¿Cuántas veces has visto una película de miedo rodada en América, has mirado al que está a tu lado y has dicho “¡Qué típico!”? Millones de veces, seguro. Y es por eso que hoy estamos aquí, para recordar todos ellos y juntarlos en la mayor película de miedo americana con más tópicos de la historia del cine.
Si nos fijamos en aquellas películas en la que el protagonista no es Él, sino Ellos (es decir, un grupito), la principal característica que veremos es que o son universitarios o están en las vacaciones previas a la entrada en la universidad; de hecho, es muy probable que en el guión aparezcan frases como “Hey, Joe, ¿te ha llegado la carta?” o “He recibido la carta de tal universidad, aunque mis padres quieren que vaya a tal”.
En fin, retomando los personajes, siempre el número de mujeres no superará la mitad que la cantidad de hombres (por ejemplo, si son 6, 4 serán chicos y 2 chicas) y siempre una de ellas sobresaldrá por sus dotes femeninas bien marcadas y por su nombre comúnmente americano. Igualmente imprescindible es la presencia de lo que denominaremos “El/La internacional”, es decir, el/la chico/a de color, asiático o latino, y que siempre estará entre los tres primeros en morir (el asesino es así). Además, uno de ellos debe ser el típico bromista que esté de guasa, toque lo que no debe de tocar (por más que sus amigos le hayan dicho que parara de bromear) y cabree al personal, muriendo siempre de manera muy, muy trágica. Otro detalle es que, en más de la mitad de las películas, la chica guapa será de las últimas en morir y, en caso de no hacerlo, quedará como superviviente con el protagonista, dedicándose una típica mirada cómplice al acabar la película y haciendo que tú siempre pienses que entre ellos habrá rollito.
Por el contrario, si la película tiene como actor principal a un solo personaje (mayoritariamente de sexo masculino, ¡qué se le va a hacer!) a menudo se nos mostrará como una persona despistada, pero con una sorprendente capacidad de raciocinio ante situaciones extremas, tales como sucesos paranormales o ataques varios, muriendo en muy contadas ocasiones (estaríamos hablando de 0’01% de las veces).
Normalmente, este tipo de películas versará sobre asesinos en serie y muy pocas veces sobre fantasmas. Habrá mil formas de explicarte el porqué de que esté solo en casa, pero lo estará, y será entonces cuando comiencen a pasar cosas extrañas; eso es así, jamás llamarán por teléfono y responderán con una única respiración si estás con tu prima o con tu tío, no. Debe de estar solo. Mirará por la ventana y verá que, justamente ese fin de semana, sus vecinos han decidido irse de camping y el de la casa de enfrente es el típico señor anciano que da mucho, pero que mucho miedo.
Descripciones aparte, bien si el asesino se comunica con él mediante teléfono o si se hace notar con sombras, puertas que se abren y se cierran sin corrientes de viento, o bien susurrando su nombre (porque además de asesino, está al tanto de todo), el protagonista hará lo que se espera en esa situación: ¿coger dos cosas y salir de casa? No, no, hombre, por favor. Él se quedará allí. Claro que sí. Y si intentara llamar a la policía (cosa que en el 90% de los casos, el asesino le habrá dicho que no lo haga), el agente (negro con bigote o caucásico cincuentón) no lo creerá y dirá una frase tipo: chico, en esta comisaría trabajamos por el bien de nuestro país, no estamos para tus bromas. Entonces, ya no quedará otra opción: tendrá que buscar al asesino y para hacerlo, irá al lugar más seguro de la casa. Sí, hablamos del sótano oscuro sin salidas y con una ventana por donde no cabría ni un gato. Pero, ojo, no irá desprotegido, ni mucho menos, sino que llevará el cuchillo jamonero de la cocina que, en una lucha cuerpo a cuerpo con el asesino, caerá al suelo y será cuando el protagonista, viéndose entre la vida y la muerte, reptará y apuñalará a su agresor en la pierna. Pero son americanos, ¡qué leches!, eso no quitará para que, cuando el protagonista se creía a salvo, aparezca para darte un último susto: una muerte inminente del protagonista al cogerlo de imprevisto.
No obstante, hemos dicho que no puede morir. Por tanto, sólo quedan dos tipos de finales: que el asesino reciba un disparo por la espalda del policía al que el protagonista había llamado al principio de la película (que lo mirará con media sonrisa americana de servimos al pueblo) o que el vecino anciano que acojonaba le golpee la cabeza con una pala o un bate de béisbol, siendo el héroe del vecindario.
Como veis, aún queda mucho más por explicar de estas películas para hacer nuestra superproducción, ya que esto no es ni un atisbo de luz.
¿Habíais pensado alguna vez en todos estos tópicos?¡Muchas gracias y hasta la próxima!