Siempre me ha fascinado hacer masas. Había probado con la de pizza, la de empanada… pero nunca me había atrevido a hacer pan. Hasta que vi la receta de La Cocina de Carolina. Me pareció que era muy fácil y el resultado, a tenor de las fotos, espectacular. En mi caso, no pude contar con la ayuda de mi Gran Gugú porque en ese momento estaba en la guarde pero, si podéis, dadle un poquito de masa a vuestros peques para que formen panes a su gusto, les encantará. Por lo que respecta a la receta y cómo me fue en mi primera incursión en el mundo del pan, aquí os lo cuento…
Ingredientes:
- 400 g harina de fuerza
- 100 g harina integral
- 150 g de leche
- 150 g de agua
- 25 g de azúcar moreno
- 12 g de sal
- 40 g de levadura fresca de panadería
- 60-80 g de aceite de oliva virgen extra
Hay que mezclar en un bol todos estos ingredientes: primero las harinas; luego se desmenuza la levadura; a continuación el azúcar y la sal… Y los líquidos: el agua y la leche. Cuando todo esto se ha mezclado, añade el aceite y termina de formar la masa del pan. Hay que trabajarla bien con las manos, primero en el bol y luego en la encimera. Forma una bola y deja que repose, cubierta con un paño de cocina limpio, en un bol por espacio de 45 minutos. Es muy importante que repose en un lugar de la cocine libre de corrientes de aire, para que nuestra masa fermente bien.
Amasando la mezcla
Una vez concluida la primera fermentación (observarás que la masa ha aumentado considerablemente su tamaño), es hora de trabajar de nuevo la masa para formar los panes. La parte más divertida. Podéis formar panes grandes, pequeños, trenzas como hizo Carolina… lo que queráis. En mi caso, dividí la masa en otro partes y formé panecillos. Les hice dos cortes transversales y añadí un poquitín de harina más por encima. Una vez hecho esto, hay que dejar que reposen una segunda vez, de nuevo tapados y libres de corrientes de aire para que vuelvan a duplicar su tamaño.
Los panes, antes de entrar en el horno
Y ya es hora de que entren en el horno, que tiene que estar precalentado. Se hornean a 200 grados, calor por arriba y por abajo. Y a disfrutar!!
Recién salidos del horno
Quedan muy esponjosos
Bien conservados, duran hasta tres días. Se pueden volver a calentar en el horno.