Mientras me debatía entre retomar las memorias de las prácticas o seguir arrascandome la barriga porque es sábado por la mañana y me lo merezco, me ha venido a la mente una serie de preguntas sobre la conducta humana que deberíamos resolver urgentemente por el bien de todos.
¿Por qué? Porque así la entrada me queda más dramática. Y ya está.
La primera pregunta va dirigida a los chicos. Desde los albores de la humanidad, los hombres os habéis distinguido por meter la pata en lo que a relaciones amorosas se refiere. Vuestra excusa es que nosotras somos muy rebuscadas, vosotros muy simples y que nunca dejamos claro lo que queremos. Ejemplo:
Chica: ¿Qué haces esta tarde?
Chico: Voy a jugar un partido, ¿por qué?
Chica: ¿Y luego?
Chico: Iremos a tomar unas cervezas
Chica: Vale
Ya la habéis cabreado. Si vuestra novia os pregunta por vuestros planes es porque quiere que le hagáis un hueco en vuestra apretada agenda de hacer el payaso con la pelota intentando emular a un partido de fútbol y coceros a cervezas en el bar.
Pero vosotros esto no lo pilláis, os vais tan tranquilos y al día siguiente cuando quedáis con vuestra novia, se presenta con la siguiente cara:
Y encima tenéis los santos cojones de preguntar: ¿Estás enfadada?
¿Por qué sois tan torpes?, ¿por qué?
La siguiente pregunta va para esta gente, hombres o mujeres, que suben con su propio esfuerzo las escaleras mecánicas del metro y van todo el tiempo diciéndole al resto de vagos que prefieren no hacer ningún esfuerzo:
Perdona, ¿me deja pasar?
Vamos a ver, bonito de cara, ¿qué quieres?, ¿hacerte el vital, el deportista, el activo? Pues sube por maldita escalera de toda la vida que suele estar justo al lado y déjanos tranquilos en nuestra vagancia matinal.
Otra de las cuestiones que también me llama la atención son las señoras y su preferencia para sentarse en los transportes públicos. En los transportes públicos suele haber el típico rotulito con unos dibujos que te indican que ciertos asientos están reservados para embarazadas, gente con poca movilidad o persona con chepa y bastón. Nosotros hemos deducido que el último caso se refiere a las personas mayores y que si sus sitios preferentes ya están ocupados, debemos cederle el nuestro. A mi se me plantean varias cuestiones aquí:
- ¿A partir de que edad se considera que una persona es mayor? Porque yo he visto cederle el sitio a una mujer de 50 años y qué quieres que os diga, pero yo no le cedo el sitio a nadie que aún sea joven porque sea más mayor que yo. Y encima te juzgan con la mirada por no levantarte, que en esos momentos me dan ganas de decirle:
Mire, señora, cuando salga de este bus tengo que pasarme 20 minutos andando con el portátil de dos kilos y medio a cuesta, así que perdone que no le ceda al sitio pero prefiero pasarme esta media hora de bus un poco cómoda.
- Y la segunda pregunta es, ¿si es una señora que se monta con bolsas de El Corte Inglés es realmente necesario cederle el sitio? Porque si se puede pasar toda la mañana de compras sin que le duelan las piernas, también puede pasarse un ratillo en el bus de pie, ¿no?
Y luego, mujeres embarazadas del mundo, poneos un cartelito o algo que diga bebé a bordo, porque a veces confundimos a mujeres que están pasaditas de peso con embarazadas y es una situación incómoda hasta para el que conduce el bus.
Para ir finalizando, lanzo una última pregunta a esas personas que practican deporte al aire libre (o en recinto cerrado) y van con esos conjuntos de lycras mega ajustados, que solo te queda bien si vives en los años 80 y eres profesora de una academia de baile; marcando zonas del cuerpo que nadie quiere ver.
¿Por qué?, ¿qué tienen de malo las mallas de algodón que cubren, son cómodas y no provocan ningún trauma?, ¿por qué renunciáis a vuestra dignidad y buen gusto de esa forma?
Y esto es todo lo que se me ocurre, me pongo con las memorias que no todo va a ser filosofía.
¡Feliz fin de semana!