Revista Cocina
Esta semana toca participar en los retos de la Red Facilísimo por partida doble. El lunes fue el smoothie de naranjas, pomelo y fresas, y hoy vengo con una nueva edición de Me gusta reciclar.Esta vez es una manualidad facilísima y si a mí me llevó dos tardes fue porque me quedé sin luz. Pero vamos, ¡que se hace en un momento!
Todo empezó hace cosa de un mes, cuando fui a Tiger después de varios meses. Y hacía tanto que no iba, que claro, ¡había cosas nuevas! así que sucumbí y me vine a casa cargada de cosas sin las cuales no sé como he podido vivir antes jajaja. Además tenía un mueble de salón recién montado pidiendo a gritos ser llenado de cachibaches.
Y entre esas cosas estaba la casita metálica de Tiger. Había visto parecidas por internet y en cuanto la vi supe que la necesitaba para ponerla con un cactus.
Nada más llegar a casa la coloqué en uno de los estantes, pero me parecía que le faltaba algo. Y de repente me acordé de un rotulador permanente de color dorado que tenía en el bote de lápices y decidí darle el toque nórdico que tanto se lleva ahora. Así que con el rotulador pinté la mitad de la casita.
Como ya os digo es muy fácil. Sólo hay que armarse un poco de paciencia para ir rellenando bien todas las esquinas y empezar de arriba hacia abajo para poder sujetarla bien y no mancharse.
Por cierto, que aprovecho a enseñaros mi nuevo mueble, a petición de Lu Rodriguez. Quería esperar a tener el salón terminado, pero me gusta tanto el mueble que no he podido esperar (el mueble es de Conforama).
Ahora solo me falta poner un cactus de verdad.