Las cosas que robamos en los hoteles ya están incluidas en la cuenta, aunque no de manera explícita. Disponemos de pequeños sets de costura, maquinillas de afeitar de único uso, esponjas que abrillantan zapatos… y botes en miniatura de champú (o shampoo). Gruff Rhys, frontman de Super Furry Animals se dedica a los productos capilares y compone Hotel Shampoo, donde toma la estela que dejó en Candylion (2007). Así que se dijo a sí mismo “es hora de comprarse un traje y realizar un disco de baladas para piano”.
Hotel Shampoo es un trabajo donde cada una de sus partes busca el equilibrio entre la afición de Rhys por el chiste privado, el humor elevado a lirismo, el sentimiento sincero y la grandeza pop. El tema que abre fuego Shark Ridden Waters es una delicatesen sonora que bien podría fuencionar como soundtrack de película de espías de serie B. El toque Bacharach la hace más grande si cabe y, cuando te das cuenta, estás atrapado en una intriga internacional.
Sensations in the Dark se mueve convulsa entre trompetas mariachis y teclados analógicos. Conversation Conversation y Sophie Softly esconden una peligrosa sobredosis de azúcar que queda aniquilada por el concepto “usar y tirar”. Frivolidad, de eso ya nos habló hace tiempo Neil Hannon. Otro tema excepcional es Christopher Colombus, que se mueve sobre un ritmo arrollador y deja –incluso- tiempo para un solo de saxo; y Vitamin K está empapada de angustia melancólica.
El señor Rhys ha creado un álbum donde la orfebrería pop llega en dosis que cabalgan melodías casi perfectas. Textura y emoción. Pop con mayúsculas. Hotel Shampoo se mueve con destreza entre el swing nostálgico y la añoranza para caminar sobre el alambre de la samba y la psicodelia de la mano de un crooner no convencional.
Mientras esperas en el vestíbulo del hotel, puedes encontrarlo en Amazon.
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