Revista Opinión

Haciendo balance

Publicado el 26 mayo 2011 por Elrenidero @davidpravia

Haciendo balance

Las elecciones ya pasaron y con ellas llega el consabido análisis de resultados y la sobreexcitación en las sesudas mentes de perdedores y ganadores. En estas elecciones hemos perdido todos, pero con matices.

Ganadores, perdedores y medios de comunicación

Para los medios de comunicación está claro: ha ganado el Partido Popular. Teniendo en cuenta la facilidad de los mass-media para la fabricación en laboratorio de noticias, se ve que no tuvieron uno de sus momentos más lúcidos con el análisis que hicieron de las elecciones. Primero, porque las transformaron en una suerte de plebiscito que parecían comprender como una primera vuelta de las elecciones generales. Segundo, porque los dos grandes perdedores fueron el PP y el PSOE que sucumbieron ante una participación que quizá no esperaban y que les hizo perder a ambos más de un millón de votos si tenemos en cuenta que más del 60% de los ciudadanos no ha escogido ninguna de estas dos papeletas.

No cabe duda que en términos partidistas, el PSOE se desplomó. Las políticas antisociales del gobierno de Zapatero, la tendencia a la baja del PSOE en todo el Estado en los últimos tiempos, los casos de corrupción y, sobre todo, un fuerte voto de castigo han hecho que el social-liberalismo español pierda fuelle y que muchos ciudadanos hayan entendido que la mejor forma de castigarlo es votando al PP. Como alguien decía por twitter estos días “me jode que me roben, pero me jode más que me robe mi padre”, ¿para qué votar a un partido que te recorta derechos sociales en nombre de la izquierda pudiendo votar directamente a quien ya no te lo oculta? No se pueden hacer políticas de derechas con los votos de la izquierda, porque eso pasa factura.

El escenario abierto ahora para el PSOE es complejo y bastante negro. A un año de las elecciones, sin candidato definido, con una fuerte derrota política a sus espaldas, con la popularidad bajo mínimos y con una imagen pública de inacapacidad, parece poco probable que puedan plantarle cara a la derecha conservadora en las próximas elecciones. Como ya ocurrió con el ascenso de Zapatero hasta La Moncloa, esta vez se vuelve la tortilla y el PP no ganará por méritos propios sino por deméritos de su adversario directo. ¿Cómo puede presentarse el partido del tijeretazo social, de la reforma laboral, de la jubilación a los 67 años o de la mercantilización de servicios básicos como la educación como un garante de la defensa del estado del bienestar frente a la derecha? No sólo no es posible, sino que ya no es más que una caricatura ideológica difícil de tragar.

Izquierda Unida se salva por los pelos

Por su parte IU ha crecido, llegando a sumar casi millón y medio de votos, entrando en muchos parlamentos en los que no tenía presencia, en ayuntamientos, revalidándo alcaldías e incluso alcanzando el papel de llave en algunas cámaras autonómicas. Aún así nos queda hacer una autocrítica y un análisis de por qué Izquierda Unida, la opción de mano más plausible de captar el voto descontento del PSOE, no ha sido capaz de canalizar ese descontento y atraer a ese electorado que el PSOE pierde por su izquierda. Algo estamos haciendo mal cuando en una de las mayores crisis del sistema, con un social liberalismo desangrándose y unas cifras de desempleo escandalosas, no somos capaces de atraer el voto descontento, de ilusionar y, sobre todo, de convencer. Tener tenemos la alternativa, tenemos las ideas y tenemos una praxis política que, con errores como todo, puede presumir de transpartente y de no estar inmersa en casos de corrupción.

Otro asunto a tener en cuenta es por qué no hemos sabido conectar con el descontento de toda esta gente que ocupa (u ocupamos) las plazas de nuestras ciudades reclamando más democracia, más justicia y una regeneración total de nuestro sistema. Este debe ser otro asunto a tener en cuenta cuando hagamos autocrítica.

