Bienvenidos a la segunda parte de esta guía para viajar con bebés y niños pequeños. Como dijimos en la primera parte, cada familia es diferente y, sobre todo, cada bebé y cada expectativa personal de los padres sobre cada viaje es distinta.
Por eso, en esta serie de guías que armamos quisimos recolectar información, ideas y consejos para que viajar con los más pequeños sea una cataratas de buenos recuerdos para todos. No somos padres expertos en nada, solo intentamos compartir nuestra experiencia. No quiere decir que lo que digan estas guías es lo único que se puede hacer. Simplemente es la recopilación de nuestras vivencias. Durante los primeros dos años de vida de Tahiel realizamos varios viajes cortos por el país y países vecinos (en auto y barco), y un viaje largo de siete meses por Europa, con mochilas.
Algunas cuestiones podrán ser obvias para algunos, pero no para todos. Esperamos que les sea de utilidad!
Nosotros vamos a ir a lo práctico. Tahiel les cuenta sus aventuras y vivencias en La Columna de Tahiel. ¡No dejen de leerla!
ALIMENTACIÓN
Con respecto a la alimentación del bebé tenemos que hacer una diferencia por edades y costumbres.
Tengan en cuenta que los bebés o niños pequeños siguen siendo los mismos aunque estemos de viaje, entonces no deberíamos cambiarle (dentro de lo posible) su alimentación ni su rutina con respecto a la comida.
Tengan en cuenta que, según lo que coma cada uno, vamos a tener que organizar el día de paseo de acuerdo a los horarios de comida del bebé/niño pequeño. Sobre todo si tienen algún “problema” con la comida. No se asusten que después cambia. Son las primeras etapas de esta difícil tarea de ser papás.
Tengan en cuenta que la alimentación de los más pequeños requiere tiempo y logística previa. Y que después debemos tomarnos el tiempo necesario para que coman tranquilos (dentro de lo posible).
Tengan en cuenta, también, que en casi todos los países del mundo se venden los mismos productos para los bebés. En las cadenas de supermercado es posible encontrar góndolas con los mismos tipos de yogures, purés de fruta, sopas, cereales y preparados como los que podemos comprar en los comercios de nuestro barrio. A lo sumo no vamos a entender lo que dicen las etiquetas, pero son fácilmente reconocibles por los dibujos y tipografías.
En algunos casos, como nos pasó en Portugal, deberemos recurrir a la imaginación o a las personas locales para saber algunas cosas, por ejemplo, cuál es la leche entera. En Portugal es la leche “gorda”. (Y no siempre “lo verde” es lo descremado, por eso no nos servía como guía para saber cuál era la leche entera).
Aunque, claro está, que de acuerdo con el destino podremos darle otras cosas.
– Si tu bebé toma pecho (leche materna) no vas a tener mayores problemas con la alimentación, porque vos sos el envase (como me dijo mi médico alguna vez). Si a la leche materna le sumas algún yogurt o fruta o puré, lo vas a poder hacer y conseguir sin problemas. Te recomendamos llevar (si el tipo de viaje te lo permite) esos recipientes para comida de bebé. Muchos son térmicos (esto te será útil si tu bebé siempre come tibio/caliente). De esta manera, podes salir a pasear con la comida siempre a cuestas.
– Si tu bebé toma leche maternizada (en polvo) también la vas a poder comprar en casi todos los lugares. El tema es que posiblemente no encuentres la misma marca (o sí, depende el destino). Si sí o sí querés usar la misma leche y el viaje no es largo, podes llevar las latas/cajas en tu equipaje (siempre que no te resulte incómodo). Durante los primeros meses de viaje por Europa Tahiel siguió tomando leche maternizada, pero nos resultaba algo costosa y muy incómoda de llevar. Sobre todo cuando nos empezamos a mover de lugar cada cuatro o cinco días. En ese momento empezamos a darle leche común o deslactosada. Lo bueno de los supermercados en muchos países de Europa es que venden leche deslactosada (entera y descremada) en saches de litro, como si fuera leche común (y al mismo precio). Eso nos facilitó mucho las cosas.
– Si toma leche maternizada en polvo les recomendamos llevar la medida de polvo ya listo en la mamadera (o en unos recipientes pequeños separados) para solo tener que agregarle el agua (tengan en cuenta que si hacen esto deberán agregarle una medida más de agua de lo que toman. Si toman 70 mm, deberán poner 80 de agua porque ya tienen “el peso” del polvo en la mamadera). Siempre con agua mineral, que también la pueden llevar o la pueden comprar en el momento en cualquier lado. Aunque siempre recomendamos llevar agua por las duda.
