Revista Arquitectura
Elegantes, cultos y refinados,Creadores de la vanguardia,Emigraron a NorteaméricaCon su nuevo lenguajeDe acero y de cristal.
Rudolph Schlinder, Walter Gropius y Richard Neutra, discípulos de Otto Wagner y Adolf Loos, fueron herederos de la gran tradición técnica y artística de Centroeuropea en los principios del siglo XX, llevando más allá de sus países de origen la nueva arquitectura racionalista y funcional que les caracteriza y marcando la senda de la arquitectura vanguardista.
Adolf Loos, el arquitecto que preconizó el racionalismo arquitectónico en Austria en 1910 con su famosa casa Steiner y el edificio Goldmann&Salatsch, revolucionó la visión de la arquitectura con su famoso tesis “La falta de ornamentos es un signo de fuerza intelectual” en el ser humano defendida en su artículo “Ornamento y delito”.
Otto Wagner rompió con la tradición historicista vienesa buscando un sentido al hombre de la vida moderna. En su obra “la arquitectura de nuestro tiempo” ensalza el papel funcional de la arquitectura y del artista en general, respecto al momento histórico en el que vive: “Un pensamiento inspira todo el libro:” señala en el prólogo, “se han de modificar las bases en las que se apoyan las opiniones, predominantes en la actualidad, sobre la arquitectura y se ha de imponer el reconocimiento de que el único punto de partida de nuestra actividad artística sólo puede ser la vida moderna se ha de imponer el reconocimiento de que el único punto de partida de nuestra actividad artística sólo puede ser la vida moderna.”
Ambos autores influyeron enormemente en Schlinder, Gropius y Neutra, que, en parte empujados por los acontecimientos de la Primer Guerra Mundial, llevaron consigo esta nueva visión del mundo y del arte a Estados Unidos.
Rudolf Schindler, discípulo de Loos, arquitecto, dibujante y escultor, viajó a Estados Unidos en 1911, donde conoció a Frank Lloyd Wright, junto con el que colaboró de 1914 a 1922, hasta su ruptura definitiva. A partir de entonces se especializó en la realización de pequeñas viviendas unifamiliares construidas con sencillos materiales en las costas de California. Perfeccionó el uso del hormigón, el acero y la madera creando nuevos espacios de volúmenes limpios, líneas sencillas a través de paneles prefabricados que le permitían articular nuevos volúmenes en función de sus usos, adaptándose a cada terreno y ambiente.
Richard Neutra llegó a Estados Unidos en 1923 para trabajar a las órdenes de Schlinder y Wright, hasta que en 1925 se independiza. A partir de un refinado uso del vidrio, el acero y el hormigón prefabricado fundamentó sus teorías estéticas dirigidas a crear una extrema sencillez geométrica de los espacios. En sus viviendas unifamiliares, generalmente desarrolladas en una sola planta y en las que diseñaba todo ínfimo detalle, como las Casas Kauffmann y Taylot, se pueden apreciar diversas influencias japonesas e indias, de los poblados Navajos de Nuevo Méjico.
El berlinés Walter Gropius introduce los postulados de este nuevo racionalismo arquitectónico en su primera obra, la Fábrica Fagus en 1911, creando una estructura diáfana de hierro y vidrio. Con el objeto de reunir todas las artes y el diseño bajo los principios de la nueva arquitectura, Gropius fundó la Bauhaus y edificó su sede en Dessau en 1926, donde desarrolló al límite su nueva concepción de la arquitectura moderna, integrándola con el diseño de muebles, tejidos y automóviles. La Bauhaus se convirtió en el punto de reunión de numerosos artistas que posteriormente extendieron los ideales de la Bauhaus por todo el mundo. Con la llegada del nazismo a Alemania, Gropius emigró a Estados Unidos en 1938, desde donde, en su cátedra de la Universidad de Harvard siguió trabajando hasta su muerte en Boston en 1969.
Rudolph Schlinder, Walter Gropius y Richard Neutra, discípulos de Otto Wagner y Adolf Loos, fueron herederos de la gran tradición técnica y artística de Centroeuropea en los principios del siglo XX, llevando más allá de sus países de origen la nueva arquitectura racionalista y funcional que les caracteriza y marcando la senda de la arquitectura vanguardista.
Adolf Loos, el arquitecto que preconizó el racionalismo arquitectónico en Austria en 1910 con su famosa casa Steiner y el edificio Goldmann&Salatsch, revolucionó la visión de la arquitectura con su famoso tesis “La falta de ornamentos es un signo de fuerza intelectual” en el ser humano defendida en su artículo “Ornamento y delito”.
Otto Wagner rompió con la tradición historicista vienesa buscando un sentido al hombre de la vida moderna. En su obra “la arquitectura de nuestro tiempo” ensalza el papel funcional de la arquitectura y del artista en general, respecto al momento histórico en el que vive: “Un pensamiento inspira todo el libro:” señala en el prólogo, “se han de modificar las bases en las que se apoyan las opiniones, predominantes en la actualidad, sobre la arquitectura y se ha de imponer el reconocimiento de que el único punto de partida de nuestra actividad artística sólo puede ser la vida moderna se ha de imponer el reconocimiento de que el único punto de partida de nuestra actividad artística sólo puede ser la vida moderna.”
Ambos autores influyeron enormemente en Schlinder, Gropius y Neutra, que, en parte empujados por los acontecimientos de la Primer Guerra Mundial, llevaron consigo esta nueva visión del mundo y del arte a Estados Unidos.
Rudolf Schindler, discípulo de Loos, arquitecto, dibujante y escultor, viajó a Estados Unidos en 1911, donde conoció a Frank Lloyd Wright, junto con el que colaboró de 1914 a 1922, hasta su ruptura definitiva. A partir de entonces se especializó en la realización de pequeñas viviendas unifamiliares construidas con sencillos materiales en las costas de California. Perfeccionó el uso del hormigón, el acero y la madera creando nuevos espacios de volúmenes limpios, líneas sencillas a través de paneles prefabricados que le permitían articular nuevos volúmenes en función de sus usos, adaptándose a cada terreno y ambiente.
Richard Neutra llegó a Estados Unidos en 1923 para trabajar a las órdenes de Schlinder y Wright, hasta que en 1925 se independiza. A partir de un refinado uso del vidrio, el acero y el hormigón prefabricado fundamentó sus teorías estéticas dirigidas a crear una extrema sencillez geométrica de los espacios. En sus viviendas unifamiliares, generalmente desarrolladas en una sola planta y en las que diseñaba todo ínfimo detalle, como las Casas Kauffmann y Taylot, se pueden apreciar diversas influencias japonesas e indias, de los poblados Navajos de Nuevo Méjico.
El berlinés Walter Gropius introduce los postulados de este nuevo racionalismo arquitectónico en su primera obra, la Fábrica Fagus en 1911, creando una estructura diáfana de hierro y vidrio. Con el objeto de reunir todas las artes y el diseño bajo los principios de la nueva arquitectura, Gropius fundó la Bauhaus y edificó su sede en Dessau en 1926, donde desarrolló al límite su nueva concepción de la arquitectura moderna, integrándola con el diseño de muebles, tejidos y automóviles. La Bauhaus se convirtió en el punto de reunión de numerosos artistas que posteriormente extendieron los ideales de la Bauhaus por todo el mundo. Con la llegada del nazismo a Alemania, Gropius emigró a Estados Unidos en 1938, desde donde, en su cátedra de la Universidad de Harvard siguió trabajando hasta su muerte en Boston en 1969.