Revista Cultura y Ocio
La polémica terapia china que «cura» el cáncer y la diabetes a golpesUn terapeuta chino afirma haber inventado una polémica forma de "curación" que involucra palmadas y golpes y que le ha generado numerosas críticas en los países en los que la ha puesto en práctica. Xiao Hongchi promueve el método paida lajin, que implica que los pacientes reciban o se apliquen ellos mismos palmadas en diferentes partes del cuerpo. La terapia fue cuestionada por la policía en Australia, que ha abierto una investigación por la muerte de un joven de 17 años de Sidney, que había participado en una de las sesiones del polémico terapeuta, informa "24horas.cl". El joven era diabético y pudo dejar de suministrarse la insulina.Paida involucra darse palmadas ("pai" en chino) y gopes con la mano abierta ("da") sobre la piel, mientras que lajin implica adoptar varias posturas para lograr estirar los músculos.Los participantes se dan palmadas enérgicamente en distintas partes de su cuerpo, particularmente en las articulaciones y la cabeza, hasta que la piel se colorea o empieza a amoratarse. Las enfermedades que dice que puede curar son de amplio espectro y van desde catarros, Alzheimer, derrames cerebrales, parálisis, fallo renal, cáncer o autismo.Paida y lajin están vinculados al concepto de la medicina tradicional china conocida como "sha", una creencia que indica que la sangre puede estar "envenenada" por toxinas que tienen que ser expulsadas. Los que practican paida y lajin creen que mejora la circulación y logra extraer las toxinas. Xiao explica que cuando se que cuando se manifiesta el "sha", es señal de que existen enfermedades.Esta práctica ha sido muy criticada y los expertos señalan que las fuertes palmadas llegan a romper los vasos sanguíneos y provocan hematomas.Para intentar conocer el método, la cadena británica BBC envió a una periodista, Pamela Koh, para que experimentara en primera persona cómo funcionan los tratamientos. Koh, con una lesión de rodilla, se sometió al tratamiento y según explica, "me senté en una pequeña butaca frente al curandero, un chino de edad madura que empuñaba unas varas de mimbre y bambú. Palpó mi rodilla en busca de pequeños coágulos y, sin advertencia alguna, me dio un latigazo en la rodilla. Apuntó exactamente al mismo sitio cada vez. Fue intenso. Grité sorprendida. Se produjeron moratones rápidamente y tuve que interrumpir los golpes. El tratamiento debía durar al menos 20 minutos más para ser efectivo, me dijo. Apreté los dientes entre cada agudo y rápido golpe pero tuve que decirle que parara. Empezó otra vez hasta que se volvió insoportable, aunque intenté aguantar los 20 minutos. Los hematomas tomaron semanas en desaparecer. No estoy segura de si la rodilla se mejoró por la paliza o si el cuerpo se cura naturalmente con el tiempo. Sin embargo, definitivamente, esto no es para los cobardes y, aunque mi rodilla mejoró, no volvería".