Revista Cine

Gordos (españa,, 2009)

Publicado el 14 febrero 2011 por Manuelmarquez
GORDOS (ESPAÑA,, 2009)Tras haber gozado con las excelencias de su magnífica opera prima, “Azuloscurocasinegro” —y sin haber visto aún su último film, “Primos”, que todavía se mantiene en cartel en las salas cinematográficas—, sentía una gran curiosidad por ver “Gordos”, la segunda cinta del joven director Daniel Sánchez-Arévalo; una propuesta que venía acompañada de grandes excpectativas, tanto por el inesperado éxito de su predecesora como por los avatares de un rodaje muy prolongado en el tiempo (debido a las exigencias de “configuración física” de sus intérpretes). ¿La confirmación de un talento cinematográfico en ciernes, o el bajón tan habitual en la segunda obra de quien ha brillado sobremanera en su debut? En la humilde opinión del que emborrona estas líneas, más lo segundo que lo primero.
Y es una lástima. Porque la de “Gordos” es una propuesta con un armazón prometedor. Lejos de ubicarse temáticamente en el territorio que, por planteo argumental de inicio, le hubiera resultado más obvio (el de las disquisiciones sobre la influencia del físico y la imagen en nuestro actual modus vivendi), “Gordos”, aunque no rehuye esa temática (difícil le hubiera resultado, dado el perfil y caracterización de sus personajes), no la convierte en eje central de su historia, sino que lo utiliza como soporte accesorio para ir hacia “el” tema, el eterno leit-motiv de todo drama/comedia que se precie, que es el del amor y sus manifestaciones. Sánchez-Arévalo nos muestra, a través de sus cinco corales protagonistas (y los personajes que alrededor de ellos giran), cinco relaciones sentimentales sometidas a variables, condiciones y avatares totalmente diversos y dispersos.
¿Dónde radica, pues, el problema? El problema radica, fundamentalmente, en la falta de fluidez narrativa, en la insuficiente interrelación y conexión entre historias y personajes, más allá del que se evidencia en aquellas secuencias y líneas argumentales secundarias “de enlace”, que no dan de sí lo suficiente como para “cuajar” una urdimbre lo suficientemente sólida, y que terminan dando, como resultante definitiva, una historia bastante deslavazada e inconcreta, de esas que cuesta trabajo describir, o resumir.
Esa carencia, que se hace especialmente llamativa cuando el tono genérico del relato se mueve a caballo entre el drama y la comedia (lo cual hace particularmente necesario que la historia esté perfectamente “abrochada” —ahí, precisamente, radicaba uno de las grandes virtudes de “Azuloscurocasinegro”, que, gracias a un “personaje-ancla” (el de Jorge), anuda todas sus líneas argumentales con precisión y contundencia), impide que elementos interesantes, y logrados, como el buen trabajo (global) del elenco actoral, o la audacia e intensidad con que se construye buena parte de las escenas, no rinda frutos más óptimos. Y demuestra, una vez más, cuán inexorablemente se cumple siempre el viejo axioma de que no hay trabajo actoral ni de dirección, por muy brillante que sea, que pueda cubrir las fallas de un guión, cuando éste las tiene.
En conclusión, “Gordos” se revela, globalmente, como una propuesta fallida, que, a ratos, se ve con interés, por lo llamativo de muchas de sus escenas, y en la que, por supuesto, cabe disfrutar, y mucho, con el trabajo de unos intérpretes más que solventes (y no sólo por eso que no deja de ser algo anecdótico, como es el contraste entre sus aspectos de gordos y de delgados; en todo caso, espero que ese pedazo de actor que es Antonio de la Torre no lleve su carrera por los derroteros por los que últimamente parece querer despeñarla Robert de Niro...). Destellos de talento que me hacen abrigar favorables expectativas respecto a “Primos”, en la que espero que el de Daniel Sánchez-Arévalo vuelva a alcanzar su mejor nivel.
* APUNTE DEL DÍA: anoche ví, a través de la retransmisión que de ella hizo la 1 de TVE, la gala de los Goya. Ni me gustó, ni me disgustó,  sino todo lo contrario. Creo que se trata de un problema de formato: las galas de entrega de premios dan de sí lo que dan (salvo que lo que quieras hacer sea otra cosa, con otras pretensiones y otros objetivos: una performance teatral, un mítin, etc...). Pero, dentro de esos parámetros, se dejó ver...

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