergas al frente de todos), comenzaron a ensañarse con ella sin escrúpulos, corriente, anatema y hechizo que de alguna manera ha llegado hasta nuestros días (Rara avis in terris, atea, usurera, deshonesta, plagiaria y hasta psicótica bipolar).

Dos mujeres fue editada en cuatro tomos, los dos primeros en enero del cuarenta y tres. Y cuando los dos últimos estaban próximos a salir, parece que la poetisa recibe una invitación para visitar París[4]. Pero tenemos dudas respecto a la fecha concreta de ese viaje. Gracias al análisis de varias cartas y otros documentos[5]creemos que no llegó a realizarse hasta el año siguiente.

Tres años después de instalarse en Madrid, la poetisa aún vive en la inspiradora calle del Clavel, está enfrascada en su carrera dedicándose por completo a la creación literaria. Cepeda, su capricho sevillano, parece haberla olvidado pues se establece un período de silencio en el epistolario conocido. De improviso y sin causa aparente, cambia de domicilio. Esta contrariedad no parece casual, sus movimientos responden a su estado anímico. El llamado mal del siglo, el tedio y la melancolía, se apoderan de ella. Despechada por el silencio de Cepeda no puede irse a vivir a una calle con mejor -o peor- nombre y augurio: Calle del Desengaño. Aunque contrariamente a sus impulsos es ella misma quien decide reanudar la correspondencia. “Después de tan largo silencio, fuerza es que tome yo la iniciativa para restablecer la antigua armonía que hubo y que siempre debió haber habido entre Cepeda y su amiga (…)”[6].

El vaivén de su corazón, sus contradicciones, influyen en el aumento de su producción literaria. Compone entre otras, El por qué de la inconstancia y El recuerdo inoportuno[7]esta última en clara alusión a Cepeda que ha despertado en ella el adormecido eros de antaño (aunque el ardiente soneto no llegará a publicarse hasta pasado un año). Escribe además las novelas Guatimozín, La baronesa de Joux, Espatolino, y para el teatro, Alfonso Munio[8].

En octubre el editor Domingo Vila, prepara Álbum del bello sexo, o las mujeres pintadas por sí mismas[9], publicación destinada a las féminas en clara rivalidad con Los españoles pintados por sí mismos del acaudalado impresor, Ignacio Boix. La Avellaneda, como icono femenil de avanzada, es propuesta para el proyecto. Escribe entonces La dama de gran tono[10], sátira mordaz y joya de la literatura costumbrista (aunque algo revisionista) que se transforma en manifiesto feminista (visto desde la perspectiva de la época). Sus enemigos, los misóginos de turno, no dan crédito a los acontecimientos.

En una época tan temprana como la que tratamos, escribir para las mujeres y por una mujer en España, parecería una empresa imposible. Sin embargo, Gertrudis Gómez de Avellaneda lo hizo con profesionalidad y absoluta brillantez adelantándose al resto de autoras (españolas) contemporáneas.

Por aquellos días la famosa poetisa debió conocer a Concepción Arenal y Ponte. La joven gallega, interesada por los temas tratados por la cubana, coincidentes con su manera de pensar (Libertad, abolicionismo, independencia), se acercó a ella participando en las numerosas tertulias formadas alrededor de sus novelas.

Finalizando noviembre se publica el primer número de Álbum del bello sexo. Se nota el especial interés publicitario de la revista, impulsado probablemente, por Narváez[11]al frente de los actos para la declaración de mayoría de edad de la reina y posterior jura de la constitución.

El seis de noviembre el general sufre un atentado en la calle del Desengaño a muy pocos metros de donde vive la Avellaneda ¿Pasaba casualmente por allí…? Demasiadas eventualidades convergen, incluyendo el atípico recorrido del general aquella tarde y por eso nos asalta la duda. En el coche junto a Narváez -una hora antes de sufrir el atentado-, viajaba el poeta jerezano Salvador Bermúdez de Castro, íntimo amigo de la Avellaneda. Creemos que el general se sirvió de esa amistad y de la gran fama que gozaba la poetisa para hacerle un encargo especial que ella aceptaría sin objetar: componer una oda para los actos por la mayoría de edad de S.M., como así aconteció. ¿Pudo el general, antes del atentado, visitar a la Avellaneda con tales fines? No podemos demostrarlo, pero siempre nos quedará la duda (la corazonada nadie podrá arrebatárnosla).

