![Había una vez, pero ya no Había una vez, pero ya no](https://m1.paperblog.com/i/743/7431012/habia-una-vez-ya-no-L-XhrC3V.jpeg)
El principio del fin de aquel PSRM que barría al PP con mayorías absolutas, una elección tras otra, en la Región de Murcia, se produjo el 16 de abril de 1993 cuando Carlos Collado fue obligado a dimitir por el caso Casa Grande. Pasados los años, el expresidente aún sostiene que fue el todopoderoso Juma Cañizares el que movió los hilos para derribarlo, aunque nunca estuviera imputado y ni los jueces ni el Tribunal de Cuentas apreciaran delito en la venta de terrenos para la instalación de la multinacional General Electric en Cartagena.
Hace un lustro, Collado reconoció que, en ocasiones, “para llevar a cabo políticas que beneficien a los ciudadanos, tienes que bordear la legalidad”, al tiempo que reprochaba a su partido que no lo apoyara en esos días de ruido y furia, todo lo contrario a lo que por aquel entonces ocurría con Pedro Antonio Sánchez, al que, según el exdirigente socialista, el PP respaldaba “sin fisuras”.
No resulta profético asegurar que la sentencia condenatoria contra Pedro Antonio Sánchez, que a comienzos de esta semana se hacía pública, ha cogido por sorpresa al PP regional. Sin embargo, dudo mucho que, a poco menos de tres meses para las elecciones del 28 de mayo, el contenido de la misma tenga efecto determinante sobre el electorado popular. Las últimas encuestas habían situado al PP cerca de la mayoría absoluta en la Asamblea Regional, por lo que es el arreón final para no tener que depender de Vox el que sí que podría sufrir un relativo contratiempo con la salida a la luz del veredicto de la Audiencia Provincial de Murcia, al que aún cabe recurso.
No es de extrañar que desde la formación de Abascal hayan soltado dentelladas contra el expresidente y exalcalde de Puerto Lumbreras; en especial, por parte del candidato a la alcaldía de Murcia, el diputado nacional Luis Gestoso, al que Pedro Antonio Sánchez intentó cortar las alas políticas nada más llegar al palacio de San Esteban. O su líder regional, José Ángel Antelo, equiparando al “corrupto” PP murciano con el PSOE andaluz y el escándalo de los ERE.
Pero como tradicionalmente suele ocurrir en nuestro país, eso de que los casos de corrupción suelen pasar mayor factura a la izquierda y no tanto a la derecha, no sería de esperar una debacle electoral para el PP en esta comunidad autónoma, donde a buen seguro que será la lista más votada en las autonómicas venideras, si bien sin alcanzar esa mayoría holgada para gobernar en solitario, daño colateral que se verá paliado con que el número de sus escaños sume más que los del resto de la izquierda. Ya se sabe que las grandes tragedias griegas de la política regional suelen acarrear tres o cuatro días de portadas en los periódicos para, luego, dormir el sueño de los justos y que los electores pasen página apoyando a los de siempre, prietas las filas, con el convincente argumento de “porque son los míos”.
Carlos Collado soltó en 2017 otra perla cultivada que no pasó desapercibida para los observadores: “Aquí nos cansamos pronto de los que mandan”. Lógicamente no se referiría a él (1984-1993) y sí a su antecesor en el cargo, Andrés Hernández Ros (1979-1984), o a su sucesora, la también socialista María Antonia Martínez (1993-1995). Ni supongo que tampoco a Ramón Luis Valcárcel (1995-2014), que casi se eternizó en San Esteban, empalmando mayorías -algunas aplastantes-, para que luego llegaran Garre, el propio Sánchez y López Miras, prolongando la omnipresencia del PP en el Gobierno de esta Región. Y así será hasta el infinito y más allá, que decía aquel guardián espacial en Toy Story, si miramos de reojo a los rivales que tendrán enfrente, por lo pronto, el inminente 28-M. Había una vez, pero ya no.