Revista Opinión

Groucho Marx se reencarna en Dolores de Cospedal

Publicado el 01 marzo 2013 por Lulesi

Los griegos antiguos, en su afán de ponerle límites a todo,  se inventaron una deidad específica para castigar los excesos.

Cualquier “mal actuar” en la comida, la bebida, el sexo o el mal gusto era, en su peculiar religiosidad, castigado por las “furias erinias” o “Euménides”.

Groucho Marx, digo Dolores de Cospedal, se inventaron días pasados este discurso:

“La indemnización que se pactó fue en diferido y como fue una indemnización en diferido, en forma efectivamente de simulación…, de simulación o de lo que hubiera sido en partes de una… de lo que antes era una retribución, tenia que tener la retención a la Seguridad Social, es que si no hubiera sido…, ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la Seguridad Social ¿verdad? Pues aquí se quiso hacer como hay que hacerlo, es decir con la retención a la Seguridad Social”.

Inmediatamente, las “furias erinias” bajaron del Olimpo y se llevaron a la tal Dolores al Hades y le dieron siete vueltas a las llaves de todos los candados.

Somos tan acreedores de inteligencia política que las furias nos castigan también a todos con personajes como Floriano, –y sus gestos de manos, ahora adentro y ahora afuera- González Pons y sus desastrosas previsiones en cualquier materia o la ministra Mato intentando pronunciar –sin conseguirlo- la palabra “terapéutica”.

Y ahora viene la secretaria general del PP a darnos esta lección magistral de endeblez mental, de cantinflismo y desgraciada hermenéutica.

No sólo es que los personajes que nos gobiernan sean un desastre político, social o económico, es que además son una nulidad conceptual y culturalmente.

El enfoque directo a la mentira que tiene el discursito de la Cospedal la desnuda de toda posible credibilidad y hace una inversión en vacío.

A partir de aquí se comprenden  que estén todo el día hablando de “regeneración”. Están y son tan degenerados que este voraz anticuerpo les domina. Groucho Marx, redivivo, no lo habría hecho mejor.  “No pertenezco a ningún club, porque ninguno me admitiría como socio”. ¿Por qué habrá partidos que admitan a esta señora, o su simulación, como socias  y secretarias generales?

 


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