Revista Arquitectura

Gran Mezquita de Roma

Por Proyectosinergias

La Gran Mezquita de Roma queda situada a pocas paradas al norte de la ciudad, en la ladera del Monte Antenne cercano al Río Tiber. El edificio surgió en 1970, cuando el rey de Arabia Saudi discutió a las autoridades italianas en hecho que no existiera una mezquita en una ciudad de tal importancia cultural. El mismo se encargaría de subvencionar su construcción. Así se eligió un terreno entre las distintas autoridades (incluso el Vaticano) ya que estos querían que no pudiera verse desde la Basílica de San Pedro y que su minarte tampoco fuera mayor que la cúpula del mismo edificio.

Gran Mezquita de Roma


El edificio tardo ceca de 25 años en completarse y fue inaugurado en 1995 es un diseño del arquitecto Paolo Portoghesi. Que estuvo encargado de la construcción durante todos estos años.
Con la idea de que el complejo pudiera ser visto como una extensión de la Roma histórica, Portoghesi emplea materiales tan tradicionales como el travertino o el ladrillo del exterior. Crea así un diálogo y no una lucha con otro tipo de arquitectura cristiana como el el de la Plaza Capitolina de Miguel Ángel.

En interior de la mezquita, el espacio queda configurado gracias a las nervaduras de hormigón que soportan la cubierta, haciendo una clara referencia al gótico, pero quedando éstas separadas del propio cerramiento de la cubierta. El hecho de colocar la iluminación natural entre estas dos pieles, subraya la separación y consigue crear un espacio lleno de mística, que toma expresión según se suceden las horas del día. Si el sueño del gótico era conseguir que el elemento estructural fuera independiente del cerramiento de vidrio exterior, aquí el vidrio se ha convertido en un elemento opaco pero separado que permite llevar la concepción del gótico también a la cubierta del edificio.

El modo de resolver la cúpula me parece que puede tener ciertos rasgos a la “Cúpula del centenario de Breslau” de Max Berg (desde el exterior), así como el ya inexistente teatro “Grosses Schauspielhaus” de Hans Poelzig, más en el escalonamiento que en la resolución de la estructura, en este aún no disponiendo Poelzig de nervaduras, si que considero que sus “estalactitas” consiguen una continuidad espacial en el recorrido de la cúpula.


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