El escritor, pendiente de presentar su tesis sobre confianza, analiza la degradación moral del país en España inventariada.
Por: Tania Baeza
Fuente: EsPensamiento.com
Usted describe su obra como un “relato desde el humor de la degradación moral de España”. ¿Qué deben esperar quienes lo lean?
En Europa en general y en España en particular se está produciendo un giro del que no todo el mundo es consciente; una fractura entre un pasado que no acaba de marcharse y un futuro que no alcanza a llegar. Lo acabamos de ver en el resultado de las elecciones europeas.
El libro refleja todas las contradicciones de ese mundo en descomposición contadas de forma satírica. El lector podrá reírse pero, a la vez, reflexionar. Y podrá comprobar en su parte final que, a pesar de todo, hay esperanza porque las personas, aún con las adversidades, son capaces de construir unas vidas que merecen la pena ser vividas; especialmente cuando aman.
Y, ¿qué le llevó a escribir un libro como este?
Este libro nació, en un principio, como desahogo ante la decadencia política y social de nuestro país. Pero un libro como desahogo literariamente nunca es un buen libro. Así que lo dejé reposar casi tres años. Lo revisé y es ahora cuando lo he publicado.
En su opinión, ¿es reversible la degradación moral que describe? ¿Su obra aporta algún tipo de solución?
La degradación moral siempre es reversible porque depende de las personas. Filosóficamente la moralidad hace referencia a las costumbres de un pueblo. Y las costumbres pueden cambiarse. Podemos estar acostumbrados a pagar en negro o no hacerlo; podemos acostumbrarnos a que lo normal sea dimitir cuando algo se hace mal o no hacerlo. Y así un largo etcétera. La gran fractura de la que hablaba al principio es que hay un ansia de nuevas costumbres y unas inercias muy fuertes para mantener las antiguas.
Para que los lectores tengan alguna referencia de su forma de pensar, ¿qué tipos de autores le han influido?
Estoy a punto de terminar mi tesis doctoral en Ética y por tanto me siento muy influido por pensadores de distintas épocas desde Aristóteles hasta Girard. En cuanto al libro encontrarán rastros de Eduardo Mendoza o de Manuel Vilas por decir dos autores muy divertidos con gran calidad literaria.
¿Cuáles son, en su opinión, los rasgos más destacables de su estilo literario?
Procuro escribir de manera muy limpia. Pero me resulta difícil evitar la concentración de ideas, lo que hace necesario un cierto proceso de reflexión. Me sucede también en mi blog donde procuro analizar desde un punto de vista ético y reflexivo nuestro mundo de hoy y sus contradicciones.
Muchos escritores suelen decir que la obra llegó a un punto en el que cobró vida y la historia tomaba caminos que se había planteado. El libro que podemos leer, ¿contiene la historia que usted quería contar cuando se planteó escribirlo?
En este caso es una obra formada por fragmentos de la realidad. Son distintos flashes independientes con personajes comunes; con hilos que mantienen la unidad. Por desgracia, lo que ha cobrado vida es el despropósito de sociedad que nos hemos construido.
Seguramente haya lectores interesados en comprar su obra. Sabemos que lo más complicado es tener acceso a una correcta distribución. ¿Qué nos puede contar de la distribución de España inventariada? ¿Es fácil comprar su nueva obra?
Es un reto tremendamente complicado. Las editoriales están sufriendo una doble crisis. La económica y la de modelo de negocio, lo que hace que se apueste por autores muy consagrados o por personajes mediáticos. Los que están en medio, los nuevos o los que escriben sobre temas no muy comerciales o géneros minoritarios lo tienen complicado.
Yo me encuentro en ese caso. Es por ello que he apostado por lanzar el libro en formato digital como paso previo; que se pueda comprar en amazon; que adquiera visibilidad; y que su precio no sea elevado.
Hoy ése es un camino óptimo para arrancar. El problema es que para los lectores en un lugar como Amazon, que es como una jungla literaria, es muy difícil saber a priori si los libros tienen calidad o no. Porque no hay una editorial que avale con su sello y su criterio lo publicado. El único criterio es el de la venta. Y en eso hay muchas estrategias
Como hemos dicho, no es su primera obra. Antes publicó El despertar de la generación dormida. ¿Ha sido más fácil enfrentarse a la maquinaria editorial que cuando se es un autor desconocido?
Casi más difícil diría yo. Principalmente porque mi anterior libro fue un ensayo y éste es una ficción. En ambos casos se trataban de libros que hablaban de nuestras insatisfacciones; de nuestro mundo desnortado. No son, por tanto, libros “típicos” en el sentido de que traten temas a priori muy demandados. En esto de los temas hay que medir muy bien los tiempos. Ni llegar demasiado pronto y que a nadie le interese demasiado ni tarde y que seas uno más de un género determinado.
Yo creo que ha llegado el momento de reirnos de nuestra propia mediocridad. Creo que es el momento oportuno para hacer esta visión autocrítica de nosotros mismos.
Lo más importante en un mundo donde cada día se lanzan al mercado decenas de obras es la promoción y publicidad que se consigue. ¿Cómo está dando a conocer la suya? ¿Tiene ayuda de algún agente literario?
No tengo agente literario. Tampoco lo he buscado. Yo sigo escribiendo cada día y las cosas saldrán si deben salir.
