En el marco de un reto que me he propuesto a mí misma este 2015, #UnMesUnViaje, durante el mes de febrero desembarqué en Trujillo y Cáceres. En los post a los que remito, está toda la información necesaria sobre qué ver y hacer en estos dos puntos, referencias en el turismo de la provincia. Como casi siempre es difícil cuadrar una fecha y más si el objetivo es viajar intensamente durante todo el año, en principio planeé el viaje sola, aunque en el segundo destino finalmente se unió compañía. Hoy os contaré los datos prácticos de esta visita: cómo llegar, moverse, donde dormir o comer y beber.
Cómo llegar
Ya que pude salir el jueves y trabajar en el hotel de Trujillo, decidí visitar dos ciudades. Para esta primera parada viajé en Blablacar, en un viaje entretenido y agradable de unas tres horas desde Madrid. Para llegar a Cáceres, me trasladé en autobús ya que no había nadie dispuesto en la plataforma para ir en coche. El billete lo saqué por Internet en AvanzaBus y el viaje, fue de menos de una hora. Volví en coche propio.
Los trayectos desde la capital son asequibles y al ser destinos baratos, se puede hacer una escapada súper maja e interesante por poco dinero.
Cómo moverse
Trujillo es una ciudad pequeña y perfectamente abarcable a pie. Así que no habrá problema para moverse en ella. De hecho, al final, casi se acaba quedando pequeña (me di un paseo andando hasta el límite y fue bastante soso, la verdad).
En cuanto a Cáceres, para ir de la estación de autobús al centro, lo mejor es coger un taxi, ya que está algo alejada, y luego moverse a pie haciendo noche en un hotel céntrico. En nuestro caso fue tan céntrico que estaba en la misma Plaza Mayor, por lo que hicimos todo a pide de una forma muy cómoda.
Dónde dormir
Como siempre, mi objetivo al elegir alojamiento fue que el alojamiento fuera barato, pero finalmente hice una excepción con Cáceres porque era un día especial y gasté un poco más en el alojamiento. En Trujillo, como en otras ocasiones, mi principal deseo era pasar la noche en un hostal sin demasiadas comodidades, pero Wi-Fi (ya que iba a trabajar allí) y a buen precio. Por 27 euros, el Hotel Hueso fue un alojamiento acogedor y completo para mis aspiraciones, que además de muy cerca de la zona turística, tenía un bar/restaurante donde poder desayunar sin estar preparado para salir a la calle (otro plus si trabajas allí). Recomendable para esta finalidad.
En Cáceres, nos alojamos en el hotel Casa Don Fernando, ya que era de los pocos donde aún quedaba habitación (pues era el día de San Valentín). Es un alojamiento de 3 estrellas, con habitaciones con vistas a la Plaza Mayor de Cáceres y encantador. Perfectamente equipado y súper limpio, fue una estancia de primera. Como pocas. Muy recomendable también. Costó 120 euros la noche con desayuno incluido, que fue como el resto de la estancia, muy bueno.
Dónde comer y beber
La provincia de Cáceres y esta escapada en concreto son, además de geniales visitas culturales e históricas, destinos muy interesantes desde el punto de vista culinario. La cocina extremeña, con platos típicos como Las Migas Extremeñas o la Torta del Casar, es una delicia para aquellos a los que digamos les gusta comer. Comer en condiciones.
En Trujillo, hay un bar/restaurante muy popular y que mucha gente reconoce en el lugar por encima de muchos de sus monumentos: se trata de La Troya, un establecimiento situado en su Plaza Mayor, conocido fundamentalmente por poner mucha comida –y antes, al menos, también por su calidad-. El menú de la noche incluye además de un primero y segundo, media tortilla si eres un solo comensal y una ensalada grande, todo por 15 euros. Si repites bebida, también está incluido, todo; postre también. Entre la cantidad de comida, que no éramos muchos y el camarero entablaba conversación con nosotros y que la parte del restaurante estaba decorada cuidadosamente dentro de su estilo tradicional, la experiencia me encantó. Bastante recomendable.
*Nota: Mientras escribo este post, mi madre lee en Tripadvisor muchas críticas negativas tanto en el trato como en la calidad de la comida. Parece que años atrás era mucho mejor. Todo hay que decir que no tengo el paladar más exquisito del mundo, pero a mí me gustó.
En Cáceres, hay muchos restaurantes en las zonas aledañas a la Plaza Mayor. Ninguno de los que visitamos destacó especialmente, pero en todos la comida y bebida estaba más que aceptable.