Revista Cultura y Ocio
La oportunidad para la ascensión al poder de Cayo Mario (157-86 a.C.) fue la guerra de sucesión que se produjo en el reino de Numidia, súbdito de Roma. Este reino había estado gobernado durante mucho tiempo por el rey Masinisa (h. 240-149), que había ayudado a Escipión en la batalla de Zama.
Los hijos del difunto rey, llamados Aderdal e Hiempsal, eran apoyados por los comerciantes itálicos y los ecuestres. Pero su primo Yugurta corrompió hábilmente a los Senadores romanos y demostró más energía que los príncipes hijos de Masinisa. Así, Cirta tomó la capital en el 112 a.C., matando a Aderbal y a varios cientos de Itálicos, hecho que los Romanos no podían dejar de castigar.
La guerra de Yugurta (111-105 a.C.)
La guerra que derivó de estos hechos tuvo para Roma escasa importancia desde el punto de vista militar, pero grande desde el punto de vista político, ya que hizo más evidente la incompetencia del Senado romano.
Mario, entonces Tribuno Militar, se aseguró el apoyo del Orden Ecuestre y consiguió ser elegido Cónsul en el año 107 a.C., a pesar de que era un «hombre nuevo» (homo nouus).
Después, se hizo encomendar la dirección de la guerra de África por un mandato especial de la Asamblea de la Plebe, hecho sin precedentes en la historia de Roma. Y aunque consiguió hacerse con la situación en una sola batalla, fue hostigado por una serie de guerrillas hasta que su Cuestor, L. Cornelio Sila (138-78 a.C.) fue enviado secretamente a Mauritania a pedir al rey Boceo que dejase de apoyar a Yugurta. Y finalmente cayó Yugurta en manos de Sila, con lo que una parte del territorio de numidia pasó a ser provincia romana.
Guerra de Yugurta
La guerra contra Cimbrios y Teutones (113-101 a.C.)
Los Cimbrios y Teutones, pueblos procedentes del norte de Europa, penetraron en la Europa central y vencieron al ejército romano en las batallas de Noreia (113 a.C.) y Arausio (105 a.C.). en la Galia.
El pánico se apoderó de Roma, que temía una nueva invasión como la celta. Mario, elegido cónsul por segunda vez (104 a.C.) reformó el ejército, haciéndolo profesional, y se enfrentó a ellos en dos batallas: En la de Aquae Sextiae (102 a.C.) derrotó a los Teutones y en Vercellae, en el valle del Po (101 a.C.) derrotó a los Cimbrios, restaurando en Roma la tranquilidad perdida.
Batalla de Aquae Sextiae
LOS PROBLEMAS EN ROMA (100-91 A.C.)
Finalizada la guerra, Mario fue elegido Cónsul nuevamente en el año 100 y con él fueron elegidos personajes tan radicales como G. Servilio Glaucia en calidad de Pretor y Saturnino como tribuno de la plebe. En el mismo año fracasó un programa de colonización elaborado por el Tribuno de la Plebe, L. Apuleio Saturnino, con el apoyo de Mario, debido a la oposición de los optimates, tras lo que estalló una rebelión popular de protesta que fue reprimida por el Senado y los caballeros.
El problema Itálico (91-89 A.C.)
La negativa romana a afrontar los problemas, tanto los exteriores como los internos, provocó dos grandes que permitieron el ascenso de otra gran personalidad política de la época republicana: Sila.
La primera fue la Guerra de los Aliados itálicos (socii), que desde época de Tiberio Graco reiteraban sus peticiones, entre otras, de ciudadanía romana de pleno derecho (optimo iure).
En el año 91 a.C., Livio Druso el joven, en su calidad de Tribuno de la Plebe, trató de que se les concediese la ciudadanía de pleno derecho (optimo iure), se fundasen colonias y se reorganizasen los Tribunales, pero fue asesinado (90 a.C.). Los Itálicos se rebelaron entonces y formaron una Confederación independiente, con capital en Corfinio, a la que se dio el nuevo nombre de Itálica, eligiéndose Senado propio de 500 miembros y acuñando su propia moneda.
La Ley Planta Papiria (89 a.C.)
Roma concedió la plena ciudadanía, con la Ley Planta Papiria (89 a.C.) primero a los aliados que no se hubiesen rebelado y luego a todos, con tal de que se sometieran, pero a pesar de esto fue necesaria una amplia campaña para someter a los montañeses de la Italia central que se negaban a rendirse.
La Primera guerra de Mitrídates (90-85 A.C.)
La segunda guerra a la que nos referíamos arriba era la de Mitrídates, rey del Ponto.
Actitud de Mitrídates
Durante los años anteriores, Sila había demostrado su capacidad política y fue nombrado Cónsul (88 a.C.). y fue entonces cuando llegó a Roma la noticia de que Mitrídates VI Eupator (120-63 a.C.), rey del Ponto, había invadido territorios fuera de su reino, penetrando en la zona oriental de Grecia, incitando a los griegos a la sublevación contra Roma, aprovechando el descontento existente allí por la política de los Senadores romanos y los oligarcas locales.
Cayo Mario
Las vísperas de Éfeso
Durante estos disturbios y en un solo día fueron asesinados unos 80.000 itálicos en Asia Menor (vísperas de Éfeso), uniéndose a la rebelión contra Roma hasta la misma ciudad de Atenas.
El mando de la guerra
El mando de esta guerra contra el rey del Ponto, enfrentó a Sila, al que había encargado el Senado la dirección de la guerra, destituido por el pueblo romano del mando de la guerra y a Mario deseoso de aumentar su gloria militar, al quien el pueblo y los Populares habían entregado el mando quitado a Sila.
La marcha de Sila sobre Roma
En lugar de obedecer la orden de dejar la guerra, Sila apeló al ejército y marchó sobre Roma, siendo el primer general que introdujo un ejército en la capital La mayoría de sus oficiales de rango senatorial le abandonaron, pero sus soldados le siguieron y Mario y sus partidarios tuvieron que huir para salvar la vida.
Sila marcha a Oriente
Sila realizó en la Urbe algunas reformas de escasa importancia y abandonó la ciudad, marchando hacia Oriente.
Sila
La reacción y muerte de Mario
Cuando Sila dejó el campo libre en Roma, Mario y sus partidarios, como Cinna, desencadenan una campaña de terror contra los Optimates. Maño murió en 86 a.C., durante su 7.° consulado.
El fin de la primera guerra de Mitrídates. Queronea y Orcómenos. Paz de Dárdano
Mientras tanto, en Oriente, Sila tomó y saqueó Atenas, derrotando al ejército de Mitrídates en Queronea (86 a.C.) y Orcómenos (85 a.C.), concluyendo la guerra con una paz de compromiso, la Paz de Dárdano (84 a.C.), en lugar de acabar con el rey del Ponto definitivamente.
Por dicha paz, Roma se anexionó los territorios conquistados, hasta entonces, se apropió la flota y recibió una indemnización de 20.000 talentos para el fondo de guerra.
Poco después Sila volvió a Roma, en donde se hizo entonces nombrar Dictador, el gobierno de Silas.