Interesante libro del filosofo A.C. Grayling donde nos relata desde el punto de vista de las ideas como ha sido la lucha y la conquistas de las libertades y los derechos que hoy disfrutamos en occidente, es más, esas libertades y derechos son las que han hecho el occidente moderno.
Y la verdad es que no ha sido fácil, la lucha ha llevado unos cuatro siglos. El ejemplo que pone Grayling para ser conscientes del profundo cambio que se ha producido, es revelador, cualquier persona de hoy en día es el equivalente a un lord inglés en el siglo XVI, esta sencilla comparación pone de relieve el gran avance que se ha conseguido, aunque ha costado mucho tiempo, esfuerzo e incluso vidas.
El principio de la obtención de las libertades arranca con la conquista de la libertad de conciencia, para ello era necesario que la hegemonía de la Iglesia Católica se viniera abajo, a este respecto la reforma que empezó Lutero fue esencial. Una vez que se conquista la libertad de conciencia resulta posible seguir avanzado hacia otras libertades que se derivan de ella, como la libertad de expresión y de ahí a la libertad de investigación. La lucha por conquistar esta libertad tiene su máximo exponente en el conflicto entre Galileo y la Iglesia Católica.
Una vez que se han conquistado esas libertades, la lucha por los derechos y libertades continua con la abolición de la esclavitud, la conquista de los derechos de los trabajadores y hoy en día sigue frentes abiertos como la lucha por los derechos de las mujeres y contra el racismo.
Greyling cuenta la historia hasta la redacción de la carta de los derechos humanos y lo importante que es su defensa. Por último, nos advierte de lo importante que es no bajar la guardia. Disfrutar de estas libertades y derechos no ha sido una empresa fácil y cuando la situación se vuelve difícil la tendencia de los gobiernos a recortar dichos derechos suele ser alta, debemos estar atentos para hacer lo posible para que esto no pase.
El libro es ameno, ilustrativo y de lectura fácil, una buena lectura dado los tiempos que corren.
Ismael Pérez Fernández.