La violenta jornada vivida la noche del pasado domingo en Grecia no pareció del interés de los medios de comunicación, que al día siguiente, se ocuparon mucho más de la jornada futbolística o de la muerte de Whitney que de los sucesos de Atenas. En cambio, Internet convirtió la violenta jornada griega en su principal fuente de información. Y se produjo una gigantesca ola de indignación en las redes, en donde se denunciaba como hipocresía el poco interés periodístico por lo que estaba ocurriendo, retransmitido en directo por el canal árabe Al Jazeera.
Mientras que, en el Parlamento heleno, se debatían las medidas exigidas por la “Troika” europea para acceder a un segundo rescate, Grecia vivió momentos de gran tensión. En las calles atenienses, policías y manifestantes se enfrentaron duramente ante el Parlamento. Se rompieron escaparates, se forzaron tiendas y olía por doquier a quemado y a gas. Hubo 130 detenidos, un centenar de heridos y 150 comercios asaltados y 90 edificios afectados. Numerosos edificios –se contaron hasta 17–, la mayoría de carácter histórico, fueron incendiados. La Policía se vio desbordada por las protestas mientras el Parlamento se plegaba a las exigencias de la UE, con sus recetas de austeridad con unos resultados contradictorios: el paro duplicado, los sueldos han bajado entre un 20% y un 30%, un 13% de las familias ha perdido todos sus ingresos, la economía no ha parado de menguar y los más ricos evaden el dinero del país.
El último plan de ajuste aprobado se convirtió en otra vuelta de tuerca en la misma dirección. El plan de rescate fue aprobado por el voto de 199 miembros de la Cámara, sobre el total de 300. De esta forma, Grecia se adaptaba a las exigencias de la “Troika”. Gran parte de ese dinero irá a pagar las deudas que los gobiernos han contraído. Pero antes, la UE exige la reducción de los salarios más altos en las empresas públicas y su inmediata privatización, una rebaja de entre el 20 y el 25% del salario mínimo (de 751 euros a 600 al mes), y una disminución sustancial de los complementos salariales que superen los 150 euros. Además, el parlamento griego exige un nuevo tijeretazo brutal: despedida de otros 15.000 funcionarios y recorte del 20% de las pensiones para ahorrar 3.330 millones de euros. Dicen que no hay dinero para más, pero el presupuesto militar griego sube este año un 18,2%. Son 7.000 millones, parte de los cuales servirán para pagar otros 243 tanques Leopard y dos nuevos submarinos U31 a Alemania ó 15 helicópteros y seis fragatas a Francia, destinadas a defenderse de los posibles enemigos. Porque los griegos conocen perfectamente el refrán latino: “Si vis pacem, para bellum”. Pero Bruselas desconfía de Atenas y quiere que la clase política convierta las promesas en medidas reales, leyes y reglamentos.