Revista Opinión

Hablar con las cabras

Publicado el 09 abril 2014 por Vigilis @vigilis

Me había prometido a mí mismo no hablar del monotema, pero cometí el error de escuchar una entrevista en TV3 al portavoz de la Generalitat y ha sido tal insulto a la inteligencia que me veo en la obligación de compartir lo que dijo este señor. Atentos:
Homs: ¿Pero qué se ha pensado? Nosotros somos un pueblo, ¿eh? ¿Qué es eso de despacharnos de esta manera, eh? Primero, estamos en el siglo veintiuno...
Estómago agradecido de TV3: ¿Ustedes creen que les han despachado?
Homs: Despachar no sé si es la... A nosotros no nos pueden despachar porque a una nación como la catalana no se la despacha, ¿eh?

Hablar con las cabras

El salvador de la patria no guarda proporciones.

Esto no es nada, esto pasa desapercibido, lo sé. Pero no evito pensar que hay un montón de gente que se acostumbra a escuchar estas cosas. Sin entrar en política, si vamos a los significados de las palabras y a los procesos mentales que nos llevan a hilvanar frases, este señor está vendiendo una moto. Une frases publicitarias y no dice nada. Recurre a lugares comunes y, ojo, el tío cobra por esto. En quince segundos las "ideas" expresadas son:

  • Somos un pueblo.
  • Estamos en el siglo XXI.
  • Cataluña es una nación.
  • Hay naciones susceptibles de ser despachadas.

Incluso siendo el mayor secesionista del mundo, siendo el Michael Phelps de las olimpiadas secesionistas, yo veo a este tío y me llevo las manos a la cabeza. Es que no puede ser. Emitimos en el mismo código, pero la comunicación es imposible.
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Y así con todo. Esto es lo lamentable del asunto: no hay un código compartido sobre el que se pueda dialogar. Que no digo que haya que dialogar, ojo, yo defiendo con argumentos la intransigencia. Pero aquellos que hablan de dialogar con el cocodrilo para pactar dónde le muerde primero, tienen que saber que tratan de hablar con lunáticos.

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Unos periodistas vieron con Junqueras (jefe de ERC) el debate parlamentario. Cosa que nos sirve para saber que no le interesaba.

Es una crueldad innecesaria comentar la intervención de Marta Rovira, diputada treintañera de ERC que lleva "toda la vida trabajando por la libertad", como si esto fuera Guinea Conakry y ella tuviera ochenta años. Pero seré cruel porque hay que enseñar con qué gente se está tratando. Con qué pandilla de iluminados. Algunos extractos de su intervención en el Congreso:

  • "No aceptan ni cómo pensamos ni cómo soñamos".
  • "Una mesa, dos sillas, papel y bolígrafo, los dos gobiernos y unos kilos de voluntad política y sensibilidad democrática".

Antes de subirse a la tribuna, esta señora le da la mano a Rajoy y a Soraya como gesto simbólico porque ante la falta de argumentos están los símbolos y a esta gente le chiflan los símbolos. Después, a la hora de hablar, soltó vaguedades y por momentos parecía ida. Le tiene que faltar un hervor o le tiene que pasar algo grave porque lo de esta señora no fue normal. Su desconexión con la realidad, las vueltas de su lisérgico discurso, no se justifican por los nervios o por dormir poco. Tampoco explica este anómalo comportamiento la falta de tiempo para preparar una intervención: tuvo semanas para prepararse. Pues no. La señora deambula entre urnas imaginarias y dice que el PP no le deja votar. En fin, que busque ayuda especializada y que se ponga mejor.
De los tres paisanos que envió el parlamento catalán para defender la transferencia de la competencia de organizar referendums a Cataluña, el Joan Herrera (ICV) fue el que mostró más tablas quizá por conocer la cámara y quizá porque su discurso fue un mitin para las próximas elecciones europeas. Aprovechó el viaje.

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"Lusito".

En el debate se escuchó lo que era de esperar y se votó como era de esperar. Nada que decir. Ahora bien, una vez que el Tribunal Constitucional dice que Cataluña no es soberana y que el Congreso de los Diputados no transfiere la competencia de referendums, resta saber cuál es el siguiente número de circo con que nos van a entretener los monitos de la Generalitat. En cualquier oscuro rincón de Occidente uno ve frenado por la ley su mayor proyecto político y lo que hace es retirarse a escribir sus memorias para que se las publique Planeta: "Yo tenía razón" por Artur Mas. Pero aquí no. Aquí, aunque todas las instituciones del estado te digan que no tienes recorrido tú sigues en tus trece y dices que es otro el que ha fracasado:

Es una lástima, una oportunidad perdida. Podían haber dicho sí, pero no quisieron. Lo lamento. Creo que se han equivocado y el tiempo lo demostrará. Podían, si quisieran, haber dicho sí. Pero han querido decir que no. Aquí no se acaba todo ni mucho menos.


Aquí no se acaba todo porque los cleptócratas van a "construir marcos legales" (?) en los que puedan continuar el baile. Me recuerdan a los borrachos muy borrachos que por la mañana siguen bebiendo en las churrerías. Buscando alternativas democráticas, pacíficas y legales para que el pedo no decaiga.

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Votar es democracia. Fiesta.

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La dictadura de Salazar comienza llamando a los portugueses a votar una nueva constitución y a continuación convoca elecciones. Ese régimen, para el separatismo catalán, fue democrático: las elecciones eran constantes.

Claro, el problema es que una vez topas con la Constitución, fuera de ella está el abismo. Ya se han agotado las vías predecibles, ahora lo que queda es la imaginación. ¿Adelantar las elecciones autonómicas? Es una opción. ¿Hacer un referendum tras inscribir a la gente en un censo privado? Es otra opción (que excluye a la gente que votaría no). ¿Hacer una declaración unilateral de separación? Estaría gracioso.

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Para los separatistas, las legislativas portuguesas de 1969 fueron un ejemplo de "voluntad de ser " y de "democracia". Con un par.

Hay una verdad poco recordada revoloteando por este maizal: los diputados independentistas ya tienen la vida arreglada. El resto no. Así que me pregunto qué gana y qué pierde cada uno al situarse al margen de la ley. Aquellos que tienen más que perder son quienes aceptarán un nivel de riesgo mayor, esa es la gente que no se sienta en los parlamentos y a la que le han comido el tarro. Esos son el problema. Un problema creado en Cataluña y cuyas negativas consecuencias solamente están postergando (por otra parte, la típica manera hispana de afrontar los problemas).
Insisto, la separación exige dos requisitos: armas (y recuerdo que la mayor utilidad de las armas es tenerlas, no usarlas) y reconocimiento internacional. De hecho, todos los estados que existen cumplen al menos una de estas dos condiciones: hay quien no tiene armas como Islandia o Costa Rica y hay quien no tiene reconocimiento internacional pero sí armas como Abjasia o Trasnistria. Referendums, pucheritos, poses, portadas en revistas y todo lo demás es humo.


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