La vida y actos de la mayor parte de la gente consiste en una sucesión de rutinas. La rutina funciona como el hilo de una telaraña. Un sólo hilo es débil y podemos romperlo con facilidad, pero, los unos al lado de los otros, a centenares, a miles, nos hacen quedar paralizados, sin fuerzas, casi impotentes para romper las costumbres sin decididos esfuerzos.
Considerar los hábitos como serie de hilos que nos atan. Reemplacemos los malos hábitos por otros buenos. Así reemplazaremos cada uno, individualmente, en vez de querer romperlo todo de una sola vez.
Suprimir una cosa y sustituirla por otra.
Si somos pesimistas, procuremos sonreir, en vez de fruncir el ceño. Habituémonos a sonreír, acostumbrémonos a ser amables con los demás, acostumbrémonos a ser honrados y guardar la palabra que hemos dado.
El hábito es importante en la vida. Unos buenos hábitos nos ayudan a progresar. Los malos hábitos por el contrario, llegan a entorpecer el desarrollo de nosotros mismos.
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