¿Cuáles fueron tus objetivos para este año? ¿Cuántos has conseguido, cuántos volverán a estar en tu lista? Pocas personas se toman el tiempo necesario para reflexionar sobre lo que querían conseguir en este año antes de preparar las resoluciones del próximo. Quiero ir un poco más allá: para preparar mi proyecto Felicidad del 2012 quiero resolver todo lo que tengo pendiente del 2011, asegurándome que el legado del pasado no me distraiga en mis futuros planes .
Cuentas y contratos: Legados administrativos “no urgentes”
Recientemente he cambiado de piso, una oportunidad perfecta para revisar todos los contratos y papeles referentes al piso antiguo y al nuevo . Entre los papeles también estaban los contratos de unos móviles de prepago que ya no utilizo, la póliza de salud dental obsoleta (ya que el seguro privado lo cubre), una cuenta en un banco que ya no utilizo… muchos de estos papeles se traducen en tareas “no urgentes”: una llamada para dar de baja una línea, una carta para cancelar un contrato. Y debido a que no son urgentes siempre los dejo para otro día. Ahora ya no: estas cuentas pendientes serán saldadas antes de que llegue la navidad.
Cartas y contactos: relaciones sociales “olvidadas”
Las fiestas son la excusa perfecta para recuperar el contacto con los amigos que durante los últimos meses he tenido un poquitín abandonado. Cada vez que los veo en Skype, me pesa un poquito la conciencia. Sé que no hemos perdido el contacto completamente: Facebook y el blog se encargan de mantener un mínimo de contacto.
Ahora es el momento para recuperar estas amistades que hemos tenido algo aparcadas: reservando unas horas en mi calendario escribiré cartas largas a aquellos amigos que prefieren el contacto por escrito. Los demás recibirán una llamada por Skype o por teléfono para poder ponernos al día, intercambiar experiencias y recuperar los contactos reales, más allá de la vida virtual.
Cosiendo botones: arreglos variopintos
Cambiar los cordones de los zapatos (que están a punto de romperse), llevar el vestido de fiesta a la lavandería, imprimir las fotos para el álbum de las últimas vacaciones y pintar la pared del comedor. No es urgente y por eso siempre encuentro alguna otra cosa por hacer en vez de eso. El simple hecho de que sí recuerde que habrá que hacer algo es razón suficiente como para poner estas tareas en prioridad y con una fecha límite.
Ninguna de estas tareas es urgente. Ni siquiera tienen una fecha límite objetiva. Son tareas de las que me acuerdo de vez en cuando, y generalmente vienen acompañadas de cierto remordimiento por no haberlas hecho antes. Son tareas que no siempre tengo bien definidas (¿qué tengo que hacer para cerrar la cuenta en este banco?) y que por ese motivo las llevo arrastrando desde hace tiempo. Así que ahora les he dado una “fecha de caducidad simbólica”. Mi Proyecto Felicidad empieza con un borrón y cuenta nueva. Y puede que así empiece el año con todavía más felicidad
¿Qué tareas pendientes aún estás a tiempo de terminar este año?
—
Imagen: ĎäŋŏŐoSћ[ Jaber library:) ] / flickr