El que diga que la economía y la política no están relacionadas, miente. En estos días de negociaciones, de idas y venidas de ministros, de reuniones del Eurogrupo y de memes en Twitter comentando el intercambio de peinado entre Tsipras y Merkel, hay algo que no deja lugar a dudas. La realidad política depende total y absolutamente de la situación económica.
Si hacemos un viaje al pasado, concretamente a finales de 2011, justo antes de las elecciones generales que auparon al Partido Popular de España al gobierno, el programa electoral que Mariano Rajoy propuso en esas elecciones ha sido incumplido claramente si atendemos algunas de sus propuestas:
- "No se subirán impuestos". Mariano Rajoy dijo en reiteradas ocasiones durante el anterior gobierno de Rodríguez Zapatero que no se subirían impuestos ya que "significaba más paro y más recesión". Pocos días después de su elección como presidente del gobierno se aprobó una histórica subida de impuestos, que afectaba al IRPF e IBI.
- "Se cumplirá con el objetivo de déficit". Meses después se ha visto que ha sido imposible alcanzar los objetivos de déficit planteados en la agenda de la UE, mientras la deuda pública española roza ya el 100% del PIB.
- "Se generará empleo durante la legislatura". No solamente no ha mejorado la situación laboral durante los casi 4 años que Rajoy lleva en el cargo, sino que ha empeorado. Si en diciembre de 2011 había en España 17, 21 millones de cotizantes en la Seguridad Social, en mayo de 2015 ese dato se ha situado en 17, 11 millones de cotizantes. Luego una cifra ligeramente inferior prácticamente una legislatura después.
Pero no solamente en España ocurre esto, la crisis económica ha condicionado el programa político de buena parte de los representantes públicos de media Europa, que en algunos casos han sido políticamente sacrificados. Por ejemplo, en plena actualidad por su negociación con sus acreedores, Grecia es una muestra más de promesas incumplidas. Tsipras, el líder del partido de izquierda radical, Syriza, expuso en su programa electoral una serie de medidas concretas centradas en acabar con la austeridad y liberar a los griegos del yugo de la 'Troika' (ahora llamada, alianza de las instituciones).
- "Subida del salario mínimo". Una promesa que suponía devolver a los griegos el nivel de salario mínimo previo a la crisis de 751 euros brutos mensuales (ligeramente inferior al de España, de 757 euros brutos mensuales). Sin embargo, la necesidad de obtener recursos para pagar a sus acreedores ha dispuesto al gobierno griego a aplazar la recuperación de este salario mínimo como pronto hasta 2016.
- "Realizar una auditoría de la deuda griega". Otra promesa que actualmente no está ni planteada dentro de la agenda de Tsipras. De momento los griegos se comprometen a respetar una por una las obligaciones contraídas con la UE a este respecto.
- "Promesa de no subir impuestos a clases medias y bajas". En lo que respecta al IVA, se mantienen los tres tramos del 6%, 13% y 23%. Sin embargo hay productos y servicios que han visto incrementadas las tasas aplicadas de impuestos indirectos. Por ejemplo, algunos alimentos pasarán a tributar al tipo máximo del 23%, algo que entra en contradicción con lo prometido por Tsipras en su programa.
Como podemos ver la situación económica condiciona totalmente el panorama político. España y Grecia son dos buenos ejemplos de ello, aunque no son en absoluto la excepción. En Europa algunos partidos políticos, como el del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, han obtenido representación en el Parlamento Europeo. Otros, por el contrario, abandonan el poder como consecuencia de medidas impopulares que ajustadas al contexto económico, son 'impuestas' desde ámbitos supranacionales (UE, FMI) para contrarrestar los efectos negativos de un desbarajuste fiscal.
En resumen, difícil labor la de nuestros representantes políticos. Esto de lidiar con problemas económicos distorsiona los planes originales que les permitió obtener la victoria en las elecciones. De cara a los próximos comicios más vale que los programas integren un paquete de medidas como plan 'B', si por alguna razón las propuestas del plan 'A' acaban por no ser aplicable. De esta forma, al menos, estarían siendo un poco más benévolos con su electorado, cansado un poco ya de tantas promesas incumplidas.
The following two tabs change content below.