El título de ‘La Casa de Papel’, la exitosa serie que atrapó la atención mundial en Netflix, nos sirve de metáfora para decir que aún hay administraciones públicas que se empeñan en hacer todo en papel.
Cuando un gobierno local, departamental o nacional insiste en que cada trámite de los ciudadanos no existe si no es por la presencia de un sello de tinta en una hoja de papel para evidenciar la radicación e inicio de un procedimiento, confirmamos que tenemos gobernantes del siglo 19 frente a necesidades del siglo 21.
El mundo entero persigue la tendencia ‘paperless’, es decir, menos uso de papel en cada trámite público o privado. Las empresas han sido pioneras y han estimulado que los usuarios realicen más de los mismos trámites de siempre pero por vías digitales. La banca mundial tiende a que las oficinas físicas se conviertan en espacios amigables con sofás mullidos para atender a clientes en temas de asesorías de inversión, pero las transacciones duras y puras como hacer pagos o transferencias las delegan en canales virtuales. Mastercard reveló esta semana que durante el primer trimestre del año, en Colombia se produjeron 164 millones de transacciones con 26 billones de pesos circulando en línea. Eso es transformación digital.
Pero ¿Podríamos esperar eso mismo del sector público? La respuesta es sí, pero hay que acelerarla con voluntad política y cuando ésta no alcance, con presión ciudadana. Colombia tiene un Manual de Política de Gobierno Digital que establece las acciones para que las entidades oficiales hagan uso de las tecnologías digitales en su gestión pública, para que sean más ágiles y atiendan las necesidades de los ciudadanos.
En estos días, la Alcaldía de Bucaramanga confirmó que ya se pueden hacer 30 trámites a través de su portal y espera, a final del año, tener 60. En Colombia hoy en día se pueden realizar 1.029 trámites en línea pero deberían ser muchos más. Poder hacerlo tiene repercusiones en la transparencia, la movilidad, la seguridad y hasta en la salud.
Señores gobernantes: Noticia: El mundo cambió. No queremos que cada despacho público sea una Casa de Papel, la digitalización llegó.
Nota: columna publicada originalmente en Vanguardia el día 1° de agosto de 2019