Gritos argentinos por Europa

Como sucede cada fin de semana, se intensifica el ritmo goleador de los jugadores argentinos en el viejo continente:

• Maxi López: ya no puede seguir siendo considerado una especie de futbolista caricatura. Dejó de ser el sobrevalorado delantero catalogado como goleador que no hacía goles en River y que fue adquirido por el Barcelona, donde tampoco pudo mojar como se esperaba. El Drogba Blanco -ese mote no se le puede revocar jamás- fue quien decidió, con su dopieta, el derby siciliano a favor de Catania, frente al Palermo, de Pastore. Ya lleva 4 en 10 partidos en la Serie A y se acopló interesantemente a la sociedad con Mascara y Malaca Martínez. Gremio sigue intenado hacer pesar su reclamo en la FIFA por la salida del blondo, a quien quería retener entre sus filas.
• Tevez: again. El Manchester City armó una goleada 6-1 contra el frágil Burnley y Carlitos no podía ausentarse entre los goles. Festejó en una oportunidad y también cedió otros dos con sus pases. Llegó a los 19 en la Premier League y se metió entre los primeros cuatro artilleros de la Premier League, a 7 de Rooney.
• Messi: no se cansa de seguir rompiendo de redes. Y si el Barcelona goleó 4-1 al Athletic de Bilbao, tenía que haber un grito de La Pulga, que llegó a los 26 y sigue como Pichichi, a tres de Higuaín. Fabricó dos pases certeros para gestar 2 de los 4 goles blaugranas.
• Licha López: salvo una epidemia de lesiones, Licha no entrará en los planes de Maradona para el Mundial. Pero el ex Racing no se desinfla y sigue derecho con la red, justificando el hecho de haber sido la inversión más cara del equipo de Gerland. Puso el tanto para ganarle 2-1 al Rennes y disparar al Lyon a la cima de la Ligue 1. Con 12, está a 3 del máximo anotador, Niang.
• Cavenaghi: no es su temporada.  Hace rato que está demasiado relevado por Chamakh y su gol en la caída del Burdeos 2-1 contra Nancy fue recién el segundo en toda la campaña. Le queda esperar que el punta de origen marroquí se vaya al Arsenal después del Mundial y ser elegido nuevamente como el delantero titular. O cambiar de aires.