Publicado por Nacho S
Antonio Gasset
Tal vez Antonio Gasset no dijo esas palabras así exactamente, es algo que nunca podré saber a ciencia cierta ya que mi alcoholismo se ha encargado de dinamitar los cimientos de muchas de las estructuras de mi hipocampo. No obstante, lo que sí puedo recordar son un puñadito de películas que me hicieron sentir miserable en cierta manera pero al mismo tiempo terriblemente fascinado. La exactitud y el reflejo de este modo de vida, pasión, problema o patología (según lo quieran ustedes llamar) y cómo afecta al entramado que son las personas y hechos que nos envuelven cada día me dejó bastante tocado, así que no me queda otra que, antes de salir esta noche a tomar unas cañas, hacer una lista de recomendaciones personales sobre este extendido hábito (el de beber en demasía, se entiende) llevado a la gran pantalla.
No me gustaría empezar mi lista sin antes dedicarle unas palabras a esa persona que nos lee distraída y que piensa que este tema no va con ella. Amigo o amiga que me lees ahora indiferente: a pesar de tu vida modélica y de tu ingesta regular de verduras a la plancha, stevia, hamburguesitas de lentejas, insípidas pechugas de pollo del Mercadona y las pertinentes colas light, el alcoholismo puede entrar por tu puerta sin llamar y sin que te percates. Este vicio podrías hacerlo tuyo inconscientemente, como digo, a posteriori de vivencias tan descarnadas como volver de una erasmus, sobrevivir a las semanas después de que te traicionara inesperadamente tu ex al que conociste en el Badoo o incluso al comprobar que tras toda la vida esforzándote por conseguir un trabajo cualificado de lo tuyo después tan sólo te queda tener hijos y una pareja con la que pelearte el resto de tu vida mientras vas marchitándote lentamente con tu horario de ocho a tres.
Pero no quiero ser agorero.
Lo que sí quiero es que te veas las pelis, que son buenas. Te lo digo yo.
Empezamos:
¡Oh el alcohol como lubricante de las relaciones sociales! Qué bello todo eso de sucumbir ante sus efectos y dar rienda suelta a la verborrea y a las sonrisas (y si encima es la verborrea de Jack Lemmon ni te cuento). Qué bonitos aquellos días de vino y rosas, donde todo era juego y la vida se desentramaba para nosotros mostrando todos sus secretos. Pero esos días no pueden ser eternos y cada uno debe afrontarlo a su manera cuando llega la hora. Qué duro es recordar los días de vino y rosas, a pesar de que Jesús Quintero nos diga que la brevedad es parte clave en su encanto y que nos consideremos afortunados por haberlos vivido.
Gozad vuestra juventud y vuestra hermosura, que luego será tarde según dicen.
Volamos a Francia. Tan solo un añito después que “Días de vino y rosas” saldría “El fuego fatuo” de Louis Malle. Maurice Ronet, con la indumentaria propia de Silvio Fernández Melgarejo, sale de una clínica de desintoxicación donde ha pasado los últimos meses para superar su adicción al alcohol. Él no está convencido de su cura ni sabe qué le esperará al volver a París y reunirse con sus allegados, lo que sí sabe es que le atormenta la idea de enfrentarse sobrio a una nueva vida sin ilusión, considerando la juventud ya perdida y sus ideales enterrados.
Banda sonora de Erik Satie.
Nadie como un gran entusiasta de la bebida para encarnar el papel de un tortuoso borracho. Y es que hablar de entusiastas de la bebida en el cine es hablar de Richard Burton. El que fuera marido de Elizabeth Taylor encarna el papel de un pastor protestante expulsado de la iglesia al que le queda poco más que acompañar a mujeres de avanzada edad por sus tours por México. Los sudores del sufrido y enfebrecido Burton nos sumergirán en su estado de ansiedad de una forma tan lograda que hasta le perdonaremos a John Huston las escenas de los chicos mexicanos y la cesión de un minuto del grandioso desenlace a Coca-Cola.
Mención especial a la voluptuosa Ava Gardner, quien se come la pantalla en cada fotograma en el que aparece.
How calmly does the olive branch
Observe the sky begin to blanch
Without a cry, without a prayer
With no betrayal of despair
Some time while light obscures the tree
The zenith of its life will be
Gone past forever
And from thence
A second history will commence
A chronicle no longer gold
A bargaining with mist and mold
And finally the broken stem
The plummeting to earth, and then
And intercourse not well designed
For beings of a golden kind
Whose native green must arch above
The earth’s obscene corrupting love
And still the ripe fruit and the branch
Observe the sky begin to blanch
Without a cry, without a prayer
With no betrayal of despair
Oh courage! Could you not as well
Select a second place to dwell
Not only in that golden tree
But in the frightened heart of me
Antes de ser señalado públicamente como reacio al cambio, nostálgico de la edad de los dioses y destructor de los altares modernos, os pongo una película más cercana a nuestros días en la que incluso aparecen colores diferentes al blanco, al negro y al gris en todas sus tonalidades.
Nicolas Cage, de todos y todas conocido, decide dejarlo todo e irse a Las Vegas a, literalmente, beber hasta morir. En su peculiar meta se cruzará con Elisabeth Shue, quien tendrá que luchar con la idea de ser una espectadora impasible, como le pide Cage, o intentar salvarlo.
Antes de que alguien comente sobre la mediocridad de Nicolas Cage debo decir que el papel de alcohólico lo encarna genialmente, lo que le valió el Oscar a mejor actor.
The Lost Weekend (1945)
La llamada ‘Días sin Huella’ en España, del mítico Billy Wilder, nos presenta a un fracasado escritor cuya voluntad está doblegada completamente por la bebida. Nuestro protagonista, con todo tipo de artimañas y engaños, tratará de mantener su vicio vivo a pesar de su falta de recursos y de las personas que tratarán de alejarlo de la botella.
Una película que nos sumerge profundamente en la angustia de Ray Milland y que se llevó cuatro Oscars incluyendo los de mejor director, película y actor.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure