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Hacer las cien en un blog cualquiera.

Publicado el 25 junio 2010 por Francissco

Hacer las cien en un blog cualquiera.No hace falta proyecto ni modelo de negocio viable para escribir un blog y que unos cuantos y apreciados amiguetes te lo lean.  Puedes soltar lo que se te ocurra sin tener que justificar beneficios ante un consejo editorial ni demostrar que tienes audiencia o ingresos publicitarios. Y ni siquiera tienes que saber escribir, juasjuas.

Esta es una de las realizaciones  -las posibilidades narrativas-  que redimen a Internet de sus muchos otros pecados, a saber: su conversión en mercado con ofertas de dudosa contrastación, por no poder tocar la mercancía hasta última hora; el criadero de virus e intrusos que te roban contraseñas y números de cuenta, los muestrarios pornográficos protagonizados no por adultos  -algo trivial-  sino por infantes, etc, así como otra serie de alegaciones apocalípticas varias.

En cuanto este medio,  los blogs,  suben a la palestra, descubrimos al escribirlos que haciéndolo tampoco  estamos libres de los pecados asociados a publicar  -aunque nos lean cuatro-  y contar cositas, pecados tales como la parcialidad y el subjetivismo, la mala contrastación de los hechos, la trivialidad, la aridez que duerme (glabs) el plagio..

Este último es algo que tiene doble naturaleza, porque a veces las ideas parecen tener vida propia y te las ves circular y posarse por muchos sitios como si fueran moscardas, haciéndose difícil precisar el lugar de nacimiento. Pero también se les pueden ocurrir a la vez a varias personas: los incas  -incomunicados con el Viejo mundo-   tenían juguetes con ruedas, a pesar de que en su orografía no las utilizaban por pura impracticabilidad.

Pero el vicio más feo es el copiar conscientemente sin citar de donde lo haces. Todas las penalidades son pocas para el que fuera desenmascarado en semejante ignominia, por Dios y por María, caigan sobre el rayos y truenos. Con lo fácil que es maquillar algo  para que parezca tuyo, que mira que los hay toscos.

Y todo este rosario viene porque el wordpress me dice que esta será la entrada número cien, que tiene bemoles haber colgado cien parrafadas así como quien no quiere la cosa. Repaso los tres años (o casi) y  observo un ritmo desigual, una “calidad” oscilante y un compromiso traicionado. Pensaba reseñar más literatura de género y veo que ha sido poca; pensaba conmover a las almas y tan solo lo he conseguido con las teclas, de puro aporrearlas.

Porque en cuanto a reseñar, sí,  encuentro que tiene su encanto cuando la lectura de un libro te ilumina, ejem, en vez de ofuscarte y, presa del entusiasmo, vas y lo recomiendas y todo eso. Pero es evidente que también te restringe enormemente el abanico temático, además de saturar a quien te lea con infinitas propuestas de lectura, que no podemos  ser tan compulsivos.

La realidad complicada que vivimos también  pide a gritos su sitio, el  que la expliquemos entre todos, que la denunciemos y que la desmenucemos, por la cuenta que nos trae. Aunque no tengamos en el fondo ni zorra idea y para colmo confundamos más todavía.
Pero eso es algo muy cercano a lo que pasa en una charla entre amigos frente a unas cervezas ¿o no? Y por ello estamos libres de culpa. Tanta importancia tiene reseñar un libro como criticar las bicicletas, es decir, probablemente ninguna, ja, ja. Menos mal que llega el veranito y el horario cambia; hay más  tarde libre y las cosas parecen más llevaderas.

Un saludo cariñosísimo  y, también,  autoreferencial (sorry) (todos lo hacéis, ¿no? )


Hacer las cien en un blog cualquiera.

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