Somalia es un país devastado por más de dos décadas de cruenta guerra civil donde el único futuro que aguarda a los millones de personas que aún aguantan en este hervidero africano es que no hay futuro. La agricultura se hace cuan menos complicada cuando lo único fértil que encontramos son las minas anti persona que germinan en las entrañas de la tierra. Y las endebles barcazas de los pescadores locales no son rivales para los grandes buques atuneros que faenan cerca de las aguas somalíes…
En un país donde no hay futuro más allá de la muerte; los piratas somalíes han conseguido granjearse un futuro más que prometedor a punta de Kalashnikov. En 2009- sólo en doce meses- los famélicos piratas han visto incrementar sus cuentas corrientes en 43 millones de euros.
En los doce meses de 2009 los piratas se hicieron con un total de 47 barcos y con 300 tripulantes en su mayoría barcos mercantes, superpetroleros y barcos pesqueros. Y es que el Golfo de Adén es paso más que obligado para los barcos que provienen del Mediterráneo y deciden ahorrarse cientos de horas de navegación bordeando el continente africano. Esa desembocadura es un vergel para unos piratas hambrientos de dinero fácil y que saben que con los secuestros conseguirán 20000 veces más de lo que obtendrían faenando en sus aguas durante toda su vida.
La situación en 2010 no tiene pinta de mejorar ya que en lo que llevamos de año una docena de barcos- con sus tripulaciones- han sido secuestrados por los piratas más famosos del mundo. Mientras que sus cuentas corrientes siguen generando dividendos sobre todo por parte de las empresas petrolíferas- recibieron un botín de 4,8 millones de euros por poner en libertad al petrolero griego Maran Centaurus el pasado 18 de enero.
La presencia en la zona de busques de guerra no basta para amedrentar a los piratas en sus constantes asaltos a nuevas preseas. Los somalíes no tienen futuro y lo único que les espera en tierra es miseria, guerras y tráfico de personas por lo que montarse en fuerabordas con antiguos Kalashnikov les da un poder que no tienen en su propio país. Para acabar con la piratería los países occidentales deberían ayudarles a recuperar su identidad y su país. Hasta entonces seguirán engrosando sus cuentas a base de secuestros.