Grandes camadas: Japón ’79 – De la mano de Diego y Ramón

La magia de Diego Armando Maradona y la capacidad ofensiva del Pelado Ramón Ángel Díaz dieron forma a uno de los equipos juveniles más recordados de los historia del fútbol argentino. Eficaces arriba y con solvencia defensiva, los dirigidos por César Luis Menotti ganaron el título sin discusiones.

En una época gris para la historia del país, el brillo del conjunto nacional deslumbró al mundo y obtuvo el primer título de un elenco juvenil. El equipo titular elegido por Menotti para salir a la cancha formaba con: Sergio García; Abelardo Carabelli, Juan Simón, Rubén Rossi y Hugo Alves; Juan Barbas, Osvaldo Rinaldi y Diego Maradona; Osvaldo Escudero, Ramón Díaz y Gabriel Calderón.

Arriba, el conjunto albiceleste era letal. La dupla Ramón Díaz-Maradona era un dolor de cabeza para las defensas rivales. Los de Menotti terminaron el certamen con 20 goles a favor –con un promedio de 3.3 goles por partido- y 14 de ellos fueron convertidos por la dupla de ataque –el Pelado convirtió 8 y ganó el Botín de Oro, Diego hizo 6 y fue elegido mejor jugador-. El frente de ataque lo completaban Osvaldo Escudero y Gabriel Calderón –surgidos de Chacarita y El Provenir, respectivamente-.

Además de ser efectivos, los argentinos llegaron a jugar un fútbol de alto vuelo, que hacía que valgan la pena los madrugones para ver al equipo nacional que representaba al país en la otra punta del globo.

Y mucho de eso se debía a la idea de juego inculcada por el DT. A modo de ejemplo, antes de que los jugadores salgan a la cancha a disputar la final ante Unión Soviética, Menotti en la charla tecnica dijo: “Señores, ustedes ya son campeones, no me importa el resultado de este partido, ya han demostrado que son los mejores del mundo. Nada de patadas o locuras. Vayan, jueguen y me divierten a los 35.000 japoneses que están en las tribunas”.

Y el resultado ya es conocido. Tras superar a Indonesia (5-0), Yugoslavia (1-0) y Polonia (4-1) en la fase de grupos, a Argelia (5-0) en cuartos de final y a Uruguay (2-0) en semifinales, Argentina superó a los soviéticos 3 a 1 –tras estar en desventaja, lo dio vuelta con tres goles en ocho minutos- y se quedó con el título mundial.

Si bien fue fundamental para lograr la meta, no todo era poderío ofensivo en el equipo argentino. En seis encuentros, Argentina recibió sólo dos tantos en contra. Para ello, cumplió un papel fundamental la defensa, liderada por Juan Simón, y el sacrificio de Juan Barbas en el mediocampo.

“Salió campeón del mundo el mejor fútbol del torneo. Esto quiere mi país”, decía Menotti. Con la magia de Diego, con los goles de Ramón.