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Grombowicz, Cots Jelensky y Pawel Rouba

Publicado el 11 febrero 2016 por Joan
  Grombowicz, Cots Jelensky y Pawel RoubaPawel RoubaGrombowicz, Cots Jelensky y Pawel RoubaGrombowicz, Cots Jelensky y Pawel Rouba

Cots Jelensky y  Witold GombrowiczTodos son polacos y grandes personas.Leer a Grombowicz es imprescindible para entenderse, conocer a Cots para desprenderse de la vanidad y Pawel para reconocerse. Después de leer el libro de Ferran Toutain, "Imitació de l'Home" que puede resumirse en el siguiente texto:    Tot el que constitueix la personalitat d un home prové de la imitació dels altres homes. Tot potser no, però sí la part més substancial: les seves conviccions, els seus anhels, els seus gestos. La personalitat pot ser calcada amb tots els atributs, fins als més petits detalls, es pot transferir d un home a un altre sense v ariacions apreciables, i també es pot crear a partir de models diferents, però no pot ser mai original. Per dir-ho amb paraules de Gombrowicz, l'autenticitat està fora de l abast humà. pensé que seria para siempre uno de mis autores preferidos y más por su amistad con otro amigo mio, Cots y también por mi relación con Pawel. Witold, después de abandonar Buenos Aires, llegó a Barcelona, pasó a Niza y de ahí a París. Vio a Jerzy Giedroyc que frecuentaba Constantin Jelensky muerto en 1987 y que a su vez era también amigo de Gombrowicz. Jerzy, era el legendario director de Kultura, la revista de emigrados polacos donde aparecieron los primeros textos de W. G. en su regreso a Europa y otros de Jelensky. Llegaban noticias a Barcelona gracias a Ferrater, escribe Nérstor Tirri los siguiente.  ... unos años más tarde, el poeta catalán y editor Gabriel Ferrater la tradujo al castellano y la novela se publicó en Barcelona, pero España vivía bajo el franquismo, y el miedo que el título original podía provocar en los funcionarios del régimen lo hacía irreproducible. La editorial Seix Barral, limitada por la censura, optó por lo que sonaba más atractivo: La seducción. 
Como vemos Cots Jelensky quedó en el anonimato para la mayoría del público de la época. Su declarada afición al arte, su amor a Leonor y a sus amigos le permitieron disfrutar de su tiempo sin necesidad de ser conocido, limitando su relación a sus amigos. Lepri, Martinez, Leonor, Dedieu, etc.. Sus escritos publicados en muy pocas editoriales, son de obligada lectura. En otra ocasión hablaré de él y de Leonor.Y volvemos ahora al último de mis estimado polacos, Pawel Rouba.También espadachín y educado con la rigidez Polaco llegó a Barcelona para hacerse cargo de la sección de mímica del Institut del teatre, donde lo conocí. Sus años en Barcelona, hasta su muerte, le hicieron merecedor de una mejor suerte aunque bien es sabido por todos que fué un artista único e irrepetible. Ver el video de Lluís Graells que realizó en su honor para conocerlo: 

Joan Illa

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