Gracias, Selección, por conquistas que superan el título de subcampeones… En la edición brasileña del Mundial, los argentinos ganamos un equipo que apostó a la construcción colectiva más allá de la manija que la prensa deportiva y nuestra opinión pública les dio a algunos jugadores ascendidos a categorías heróicas y/o divinas.
Ojalá el espíritu de grupo se nos vuelva costumbre y nos defina en cada competencia nacional e internacional. Cuando se siembra esfuerzo, coraje, humildad, dignidad, se cosecha algo más que Copas.