¿Donde quedaron las Villas Palladianas? ¿Los palacios renacentistas de Alberti? ¿Las casitas de acero y cristal de la Bauhaus? En los tiempos actuales de arquitectos horteras y mediáticos, de salsa rosa y papel couché, los estetas viven escondidos en cuevas, mientras los iconos de la hiper-modernidad medran por los ministerios, y las catedrales del consumo y del mal gusto. Los Divos triunfan satisfechos con las arquitecturas de plástico y silicona . Los políticos prepotentes e indocumentados se consagran encargando los grandes museos panteones al ingenioso Frank Ghery, siniestros auditorios al Hortera Calatrava, y aberrantes pabellones a la Zaha Hadig.
Nos preguntamos ¿dónde estarán las casas de Alejandro de La Sota, las iglesias de Fisac y las viviendas unifamiliares de Coderch?
F. Cienfuegos