Preparando la mamadera en la peatonal de Mar del Plata con un amigo. En ese momento teníamos la lata entera y llevábamos el agua lista en la mamadera.
– Cuando les agarra esos ataques de hambre (ya de un poco más grandes) es bueno tener a mano alguna de las siguientes cosas:
- Una fruta (mejor banana porque la pueden comer solos, no mancha y no necesitamos cortarla).
- Alguna fruta seca como pasas de uva. Tahiel se hizo fanático de las pasas de uva y fue una buena opción para entretenerlo mientras iba en el carrito y para darle “tipo postre”. En la cadena Hema (que está en Holanda y en algunas otras ciudades como Madrid) venden unas cajitas de colores (con unos personajes holandesa) que tienen pasas de uva, pasas de uva recubiertas con yogurt y bolitas de arroz con sabor, entre otras cosas. A nosotros esas cajitas nos salvaron muchas veces. No es necesario comprar esas cajitas. ¡Las pueden armar ustedes! Los chicos piensan que es como un juego, como un premio y, de paso, comen algo un poco más sano que un dulce. Simplemente con una cartulina de color arman una cajita sencilla. Pueden armar una sola y la van llenando para cada oportunidad.
- Alguna galletita que les guste. Nosotros en cada país íbamos probando cuál era la que le gustaba, porque no siempre le gustaba la misma. Llega una edad en la que por más “bebés” que sean eligen las galletitas. Una vez que encontrábamos la que le gustaba, siempre teníamos un paquete a mano.
- Igualmente, recuerden que en casi todos los destinos es muy fácil encontrar un supermercado o almacén que vendan un yogurt, una fruta o una galletita, pero siempre es mejor tenerlo “just in time”. No tanto por ellos, sino por nosotros…
Siempre hay un rincón con sombra para darle un yogurt.
– Cuando ya son más grandes y comen “comida”, lo fácil o difícil que sea el tema de la alimentación dependerá de cada bebé/niño. Algunos se adaptarán a todo y a otros les costará mucho más. Nosotros nos relajamos bastante con ese tema porque Tahiel se adaptó a casi todo. Tratábamos de comer más sano cuando podíamos cocinar, pero cuando teníamos que comer en la calle, por ejemplo, un kebab, lo hacíamos (como ven en la foto). Si tienen la posibilidad de comer en un restaurante durante la duración del viaje les recomendamos que los hagan comer variado y, como dice mi mamá, rico, es decir, con sabor.
– Identifiquen la comida que los haga “zafar”. Todos los chicos tienen, por etapas, alguna comida preferida o que seguro van a comer. En el caso de Tahiel era el pollo. Entonces, algunas veces, por ejemplo cuando nos íbamos a alguna excursión todo el día donde no estaba incluida la comida o cuando teníamos un largo viaje en tren, recurríamos al pollo cortado en pedacitos y frío.
Otra cosa que a Tahiel le gustaba mucho era el queso, así que muchas veces teníamos algún pedazo de queso (de los que no requieren heladera) o le comprábamos las fetas en algún supermercado al paso.
Si viajamos en auto sabemos que, posiblemente, podamos parar en algún puesto al costado de la ruta o llevar una “heladerita”, pero si no estamos seguros de que lo que venden en ese lugar le va a gustar a nuestros hijos es mejor estar preparado. Ya sea con su comida “preferida” o con alguna de las cosas que mencionamos antes (frutas secas, galletitas, etcétera).
En esta foto estamos en una estación de tren y llevamos el pollo listo para preparar el sándwich. El pan y la mayonesa en tubo la compramos en la estación. Pero se puede comer el pollo solo, como hizo Tahiel.
Una buena idea. Pueden acostumbrar a su bebé a tomar/comer a temperatura ambiente (o hasta fría). De esta manera se evitarán el problema de tener que conseguir dónde calentar la mamadera (biberón) o la comida. A nosotros nos vino muy bien a pesar de que nos han dicho que no era buena idea…Si el bebé/niño pequeño tiene algún problema de salud relacionado con la alimentación, como ser celíaco o alérgico a un determinado producto, tengan en cuenta que en la mayoría de los destinos podrán conseguir comida para ellos, pero igualmente, es buena idea llevar algunos alimentos especiales y básicos para ellos por si no siempre es posible conseguirlo. Por ejemplo, en el caso de la celiaquía pueden llevar los preparados tipo nestúm aptos para celíacos (si son bebés) o galletitas o masa para preparar pan. Los peores momentos, en este caso, son los desayunos y meriendas. Igualmente, en la actualidad, con internet, es posible contactarse con las asociaciones de celíacos de cada país al que vayamos a visitar y averiguar qué venden y dónde se puede conseguir.