El nueve de diciembre la Avellaneda presenta en el teatro de La Cruz su drama Alfonso Munio. La obra es aceptada sin reparos para su futura representación[12]. Por aquellos días escribe además, el prólogo para Viaje a La Habana, novela de su compatriota la condesa de Merlín que saldrá de imprenta estrenando el nuevo año. Pero aún quedaba lo mejor de 1843. El Liceo Artístico y Literario de Madrid ofrece a S.M. Isabel II un histórico y lujoso acto-homenaje por su mayoría de edad[13]. La reina se dispone entregar los correspondientes premios florales, pero la sola presencia de la poetisa acapara la atención de los presentes. La Avellaneda lee su famosa oda que concluye con una gran ovación y al término de los aplausos, allí donde solo se fue a cantar, saltándose el protocolo, y levantando la voz, pidió a la joven soberana los derechos que sus paisanos reclamaban en la colonia[14]. Nadie antes se había atrevido a tanto. Después de todo aquello era lógico que se convirtiera en “la mujer más famosa de Madrid después de Isabel II”[15].


Continuará el 2 de marzo de 2015...
Si desea leer la I parte de la conferencia, por favor, haga clic sobre el enlace.
Manuel Lorenzo Abdalahttp://www.ladivinatula.blogspot.com
Notas:


[1] cfr. El espectador, 2/03/1843, página 4. (El periódico se hace eco de lo publicado en The Britannia)[2] Esta novela -ha dicho Brígida Pastor -“representa uno de los primeros discursos feministas en lengua castellana” (El discurso de Gertrudis Gómez de Avellaneda: identidad femenina y otredad. Universidad de Alicante, 2007, p 118)[3] Al respecto consúltese lo analizado por María de los Ángeles Ayala en: “Dos mujeres, novela reivindicativa de Gertrudis Gómez de Avellaneda”, AIH. Actas XII (1995) Universidad de Alicante, página 82, cita 4.[4] cfr. “Esclarecer rumores, apaciguar las dudas antiguas y crear nuevas”. por Monseñor Carlos Manuel de Céspedes en palabranueva.net, nº 168, noviembre 2007.[5] En el prólogo de Viaje a La Habana, Tula nos hace saber que aún no conoce a la condesa, por lo que antes de 1844 no pudo visitar la capital del Sena. Además en la carta nº 27 de su correspondencia con Ignacio de cepeda le dice: “Verosímilmente dentro de pocos meses me iré más lejos, y sentiría mucho no poder dar a usted un largo y afectuoso adiós (…)”[6] Carta Nº 27, 13 de marzo de 1843. (Autobiografía y cartas, 1914)[7] ¿Serás del alma eterna compañera, / Tenaz memoria de veloz ventura? / ¿Por qué el recuerdo interminable dura, / Si el bien pasó cual ráfaga ligera?[8] Para escribir Alfonso Munio, además de los documentos familiares que consultó, la Avellaneda debió leer el drama, El conde de Trastámara, original de Pedro Sabater. Por entonces, creemos, que ya conoce al escritor, político y futuro esposo.[9] Sobre esta revista se ha escrito poco y en algunos casos se han mal interpretado los motivos que llevaron a su desaparición después de las primeras tres entregas. Según Enrique Rubio Cremades, Álbum del bello sexo… se adelantó catorce años a su homónima francesa Les Femmes peintées par elles mêmes. Cfr. Análisis de la publicación “El Pensil del bello sexo”, Biblioteca Virtual Miguel Cervantes 2008.[10] Recientemente rescatamos del olvido este texto en Cuadernillos de viaje y La dama de gran tono, Editorial “Los libros de Umsaloua” Sevilla, 2014, pp.  117-144. Igualmente hemos realizado una versión teatral de la divertida farsa satírica.[11] Dos semanas antes, el 4 de noviembre, leemos en El Eco del comercio Nº 408, Página 4: “En dicha entrega aparecerá el retrato de S.M. la Reina, grabado en acero, y adornado de una orla en oro, la correspondiente dedicatoria a doña Isabel II, en cuatro octavas reales con grabados alegóricos; el tipo litografiado en colores y una hermosa cubierta con letras también en color”.[12] La Posdata, 9/12/1843, p 3; El Heraldo, 11/12/1843, p 2. [13] El Laberinto, 16/01/1844, p 4. Cfr. igualmente en “Gertrudis Gómez de Avellaneda y la familia real: Tula en la entrega de premios florales”, La divina Tula, 23/01/2013.[14] Escoto, José Augusto. Gertrudis Gómez de Avellaneda: Cartas inéditas y documentos relativos a su vida en Cuba de 1859 a 1864. Colección Ilustrada, La Pluma de oro, 1911, pp. 59 y 193.[15] Cfr. “Talante y problemática” El Teatro de Gertrudis Gómez de Avellaneda (MEMORIA PRESENTADA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR por María Prado Mas). Universidad Complutense de Madrid 2001.

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