William Shakespeare's Hamlet(Kenneth Branagh, 1996. Gran Bretaña & EEUU): fastuosa y monumental adaptación, línea por línea y mimetizando al máximo el estilo de escritura del autor de Stratford (de ahí que pueda resultar realmente incómoda, por no provocar rechazo directamente, verla en su versión original; de las 4 horas justas de duración mejor no comentar nada) de la obra teatral más universal de la literatura anglosajona. Branagh, que firmó anterior y admirablemente las adaptaciones de Enrique V y Mucho ruido y pocas nueces, además de trasladar una novela capital del gótico como fue el Frankenstein de Mary Shelley (para quien esto escribe su mejor película), fue un paso más allá y trasladó de forma gloriosa la más célebre de las tragedias del dramaturgo inglés, no siempre del todo absorbente debido a la ya mencionada y exageradísima duración, pero un film colosal en lo que concierne a su diseño de producción y ampulosa puesta en escena, trasladando la acción al siglo XIX. No admite demasiada comparación con la versión mucho más psicológica de Laurence Olivier (el monólogo de “ser o no ser” era en voz en off; aquí es frente a un espejo), bastante más accesible para el espectador de hoy en día pese a estar rodada en 1948, pero el elenco de estrellas de la interpretación que aparecen rodeando al príncipe Hamlet de Branagh bien merece echar una tarde.