ALOJAMIENTO
Al igual que con la alimentación, muchas cuestiones relacionadas con el alojamiento dependen de los bebés y de los propios padres.
Hostel u Hoteles
La ventaja de un hostel sobre un hotel es que en el primero tenemos la posibilidad de cocinar y de guardar nuestros productos en la heladera. Si bien muchos hoteles tienen heladera en la habitación, no siempre está permitido utilizarla para dejar yogures, leche o fruta. No todos los hostels actuales son como fueron en un inicio. Algunos están pensados para parejas o familias, tienen habitaciones privadas y están en perfectas condiciones. Mantienen del hostel los espacios comunes y la cocina.
Tanto los hoteles como los hostels que aceptan niños tienen cunas para que ellos duerman.
Si viajan en auto pueden llevar su practicuna o algún tipo de cuna para viajes para que el niño sienta que duerme siempre en el mismo lugar.
Antes de ir a un hotel o hostel pregunten si aceptan chicos y asegúrense de que les pueden dar una cuna si ustedes no tienen. Algunos hoteles tienen espacios de juego para los más peques. Eso es ideal.
Una buena idea de vacaciones para solo descansar es ir a un hotel all inclusive o uno que tenga media pensión, con pileta y juegos para chicos. Yo no veía lo positivo de estos lugares hasta que lo tuve a Tahiel. Tuvimos la posibilidad de estar en un hotel familiar en Cervia, Italia, de estas características y Tahiel (y nosotros) lo disfrutamos mucho. Sobre todo por esa “mini rutina” que logramos establecer por esos días y que nos vino muy bien.
Acá está en una practicuna en un hotel que nos invitaron a conocer en Carmelo, Uruguay.
Acá está en una practicuna en un hostel en Nazaré, Portugal.
Y acá en una practicuna en un hostel en Córdoba (Rivera Hostel Córdoba), Argentina.
Cabañas o departamentos
En los últimos años se puso muy de moda el alquiler de departamentos amueblados. Es una buena alternativa a los hostels porque tendremos la cocina equipada y el lugar para nosotros solos. Será como estar en casa, pero en otro lugar.
En el caso de las cabañas es lo mismo, pero se le agrega el beneficio de que suelen contar con jardines y espacio suficiente para que los chicos jueguen al aire libre.
Camping
Nosotros todavía no hicimos camping con Tahiel, pero está en la lista para este o el próximo año. Creemos que es una gran experiencia para los chicos. Pero creemos que lo mejor es hacerlo a partir de los dos o tres años. No porque antes no se pueda, sino porque a partir de esa edad lo entienden y lo disfrutan más. Por ejemplo, Tahiel ahora ya mira la luna y las estrellas, las nombra y cuando no se ve dice: “No ve la luna”. Por eso imaginamos que el día que esté tirado en el pasto al lado de la carpa observando el cielo será maravilloso.
Si lo hacemos antes de esa edad será una hermosa experiencia igual. Una buena idea en este caso es llevar un colchón inflable para que los bebés puedan dormir más cómodos. También se pueden llevar unas cunas inflables.
Couchsurfing o casa de amigos
Dormir en la casa de otra persona o familia es una hermosa experiencia porque se pueden compartir muchas cosas interesantes, sobre todo si estamos en otro país y es una familia local. Pero al mismo tiempo, y dependiendo de cómo sea el bebé/niño, puede ser una situación muy agotadora. Como contamos en otros post, fue de los momentos más estresantes del viaje de siete meses por Europa.
Si en la casa en donde se van a alojar hay niños o lo hubo en algún momento y quedaron sus huellas (juguetes, bañadera, plato de plástico, etcétera), posiblemente no habrá problemas. Si en esa casa nunca recibieron a un bebé ni saben cómo es convivir con uno, lo ideal es no ir. Pero claro que, en general, es muy difícil encontrar lo anterior, por eso, si vamos a una casa que no está preparada para bebés es mejor hacerlo por poco tiempo. Dos o tres noches, como mucho, es el límite para que no quieran echarte. Claro que siempre, como decimos, depende del bebé. Si es un bebé tranquilo posiblemente no tengan ningún problema, pero a nosotros con Tahiel no nos resultó porque él no se queda quieto y está en la edad en que toca absolutamente todo lo que encuentra a su paso (y si no lo ve, lo busca). Por eso, a nosotros también nos agota estar en estas casas porque no podés sacarle el ojo de encima ni un segundo. En cambio, en las otras casas, que están más acostumbrados o que tienen un jardín o que tienen cosas para bebés, él está más tranquilo y ocupado con esas cosas y nosotros podemos relajarnos un poco más.
