Grandes momentos económicos de los imperios
Desde la Pax Romana hasta nuestros días, el comercio, los descubrimientos, el poder militar y la investigación científica han sido los motores del desarrollo económico. Hemos seleccionado cinco imágenes que evocan la grandeza de algunas de las épocas más relevantes de la Historia.
El mar, un silencioso testigo de la era romana
Si le dicen que un ánfora romana ha sido encontrada en el fondo del mar, a lo mejor no le resulta llamativo. Pero si ha sido recuperada en las costas inglesas, y con 6.000 olivas en su interior, puede que le sorprenda más. Pues hasta allí llegó el poder económico y militar de Roma, una de las civilizaciones más fascinantes de la Historia. Las profundidades marinas nos descubren cada año nuevos testimonios del Imperio Romano (siglo I a.C.-siglo y), que dominó el Mediterráneo: gozó de un esplendor sin precedentes gracias a la sabia explotación de los recursos naturales. Minas de oro en Hispania, maderas de Germania, pieles y piedras preciosas de Asia Menor, aceite del norte de África, esclavos de Galia... Todo ese comercio exuberante fluía a la capital del Imperio por mar o por tierra, y su intercambio estaba sometido a la disciplina de una moneda poderosa: el sextercio. Cada vez más rica, Roma derrochaba en fiestas y espectáculos hasta que no tuvo dinero ni para pagar a aquellos legionarios que habían labrado su gloria.
Los árabes: matemáticos y grandes astrónomos
Se convirtieron en el faro del mundo cuando la luz se había apagado en la civilización grecolatina. Amantes del saber, los árabes habían traducido al siríaco los textos maestros de griegos y romanos, así como enseñanzas de la India. La expansión del Imperio Árabe durante el siglo VI por el oeste de Asia y el norte de África propició un renacimiento prodigioso. En matemáticas, desarrollaron la trigonometría y aportaron el álgebra para resolver ecuaciones complicadas. Heredaron el sistema de numeración indio, el más perfecto jamás hallado, hoy llamado arábigo, que pronto sustituyó al tosco mé-todo romano. Su interés por la alquimia dio lugar a la combinación de diferentes sustan-cias, constituyendo la base de la química moderna. La astronomía árabe fue inmediatamente traducida al latín, como muestran estas dos imágenes. Ampliaron el conocimiento de los astros realizado por los griegos, perfeccionaron las mediciones angulares usando el astrolabio y mejoraron las nociones sobre agricultura y navegación.
Inglaterra: la cuna de la ciencia moderna
Si hay una palabra que define perfectamente la esencia de la revolución científica de principios del siglo XVII es "experimento": Para descubrir, hay que experimentar, como muestra el cuadro de John Wright. El ojo del hombre se asoma a la naturaleza sin miedo, y contempla asombrado sus leyes: como las de la gravedad, descubiertas por Isaac Newton. Las matemáticas se empiezan a aplicar a la dinámica y a la mecánica. Se perfeccionan las lentes y el microscopio. Se renuevan el álgebra,el cálculo de probabilidades y la geometría proyectiva; y en medicina se descubre la circulación mayor de la sangre. En toda Europa surgen instituciones de carácter científico donde se experimenta y se intercambian ideas. Es la época de los incipientes laboratorios y academias, como la Royal Society inglesa,que llegó a presidir Newton.Y poco después nacerían las primeras fábricas, los talleres mecánicos y los trenes de vapor. Siempre en Inglaterra, pues sólo allí a la inventiva de los más inquietos se sumó el capital de los más aventureros."Experimento con pájaro en bomba de aire" Así se llama este óleo de John Wright de Derby en el que se muestra a varias personas observando cómo muere un pájaro por la extracción de aire mediante una bomba. Representa una hermosa combinación de arte, filosofía y ciencia. El pintr, como muchos otros ilustres británicos de su época, formaba parte de una sociedad (la Sociedad Lunar) que discutía los últimos desarrollos científicos.
El poderío militar del primer imperio moderno
La Monarquía española fue, desde finales de la Edad Media hasta el principio de la Ilustración, la mayor potencia mundial que se había conocido nunca. La unión de Castilla y Aragón por el matrimonio de los Reyes Católicos, la conquista de Granada, el descubrimiento de América, la presencia aragonesa en Nápoles y la ocupación del Reino de Navarra consolidaron el Imperio Español. Esta expansión territorial, inigualable hasta entonces, se mantuvo durante cuatro siglos gracias a su poderío militar (Guardas Reales, Artillería Real, Vasallos del Rey, Caballeros de Cuantía...). Los españoles no se limitaron a administrar sus colonias. Los monarcas Carlos Vy su hijo Felipe II lucharon contra otomanos y protestantes, dotaron de estabilidad a los dominios americanos y fueron partícipes de las etapas más gloriosas del Imperio. Un floreciente comercio, que impulsó la importación de nuevos productos, como el café, la patata, el tabaco,y las especias, entre otros, y una flota marítima muy poderosa pusieron el mundo a los pies de Castilla.
Nanochips: la revolución que viene de EEUU
Navegar por el intestino delgado, curar enfermedades o diseñar un nuevo alimento..., todo ello es posible gracias a la nanotecnología.Esta imparable tendencia a hacer cosas más pequeñas no sólo ahorra espacio, sino mucho dinero. Gracias a la miniaturización, se han puesto al alcance de todos cosas jamás soñadas. Ordenadores que antes ocupaban una habitación entera, hoy están en la mesa de un niño. Teléfonos móviles que sólo podían ser comprados por los millonarios, hoy son de uso cotidiano. Y se quiere llegar más lejos. La revolución tecnológica del siglo XXI está encabezada por Estados Unidos, el país que más investiga y desarrolla productos nanotecnológicos. En sus laboratorios se trata de modificar la estructura de las moléculas para construir materiales ultraligeros, microprocesadores, hortalizas resistentes o, incluso, para diseñar el hombre del siglo XXI.Todo ello va a someter a la economía a unos cambios tan rápidos, que los países que no sean capaces de subirse a este tren acabarán en la cola del desarrollo.