Revista Religión
Han pasado muchos años, Madre mía,
y en lo hondo de mi pobre corazón,
bulle el fuego que de niño me prendieron,
que se vuelve cada año un verso nuevo,
y hoy te canto convertido en oración.
Bulle el fuego que de niño me prendieron,
que se vuelve cada año un verso nuevo,
y hoy te canto convertido en oración.
El aire se está llenando
de versos nuevos llenos de amor
y mi canto busca el Cielo
para alegrarte tu corazón.
Y mi canto busca el Cielo
para alegrarte tu corazón.
Si algún día de tu Risco me alejara
y tu ausencia me afligiera el corazón,
lloraría de tristeza en los caminos
y en mi pecho mi verso estaría cautivo
esperando que me dieras tu perdón.
lloraría de tristeza en los caminos
y en mi pecho mi verso estaría cautivo
esperando que me dieras tu perdón
Francisco Javier Campos Rejos