Y, en Asturies, llegaron las sorpresas (o no tanto)

Si de algo se habla estos días en Asturies, en la prensa y en los bares, es de las elecciones que han cambiado radicalmente nuestras instituciones y la actualidad política. La sorpresa (o no tanto) la ha dado el FAC (Foro de Ciudadanos), la organización de la derecha más rancia asturiana que acaudilla Francisco Álvarez Cascos. Este partido, creado hace 5 meses por el ala más derechista del PP, ha dado la campanada obteniendo en sus primeras elecciones 16 diputados de los 45 en juego, alzándose como primera fuerza política de Asturies y pulverizando no sólo al PP, sino a la todopoderosa maquinaria de la Federación Socialista Asturiana que tan intocable se creía. Este partido ha sabido canalizar el voto descontento, de hastío y de protesta y, sobre todo, ha movilizado a gran parte del electorado que esperaba una regeneración y “limpieza” de las instituciones asturianas. Haríamos un ciego análisis si viésemos en el elctorado de FAC sólamente a la derecha más casposa, pensando que emerge repentinamente de la nada una fuerza arrolladora siguiendo al caudillo. Lo que es cierto es que FAC se ha sabido vender muy bien, ha estado muy bien financiado por empresarios importantes y ha sabido medir muy bien los tiempos tanto en su proceso de creación como en sus apariciones públicas. Muchos venden a Cascos como una suerte de nuevo mesías que viene a redimir y limpiar Asturies de ese contubernio marxista que la asfixiaba con deuda pública, funcionarios y que, aparentemente, se mostraba reacia a sucumbir a modelos como el madrileño. La aparición de casos de corrupción en el seno del Gobierno que salpicaron a dirigentes del PSOE (llegando un ex-consejero a entrar en la cárcel) y que destapó ramificaciones en otras consejerías y ayuntamientos, le allanó el camino a este señor que sólo se acordó de Asturies cuando su partido no accedió a dejarlo presidir su candidatura. Una fórmula triunfadora… y a los hechos me remito.

En este tsunami se vieron afectados también la mayoría de ayuntamientos que tienen ahora en los pactos PP y FAC su previsible futuro. Los dos casos más destacables son el de Xixón/Gijón y Uviéu/Oviedo.

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El símbolo de la izquierda sucumbe al populismo neocon

Xixón se ha caracterizado por ser un símbolo de la izquierda que ha permanecido en manos del PSOE (en ocasiones con apoyo de PCE e IU) desde las primeras elecciones “democráticas”, quizá fruto de su carácter industrial y de esa memoria histórica que le hizo mantener el espíritu de izquierdas que ya ostentaba antes de los 40 años de funesta dictadura. En Asturies siempre se opusieron dos modelos de ciudad evidentes: por un lado Xixón, que se pretendía vender como la ciudad moderna, social y cultural, en manos de la izquierda; y por otro Uviéu, que era la capital, la ciudad señorial, sin cultura popular y conservadora, en manos de la derecha. No seré yo quien dude de la dicotomía entre ambas ciudades, pero ni todo es tan blanco ni todo es tan negro.

En Xixón se ha perdido estas elecciones el bastón de mando y, probablemente, recaiga en las manos del FAC con apoyo de un PP que ya advierte de la ocasión histórica de acabar con “el regimen socialista”. La debacle es impresionante: a pesar del aumento de apoyos a Izquierda Unida que sube de 2 a 3 concejales; el PSOE pierde 3 y en la marejada queda patente el poco apoyo de los gijoneses a un candidato sin carisma, poco conocido y que encima se vio salpicado por las escuchas telefónicas que le implicaban en negocios de dudosa legalidad dentro del “Caso Renedo”. Lo que está claro es que desde la mayoría absoluta que obtuvo la alcaldesa saliente, Paz Fernández Felgueroso, en 1999, el apoyo electoral ha ido decreciendo elección tras elección y la autocrítica ha brillado por su ausencia. ¿Es que nadie en el PSOE de Xixón se esperaba que algún día el descenso de votos podría llevar a su declive final y a perder su baluarte? Pues parece ser que no, y que los autoproclamados socialistas gijoneses descubrieron ahora que quizá los ciudadanos ya no estaban tan de acuerdo con un modelo que estaba ya rozando el agotamiento. Supongo que nadie se dio cuenta en qué se transformó la Semana Negra, cómo el Festival Internacional de Cine cada año vio reducido su margen de maniobra por falta de financiación o cómo se pasó de que por Xixón pasasen Tina Turner, The Rolling Stones o Bruce Springsteen a que en el último año fuesen grupos que versionaban a Abba, Camaron o Michale Jackson. Tampoco nadie se dio cuenta de que la política del hormigón, los sobrecostes del Musel, el terrorismo medioambiental que suponía el nuevo Plan General de Ordenación, los ataques al medio rural o el desmantelamiento de gran parte del tejido industrial gijonés podría pasar factura. Se intentó transformar Xixón en una ciudad 2.0, sacrificando su pasado y presente industrial para tejer una especie de ciudad gafapasta que veía más importante la creación de centros de talasoterapia o de edificios de lujo que la defensa de la industria local.

