Revista Espiritualidad

Hablarle a la pared

Por Joanillo @silosenovendo
Continuando con las reflexiones extraídas del último congreso sobre redes sociales celebrado en Santiago de Compostela, hoy quiero ahondar en una idea que sucintamente mencioné en mi ponencia sobre estrategia en Social Media. La gran pregunta que se hacen muchas empresas es: ¿debo tener presencia en las redes sociales? Y la respuesta es bastante simple. Como buen gallego, responderé con otra pregunta: ¿y tus clientes, están en Social Media?
Supongo que ya está todo respondido y no hacen falta más explicaciones, pero para no dejar este post tan "desangelado" voy a hacer algunas reflexiones sobre la comunicación con los clientes.
Una cosa es evidente: conforme evoluciona la sociedad evolucionan los modos de comunicarse de la gente. Hace varios siglos, cuando no existían los medios que hoy todos conocemos, eran los pregoneros los encargados de trasladar las noticias a los ciudadanos. A medida que fueron apareciendo nuevas herramientas, las empresas fueron integrando esos canales en sus sistemas y usándolos para trasladar los mensajes a los interesados. ¿Alguien se imagina a día de hoy a una empresa usando un pregonero para poner sus ofertas en conocimiento de los consumidores? ¡¡Absurdo!!!
Pues la última evolución en la manera de comunicarnos viene de la mano de las redes sociales. A través de twitter o de la prensa digital podemos estar al corriente de todo lo que pasa en el mundo, con un "delay" de segundos. Esto está haciendo que la gente joven, los llamados "nativos tecnológicos" y los que no siendo tan nativos sí hemos aprendido el "modelo", cada vez leamos menos prensa en papel. ¡¡Qué se lo pregunten a los grupos editoriales de los periódicos!!
Siendo esto una evidencia, aquellas empresas en cuyo target de clientes figuren un volumen importante de personas con rangos de edad jóven, ya deberían ir pensando en mudar sus métodos de comunicarse con la clientela. De no hacerlo, corren el riesgo de acabar hablando con una pared.
Me estaba acordando de aquellas discotecas que en mis tiempos jóvenes celebraban fiestas promocionales los fines de semana: fiesta bacardí, fiesta de la cerveza, fiesta de la espuma...; era una costumbre poner un anuncio en un periódico local el viernes, y con ello nos enterábamos muchos de nosotros que ya hacíamos correr la voz. Si hoy siguieran usando ese mismo sistema, ¿con cuánta gente "conectarían"? En su lugar, es fácil encontrar grupos en facebook de ámbito local con miles de ciudadanos (jóvenes precisamente). O, de modo totalmente compatible, ¿cuánta difusión podemos alcanzar con un simple tweett bien lanzado? Comparen coste y comparen "viralidad" (capacidad de replicación en segundos).
Con este simple ejemplo quería remarcar la idea inicial. Para saber si debemos estar o no en las redes sociales solamente hay que hacer una ligera revisión de cómo son nuestros clientes. Una vez que hayamos descubierto cual es su perfil, solamente queda observar qué es lo que hacen en su día a día y, sobre todo, que canales utilizan para interactuar entre sí y para mantenerse informados. ¡¡Ahí es donde debe estar cualquier empresa que quiera venderles algo!!
Dicho esto, recuerden otra cosa importante que dejé caer en la ponencia. Una vez detectada "cuál"  (o cuáles) son las redes más idóneas para hacerles llegar los mensajes, debemos trabajar el "cómo". No vale entrar a tropel con una estrategia descaradamente comercial; existe un alto riesgo de ser rechazado y generar opinión en contra, justo lo contrario de lo que pretendíamos conseguir. El secreto está en saber crear cauces que les aporten información de valor, que les enganchen y les animen a visitar nuestros lugares con regularidad. Pero esto es una cuestión un tanto compleja que dejo para otro artículo.
Reciban un cordial saludo
Hablarle a la pared

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