Habilidades para Navidad (II)

Durante estos posts, vamos a seguir tratando el tema de las habilidades sociales en este tipo de situaciones, las que se generan de manera frecuente en estas fechas. Hemos hablado ya de determinados factores que pueden influir en cómo encarar y manejar las situaciones sociales, pero la realidad es que tenemos una infinidad de posibilidades, ya que las reuniones sociales dependen de muchos factores que no podemos controlar y nosotros tenemos que contar con nuestros recursos y habilidades propias para gestionarlas de la mejor manera posible.

Uno de los factores principales es tener buenos recursos a la hora de conversar. Tener ciertas pautas y normas prefijadas en nuestra cabeza nos hará ser más capaces de integrarnos mejor en una conversación y de ser capaz de llevarlas a cabo de manera más eficaz.

“Con-versar” equivale a versar juntos sobre un mismo tema, asunto o argumento. La conversación -el diálogo- es de dos, o más. Pero juntos y sobre una misma cosa. Si hay dos o más hablando de cosas distintas ya no estamos en una conversación ni en un diálogo, sino en una jaula de grillos, o tal vez, estemos metidos en una tertulia imposible. Respetar turnos de palabra y tener consideración a la hora de escuchar es una regla que tendríamos que tener como básica.

A veces en estas reuniones, que en principio están diseñadas para estrechar vínculos, se provoca un distanciamiento porque no somos capaces de entendernos en las conversaciones que se crean. No siempre tiene que ver con el tema de conversación tratado, aunque está claro que puede llegar a influir si los puntos de vista que se exponen en la conversación están en los extremos opuestos. Lo que también media y genera dificultad es la complejidad de la comunicación. Hablamos el mismo idioma, y aun así no nos entendemos. La clave está en cómo nos expresamos “las cosas son así” o “yo veo las cosas de esta manera”. Juega un papel muy importante la interpretación que yo le doy al lenguaje y a lo que el otro quiere decir. Y tenemos que ser conscientes de ello. A veces nos encerramos en nuestra propia interpretación de lo que ocurre sin dar siquiera la posibilidad de ver otros puntos de vista o de interpretación. Lo único que esto consigue es empobrecer nuestra conversación y no dejar que siga fluyendo de manera natural.

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