En todo esto no diré yo que IU lo haya hecho todo perfecto. Errores ha habido, como en toda gestión pública, pero quizá ha servido de freno a la derechización total de la gestión municipal, de la defensa de las empresas públicas y del desarrollo de una política de vivienda y memoria histórica (sus dos concejalías) lo suficientemente progresista como para que los gijoneses la revalidasen con su voto e incluso apostasen por una mayor presencia de IU en el Ayuntamiento.

Nadie se alegra de la victoria de la derecha en un feudo de la izquierda, pero como ya dije más arriba, hacer políticas de derecha con los votos de la izquierda suele pasar factura.

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En Uviéu, casi todo sigue igual

La capital asturiana también se ha visto sacudida por cambios en el ayuntamiento, aunque hay cosas que nunca cambian. El domingo por la noche, veíamos en la televisión pública asturiana a un ebrio (pensemos bien y digamos que de alegría) Gabino de Lorenzo que se enfrentaba a la periodista, exultante, como ganador de las elecciones en Uviéu. Supongo que a Gabino se le olvidaba una cosa: había perdido su mayoría absoluta y ya no dependía de sus antojos lo que aconteciese en el Ayuntamiento. La irrupción de FAC en el consistorio ovetense ha sido un revulsivo dentro de la derecha que ha sido capaz de fraccionar el voto, haciendo imprescindible un pacto para que Gabino de Lorenzo siga ostentando el bastón de alcalde.

El PSOE, como era de esperar, ha obtenido -si no me equivoco- los peores resultados de su historia, bajando de 9 concejales a 6. Supongo que muchos se arrepentirán de cuando le echaban en cara a Tolivar no hacer nada, porque sin hacer nada sacaba 12 concejales (si mi memoria no me falla). En esta ocasión, repitió candidatura Paloma Sainz, la que fue portavoz del Grupo Municipal Socialista durante esta legislatura y que no se ha caracterizado por hacer precisamente una oposición firme y contundente a los desmanes del cacique Gabino de Lorenzo. Todo lo contrario, en muchas ocasiones destacó más por sus desatinos que por sus aciertos como en el caso de la declaración del Parque San Francisco como BIC o protagonizando su esposo un esperpéntico caso que aunque legal, tuvo una dudosa moralidad a los ojos de la izquierda (en la que incluyo también a muchos militantes y votantes socialistas). En mi opinión su ciclo terminó el domingo y, junto a ella, creo que también el del Sº General de la AMSO.

En la izquierda política y social se presentaban con opciones de obtener representación dos opciones, de mismo origen, pero con diferente recorrido y proyecto. Por un lado la candidatura de ASCIZ, la marca electoral que el PCA presentó en 2007, volvía a presentarse para intentar revalidar su concejal e intentar optar a un segundo, cosa que no pudo ser por un margen muy reducido de votos. Por otro lado estaba Oviedo por la Izquierda, candidatura surgida de los firmantes del manifiesto del mismo nombre que aglutinó a Izquierda Unida de Oviedo, Los Verdes y a independientes procedentes de diferentes ámbitos como el sindicalismo o el asociacionismo. Esta candidatura, encabezada por Roberto Sánchez Ramos “Rivi” que había sido concejal ya con IU y posteriormente con ASCIZ, obtuvo 3 concejalías tras una campaña intensa y con mucha participación de los vecinos y que osciló, sobre todo, en la imperiosa necesidad de salvar el corazón de Oviedo de los desmanes urbanísticos de Gabino de Lorenzo. Le pese a quién le pese, sólo ASCIZ e IU dieron la cara como se debía en este asunto y eso se vio recompensado.

Ahora se abre el espacio para la reflexión en la capital, ya que el PP necesita del apoyo de FAC para seguir gobernando en mayoría, pero para ello, en principio, debe renunciar a la construcción del parking de Uría al que se opone la práctica totalidad de los ovetenses, algo de lo que parece que en Benia de Onís aún no se han enterado.

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