Hacemos un té

Aunque sepamos poner el agua a hervir, las hierbas dentro o la bolsita ya preparada, al margen de la calidad del té, podemos hacer que la infusión resulte agradable o desagradable al paladar siguiendo unos consejos. Así, conseguiremos aprovechar todo el aroma y el sabor de la que se llama "hoja de la salud".
El agua es uno de los ingredientes principales. Es el medio en el que se disolverán los ingredientes del té y determinaran su sabor y aroma. Según la leyenda, el agua de la nieve que se deshiela en las montañas en verano es la mejor, seguida del agua del río y, finalmente, el agua de la fuente.

Pero vamos a lo real y práctico, mejor agua mineral embotellada. Aunque actualmente utilicemos el agua del grifo, debemos tener en cuenta que no es la más apropiada por estar clorada, además de contener magnesio y cal que afectan al sabor del té.
Es importante también el punto de ebullición; lo ideal es calentar el agua hasta justo antes de que hierva. Cuando en el fondo del recipiente aparecen las burbujitas (de oxigeno) hay que retirar el agua y así la hoja de té puede desprender todo su sabor. Si el té es "de alta calidad" se recomienda dejar enfriar el agua un minuto.
Si servimos el agua en la tetera, es conveniente calentarla antes, echándole agua caliente para luego tirarla. Una vez utilizada. "sólo" la lavaremos con agua, nunca con jabón y la secaremos "sólo" por fuera. Si utilizamos la tetera de tanto en cuanto y coge mal olor, le ponemos dentro unas hojas de té que lo absorbe.

Podemos tomar una cucharada de té por persona y taza si es a granel; si va en bolsitas hay que utilizar una por taza. Si se toma suelto es necesario utilizar un filtro o un colador, que retiramos cuando ya ha acabado el tiempo de infusión - el tiempo necesario para que el te libere todo su sabor -, para que no amargue. Más o menos entre 2 y 3 minutos.
Si tenemos presentes estos consejos a la hora de invitar amigos a tomar el té, seguro que se sorprenderán con el delicioso sabor que conseguimos de esta planta.