Revista Cine

God Help the Girl – La música como sanación

Publicado el 26 agosto 2014 por Maresssss @cineyear
Publicado en opinamos, películas / por / el 26 agosto, 2014 a las 10:30 am /

Parece mentira pero los fans de Belle & Sebastian ya pueden apuntar el 19 de septiembre como el día en que por fin podrán asistir al cine a ver God Help the Girl, ópera prima de su cantante y compositor Stuart Murdoch tras años de espera y muchas canciones sobre esa chica llamada Eve.

Tras un tiempo recluida en un hospital y evadiéndose de sus problemas escuchando música, Eve descubre una forma para combatirlos: hacer canciones. Es entonces cuando decide fugarse y vivir su aventura en la ciudad de Glasgow, donde conocerá a James y Cassie, otros dos jóvenes rebosantes de amor por la música.

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No voy a negar que entré algo pavoroso al cine. Desde mi adolescencia las canciones de Stuart Murdoch me han salvado en cierta forma. Temía que mi devoción por él me hiciera echarle un morro increíble y únicamente deshacerme en elogios ante su nueva aventura. Al mismo tiempo podía esperar que esta excursión diletante del artista fuera de su disciplina le saliera rana. Y al final ni una cosa ni la otra. ‘God help the girl’  presenta una serie de aciertos y tropiezos previsibles en una primera película.

Se llevaba hablando del proyecto cerca de diez años y parecía que nunca iba a llegar. Todo empezó con una serie de canciones que Stuart descartó para su banda por no encajar bien. Posteriormente vino su cartel buscando cantantes femeninas (en el que se especificaba que se debían abstener las imitadoras de Céline Dion), lo que se materializó en el disco de 2009 llamado ‘God help the girl’, germen de este film donde ya se podían conocer a sus personajes. En múltiples entrevistas se podía leer que Stuart no era muy aficionado a los musicales y que quería hacer una película con recuerdos al cine ochentero de John Hughes. La verdad es que esa influencia citada no se aprecia demasiado, ya que como era de esperar la película está plagada de reminiscencias a la Nouevelle Vague o al Free Cinema, ya presentes en los videoclips que el propio grupo dirigía. Y es aquí donde uno se encuentra uno de esos primeros tropiezos. El deseo de Stuart de querer mostrar todos sus fetiches hace que en algunos momentos tanto cliché retro hagan que el espectador se atragante, teniendo que soportar el enésimo homenaje al bailecito de ‘Bande à part’. Del mismo modo es imposible conectar con algunas escenas de un calado tan hipster y forzado que roza lo ridículo (¿es práctico en este siglo que vivimos llevarse un tocadiscos para ir a hacer piragüismo?).

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No es de extrañar que el reparto tuviera una mención especial en Sundance. Es sabido el gusto por las chicas guapas de Stuart, y para elegir la actriz a su Eve no iba a ser menos. Emily Browning es la elegida para ese personaje imaginario que vive en la mente del director, que en alguna ocasión ha dicho que para él es un personaje real. Y cómo para no ser real, ya que el propio Stuart estuvo en su juventud postrado en una cama por culpa de su síndrome de fatiga crónica y fue donde empezó a componer canciones al igual que Eve.  Si uno se para a pensarlo Emily Briwning tiene las cualidades perfectas para ser la protagonista de una canción de Belle & Sebastian. Pero quizá el gran éxito del reparto sean los escuderos de Eve, interpretados por Olly Alexander y la televisiva Hannah Murray, personajes carismáticos ante los que el espectador crea una simpatía que dura toda la cinta. ¡Encima este trío sabe cantar y muy bien! No es nada soprendente la increíble banda sonora donde los actores revisan con su voz los temas, añadiendo nuevos y recuperando canciones de Belle & Sebastian como ‘Dress up in you’ o ‘Fuck this shit’ (perteneciente a la banda sonora compuesta para Storytelling que Todd Solondz apenas usó). Para no ser muy fan de los musicales sorprende que Stuart filme algunos números que casi seguro que formarán parte del imaginario colectivo del público indie, como el momento del baile en el centro de mayores donde suena ‘I´ll have to dance with Cassie’, momento de mayor éxtasis y color del film.

Las imperfecciones están ahí. No se pueden ocultar. La historia puede pecar de simple y de cierta autocomplaciencia, además de no saber explotar el humor presente. Pero no por ello hay que dejar de alabar su toque de frescura y luminosidad entre tanto revoltijo. ‘God help the girl’ brota como un homenaje  la música como compañera más que como arte. Muestra como crear tu grupo de música es una aventura maravillosa que te puede salvar.

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