Realmente la promoción y la publicidad es lo más duro. Porque uno desearía centrarse exclusivamente en lo que le gusta: en mi caso, escribir. Pero es necesario. Como es un libro digital, la promoción es fundamentalmente en este soporte. Presencia en blogs y revistas literarias como ésta; redes sociales; mi propio blog…
También el boca oreja y contacto personal. Hace unos días presenté el libro en el taller literario de un magnífico amigo, el poeta Carlos Marzal. Otros amigos han hecho un booktrailer fantástico que espero empezar a moverlo en unos días.
Suponemos que su círculo de amigos y familiar ya le ha dado su opinión de España inventariada. ¿Puede resumirnos esos comentarios?
Pues en general que se han divertido mucho; que es un libro muy agudo; que tiene un final conmovedor; que han pasado un buen rato leyendo y que tiene más carga de profundidad de lo que a primera vista parece.
Y, si un lector quisiera comentarle su punto de vista, ¿tiene algún perfil en redes sociales o blog en el que dejárselo?
Soy un activo usuario de las redes sociales y de internet en general –que además me interesa mucho como expresión social de nuestro mundo-. (Doy clases de comunicación, publicidad, ética y marketing en la Universidad). En twitter me pueden encontrar en @ggomezferrer y en el blog que he citado anteriormente está mi correo electrónico y el perfil de facebook. También en Linkedin está mi perfil.
Aprovechamos la oportunidad de hablar con usted para preguntarle por su anterior libro: El despertar de la generación dormida. ¿Se planteó algún objetivo con aquella publicación?
Aquel libro nació de la constatación de una profunda insatisfacción personal a pesar de vivir en un mundo de opulencia. El siguiente paso fue observar cómo no se trataba de algo sólo mío, sino que era común a muchas personas de mi generación (nacidos en los años 70). El despertar era un despertar de la conciencia. Dos años después sucedió el 15M y tantas otras explosiones que gritaban que las cosas no estaban funcionando. Mucha gente piensa que aquello nació como grito contra los recortes. Pero eso fue después. Nació de algo más profundo. Nació como expresión de una profunda crisis interior colectiva.
En su opinión, ¿ha cambiado algo el despertar de dicha generación?
Por desgracia estamos aún en el proceso. La crisis ha sido profundísima y agravado el desconcierto. Es un despertar individual. La suma de esas individualidades lo hace colectivo. El problema se encuentra en concretar la alternativa. Para eso falta un liderazgo que, a día de hoy, no existe.
Para acabar, hablemos de usted como lector. ¿En qué se fija a la hora de escoger lectura?
Escojo los libros por tres motivos. El primero que más me atrae es el tema. En esto, en el ensayo, por ejemplo, es clave. El segundo es el autor. Me gustan los libros envolventes: Paul Auster, Houllebecq, Muñoz Molina… y los muy directos, como Camus. Y el tercero las editoriales. En ficción me fío mucho de Anagrama, Seix Barral, Tusquets y Destino.
¿Suele acabar los libros que empieza o los deja cuando no le enganchan?
Hay tantos buenos libros, que si alguno no me gusta, lo dejo. También me pasa algo curioso y es que compro libros por algún impulso o motivo. Y pueden estar algunos años en la estantería sin que los abra hasta que llega su momento. No sé cuándo es su momento. Pero llega. Me ha pasado con uno de Orejudo que todavía espera y con Canadá de Richard Ford que acabo de empezar a leerlo ahora.
¿Tiene algún autor o libro de cabecera que suela releer?
No soy mucho de releer. Quizá sí en poesía. Me pasa bastante con Luis Rosales. He tenido que releer bastante a filósofos pero ha sido fundamentalmente por mi tesis que estoy a punto de terminar.
Y, nuestra pregunta obligada, ¿qué libro recomendaría a los lectores de este blog?
¿Aparte de España Inventariada? De los últimos libros que he leído -y no tiene nada que ver con el que yo acabo de publicar- me ha gustado mucho El olvido de sí de Pablo D’ors, editado por Pre-Textos: una biografía novelada sobre el místico Charles de Foucault.
Por último, ¿nos puede adelantar algo de su próximo proyecto literario?
Pues sí. Tengo escrito un librito que para mí es muy especial titulado “Letanía” y que sigue el modelo “Me acuerdo…” que utilizaron autores como Perec o Brainard y que hace un recorrido personal y generacional por esta media vida ya vivida. Tengo un libro de poesía que he enviado a un concurso y estoy a la espera del fallo. En septiembre sacaré una recopilación de los ensayos que he publicado en http://www.espensamiento.com y si la cosa va bien, espero publicar también mi tesis en la que se analiza el concepto de confianza.
En ficción he escrito un cuento para niños que ahora mismo están ilustrando y cuyo contenido estamos puliendo en estos momentos.
Tengo también algunas notas para una novela que me ronda la cabeza, pero ahora no puedo afrontarla por estos otros compromisos. A veces sucede que entre un libro y otro aparece por medio un tercero que uno no espera. Entre El despertar de la generación dormida y España Inventariada escribí un libro colectivo junto al antes citado Carlos Marzal, Fernando Delgado, Enrique Andrés Ruiz y otros tantos autores sobre la relación entre la poesía y la pintura en la obra de mi abuelo que era un magnífico pintor del que se cumplió el centenario de su nacimiento en 2012. No era un libro que esperara hacer pero el Ayuntamiento de Valencia me lo encargó.
Quizá suceda algo inesperado en unos meses. Quién sabe.