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Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

Publicado el 06 agosto 2013 por Srabsenta @srabsenta

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

Portada de la edición que compré, de 1946

Uno de los placeres de las vacaciones es que puedo dedicar algo más de tiempo a la lectura. Justo en mi primera semana he acabado “Historia y leyenda del barrio Chino” (Paco Villar) y empezado “Victus (Albert Sánchez Piñol), que me tiene bien enganchada. A ratos también voy leyendo un librito titulado “Guía satírica de Barcelona (1854)” que compré hace unos días en la librería Canuda, donde a veces descubro pequeñas joyas como esta. Lástima que en nada eso ya no lo podré hacer. Digo lo de meterme en la Canuda y hurgar en sus tripas hasta dar con las rarezas más insospechadas sobre la historia de mi ciudad. Otro comerciohistórico que perdemos a cambio de un “MANGO” más.
Pero a lo que iba. Una tarde, mirando entre las pilas de libros encontré esta “Guía satírica de Barcelona (1854).- Bromazo Topográfico-Urbano-Típico-Burlesco” incluida en la serie Monografías históricas de Barcelona”, todas ellas publicadas por Ediciones Librería Millà, en 1946. Editorial que se ubicaba en la calle Sant Pau, 21.

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

El libro que cayó en mis manos es una reedición del que en su día escribió Manuel Angelón e ilustraron Moliné y Ferran. Libro que fue impreso en la calle Escudellers, 40, en la Imprenta de Ramírez.
Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

La llamada “Guía satírica” es una crónica de la Barcelona de 1854 y, con su lectura, he descubierto cantidad de cosas que desconocía sobre mi ciudad, como que la fuente de la Plaza Medinacelli tiene unos surtidores que, recién inaugurada, se tuvieron que inutilizar debido a su mal diseño inicial que dejaba perdidos a los transeúntes, como luego verán. Pero ahora el problema está solventado y el Dios Tritón arroja agua a borbotones sin mojar a nadie.

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

La semana pasada pude comprobar que ahora los surtidores funcionan a la perfección sin mojar a nadie


Su autor, Manuel Angelón llegó a Barcelona procedente de Lleida para estudiar la carrera de Derecho pero además de ser abogado acabó ejerciendo un montón de oficios más: periodista en el diario “El Áncora”,director de “La ilustración artística”y del semanario satírico “La Flaca”, novelista y autor de teatro fueron algunas de sus ocupaciones, por decir tan sólo unas pocas. Pero no me extenderé en su biografía ya que lo que más me interesa es lo que cuenta en este libro que he querido compartir en el blog. Por eso, a lo largo de este mes de agosto iré subiendo los capítulos que más me hayan gustado, siendo el primero de ellos el dedicado a la Plazas de la ciudad.
“PLAZAS
La de Palacio tendría muy poco que objetar, si el ala que hace frente a las puertas del mar no desdijera en grado sumo de las tres restantes. Sus casas son feas, viejas, negras y raquíticas. El todo pudiéramos compararlo a un hombre vestido a la última moda y que se hubiera puesto un chaleco usado, remendado y sucio de su abuelo.
La del Duque de Medinaceli es muy lindita. Tiene su jardinito con sus figuritas y un monumentito con unos tritonitos que es fama arrojaron agua en otro tiempo. Ahora no la arrojan porque la experiencia enseñó que la tal agua ponía como nuevos a los transeúntes, cosa que no se echó de ver sino después de concluida la obra. Atiéndase a que para llevarla a cabo se verificó un público certamen de proyectos, y el favorecido fue premiado con medalla y otras campanillas.
Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón


La plaza de la Constitución es notable por su empedrado, que costó tres veces más que los otros, y es tres veces más malo y otras tres veces más feo. Tiene en el centro una estrella de un mosaico de nueva especie (por fortuna la especie no se ha reproducido), que se echó a perder por colocar cierta alimaña de la que nos ocuparemos luego. En doce horas de trabajo podría recomponerse de sobra, pero hace doce meses que a nadie se le ha ocurrido semejante idea, y esto que está a dos varas de las Casas Consistoriales.

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

En  la fachada del Ayuntamiento queda constancia que la Pl St Jaume era la Pl de la Constitución

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

Ilustración de Moliné y Ferran para el capítulo dedicado a las plazas de Barcelona


La plaza Decano es la plaza del Rey. Para que respire mejor sabor de antigüedad, de ha suprimido su empedrado, de modo que en lloviendo se pone aquello más sucio que los establos del Rey Augias, cuya limpieza figura entre los doce trabajos de Hércules. Su aspecto es lúgubre como ruina de la edad Media. Tiene a los lados al primitivo palacio de los condes de Barcelona, más negro y ahumado que gamo de escocés colgada de la chimenea; el frontis de la iglesia de Santa Águeda, convertida en almacén de decoraciones del Liceo; y algunos vestigios de lo que fue inquisición, cosa sumamente grata a la vista. Sin duda para que guarde relación con el aspecto del sitio, la fuente parece panteón. Algunas fregonas la tomaron por tal al principio, y en rigor no se les puede hacer cargo por ello.

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

La fuente, construida por Daniel Molina a mediados del S XIX, fue eliminada en una reforma posterior


La plaza de Santa Ana es plaza porque así la bautizaron. Por lo demás, es tan calle como todas las calles de Barcelona.

La plaza Nueva, bien pudo ser en los tiempos de Wifredo el velloso. Dos torreones tiene a la entrada de la calle del Obispo, y si algún día se pensaba en derribarles, no habría de perder nada el ornato público.
Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón


Otra hay emplazada, la cual con el tiempo, si no es una real plaza, será por lo menos una plaza Real. Tendrá un vestíbulo con pretensiones de pasaje; y aunque el terreno no escasea, bien podrá resultar que, terminada, quede un espacio libre, así como un  pañuelo de manta de señora.

Guía satírica de Barcelona (1854) por Manuel Angelón

Passatge Bacardí, con entrada y salida a la Rambla y la Pl. Real, construido en 1856


Otros sitios hay en Barcelona a los que pomposamente se da el nombre de plazas; pero en honor a la verdad, mejor se llamarán zaguanes.”

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