– llevar cinta de pintor o alguna similar para tapar los enchufes de la habitación del hotel o de la casa donde se alojen. Claro, si es que sus bebés están en la etapa en que pareciera que lo único que ven son los enchufes.
– llevar una nylon chico, que bien doblado no ocupa casi nada de espacio, para poner entre el colchón y la sábana. Claro, si es que sus bebés suelen llenar tanto los pañales de noche que explotan. Esto es buena idea sobre todo cuando vamos a casas de familias.
Si no consiguen cuna, pueden dormir todos en la cama grande. El único problema acá no es el colecho (que por cierto es muy lindo y un poco no le viene mal a nadie), sino que el bebé se caiga de la cama. Cuando son muy bebés no hay problema porque ni siquiera giran. En este caso el problema puede ser que los papás lo “aplastemos” sin darnos cuenta, pero las camas de los hoteles a veces son lo suficientemente grandes para que eso no pase. Igualmente, estará en cada papá y mamá tomar la decisión sobre eso.
Ahora bien, cuando el bebé sí se mueve (o se mueve mucho como Tahiel), el hecho de caerse de la cama grande sin que nos demos cuenta no es algo tan extraño. No solo eso. Si además camina, puede hasta salir de la habitación sin que nos demos cuenta.
Para solucionar el primer punto, nosotros le armábamos a Tahiel una cama improvisada en el piso, al lado de nuestra cama y, si era posible, contra la pared. La armábamos con otras colchas y sábanas en caso de no tener colchón pequeño. Él dormía lo más bien. Y nosotros estábamos más tranquilos.
Para solucionar el segundo punto, siempre dormíamos con la puerta cerrada, aunque sea la casa de una familia amiga.
Acá estaba durmiendo sobre una cama improvisada con colchas en el suelo, en la casa de unos amigos en Bruselas.
Acá estaba durmiendo en un colchón en el suelo de la casa de nuestro couch, en Madrid, pero a pesar de tener colchón terminaba en el suelo.
Se mueve tanto que acá terminó en la biblioteca de la nena que le prestó su cuarto, en Oporto, Portugal.
Como verán, Tahiel no tiene ningún problema para dormir…. lo hace de cualquier manera, en cualquier lado y en cualquier posición.
Viajar con bebés/niños pequeños implica:
- Tener paciencia. Mucha paciencia. (Digamos que un poco más que en casa).
- Entender que tenemos que cambiar el chip. Ya no somos uno o dos, somos tres o más. Ya no vamos a contar con el tiempo (y la libertad) que teníamos antes.
- Que todo lleva más tiempo del que pensaste. No hay prisa. Lo que antes se hacía en un día, ahora es en dos. Lo que se hacía en dos horas, ahora en cuatro. No quieras hacer más de lo que se puede.
- Que, inevitablemente, los planes cambiarán. (Si ya suelen cambiar cuando viajas sin chicos, con ellos, cambian más).
- Adaptarse y respetar los tiempos y gustos de los chicos, tanto en el sueño y la comida, como en los JUEGOS. (Cuando sean más grandes habrá tiempo para negociar, se engancharán más con el destino, propondrán actividades, etcétera).
- Saber que son vacaciones. Relajate. No te enojes si las cosas no salen como las pensaste.
- Aprender todos los días a disfrutar de otras cosas. El tiempo de las vacaciones es ideal para disfrutar en familia de actividades que durante el año no podemos hacer. No lo desperdiciemos en cosas sin sentido.
- Siempre recordar el primer punto. ¡Buen viaje!
No dejen de darle una mirada a las otras guías:
Guía para viajar con bebés y niños pequeños I: documentación y transporte.
Guía para viajar con bebés y niños pequeños III: salud, higiene y entretenimiento.
Guía para viajar con bebés y niños pequeños IV: equipaje.
¡¡Viajar con bebés o niños pequeños es AGOTADOR, pero no viajar con ellos TAMBIÉN!! Tener un bebé es agotador. Así que no dejen de hacerlo porque ahora son tres (o más).
¿Te gustó el post? Te invitamos a compartirlo y a sumarte con un Me Gusta en la página de facebook de Magia en el Camino. También te esperamos en twitter acá y en Instagram acá. Gracias!
¿Ya conocés nuestro libro de viajes? Se llama “Magia es Viajar” y cuenta nuestras vivencias por Asia, África, América y Europa.
Es una producción independiente y con tu compra nos ayudás a seguir con todo lo que implica Magia en el Camino. Para sumarte hacé click aquí.