"Hace algunos años, poco antes de que nos separásemos, una noche del verano más caluroso que yo pueda recordar, mi mujer y yo estábamos sentados en el porche de nuestra casa cuando un hombre envuelto en llamas penetró en el jardín, pasó ante nuestros ojos asombrados moviendo los brazos como si estuviera dirigiendo una orquesta invisible y se arrojó a la pequeña piscina que, en ratos perdidos, yo había ido construyendo para mis hijos con las mismas manos con que ahora escribo estas páginas."
De todos los libros de Ricardo Menéndez Salmón, entre todos los relatos que ha escrito, me quedo con uno por encima de todos. No es "La vida en llamas", el primero de esta recopilación de nueve que arranca de manera muy llamativa, como podéis leer arriba. Tampoco es "Gritar", que da nombre a la recopilación (y que por algo le dará nombre). No, se trata de "El terror". Es uno de esos relatos a los que llegas a la última línea con algo de desasosiego entre tus vísceras. Que te hace releerlo en busca de consuelo y que te hace pensar en él durante un rato más. De los que te hacen parar, no sé si os ha ocurrido.Y no sé tampoco si, al leerlo, os parezca que no hay motivos para lo que digo. Pero a veces pasa. Y es maravilloso cuando pasa.