Eduardo Plá tiene una vida normal. O casi. Se levanta todos los días a las seis de la mañana para ir a trabajar en lo que lo apasiona: proyectos y comercialización de sistemas de audio y video. Por día, recorre en su auto un promedio de 120 km para visitar clientes y su agenda está completa hasta fin de año.
Con ese frenético ritmo diario, nadie ni nada hace sospechar que la vida de Eduardo Plá está signada por la espera. Espera desde hace once años un riñón que lo libere de la máquina de diálisis que lo mantiene con vida. Espera poder compartir unas vacaciones con su esposa, Alejandra, y sus hijas Melisa (16) y Macarena (11). Espera, en definitiva, que su vida "casi normal" sea por fin sólo normal.
El, claro, no es el único, sino uno de los que más tiempo hace que están "en espera". Según el Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), en la Argentina hay, según datos de ayer, 5432 personas en lista de espera para recibir un órgano. De ellos, la gran mayoría aguarda un riñón. Seis años es el tiempo promedio que se tarda en conseguirlo.
Todos los días, Eduardo ingiere pastillas para controlar la presión y el colesterol, y ácido fólico, vitaminas y calcio para recuperar lo que la diálisis le saca. Pero calcio y glóbulos rojos no son lo único que la máquina se lleva. Sin duda, la libertad es la mayor pérdida. "Hoy no puedo pasar una semana sin dializarme. Yo lo puedo aceptar, pero la familia lo sufre."
Su esposa y sus hijas siempre estuvieron a su lado. Lo acompañan. Pero no es fácil. "Nosotros no tenemos vacaciones. Y no hay feriados. La diálisis no te da respiro, no te permite un corte. La vida te cambia", dice Alejandra, mujer y sostén de Eduardo. Siempre lleva consigo una estampita con la imagen de la Virgen de la Macarena.
"Yo no creo en las casualidades. Mi hija menor, Macarena, nació unos meses antes de que le diagnosticaran a Eduardo la enfermedad. El nombre nos gustó siempre pero, cuando me enteré tiempo después de que esa Virgen significaba la esperanza, supe que el nombre elegido no había sido una casualidad." Seguir leyendo
Mi comentario: Todavía hay muchas personas que pasan muchos años atadas a una máquina de diálisis, cuatro horas, tres veces por semana. HAZTE DONANTE, REGALA VIDA