[6/10] Entre la lucha por la supervivencia y el misterio de un pasado turbio se mueve “Hanna”, una road movie con trama de acción trepidante y trasfondo bélico sin escrúpulos. En este thriller político y humano, Joe Wright aprovecha toda la fuerza de su trío protagonista para establecer un duelo de miradas entre la inocencia de Hanna, el arrepentimiento de Erik y la falta de conciencia de Marissa. Entre ellos hay cuentas pendientes y secretos que alcanzan a la propia identidad y que les empujan hacia un encuentro personal a muerte. Es un desafío para el que Erik lleva muchos años entrenando a su hija en un bosque nórdico, sabedor de que un día vendrán a matarles a los dos. Cuando Hanna siente que está preparada para su misión, todo el mecanismo se pone en marcha y el espectador comienza la cuenta atrás hasta conocer quién es esa jovencita de ojos hermosos, porqué su padre se lo ha enseñado todo excepto lo que es la música o el amor, y qué razones mueven a esa enigmática y temida mujer llamada Marissa.
La primera escena nos presenta ya la fuerza de una adolescente educada para matar pero que no alcanza con su flecha al corazón del alce, en unos preciosos metafóricos parajes nevados. Una imagen elocuente sobre su formación enciclopédica y su preparación cuasi-militar, y también sobre sus carencias afectivas y su estar fuera del mundo… que se concretarán en un plan bien estudiado y que atrapa al espectador con el interrogatorio en el cuartel de la CIA. Sin duda, Wright dosifica bien la información para mantener el misterio e intriga de la trama, intercala persecuciones al ritmo de una música electrónica y de un montaje dinámico, y crea momentos para la reflexión de una joven que se pregunta “¿quién soy?”… mientras la cámara traza un travelling circular en torno a ella y evidencia su incompleta formación. Sin poder aquí desvelar más de la trama, “Hanna” se presenta también como una voz crítica con una sociedad desorientada en su modelo de educación familiar, en su política de seguridad o de investigación, y también en su carrera hacia el dominio en un falso equilibrio mundial.
La película goza de buen ritmo, sólo roto en el poblado marroquí o a las afueras de Córdoba… para una estampa tópica de lo andaluz de la que podría haberse prescindido, siendo el arranque y el desenlace lo más valioso de la cinta, junto a esas huidas hacia ninguna parte de padre e hija. No está bien resuelta la cuestión espacial, con una Marissa fantasmal y un mafioso patético que tan pronto están en Marruecos o España como en Berlín. Tampoco está del todo justificada la incursión de esa particular familia de turistas, en un intento de recoger y cuestionar su liberalismo educacional. Pero, para alivio de Wright y disfrute del espectador, ahí está esa gran actriz que es Saoirse Ronan para elevar el resultado final de la película, con una mirada que hipnotiza y un gesto que transmite fragilidad e inocencia, y también inteligencia y sagacidad. Incluso sabe arrancar algunos momentos de comicidad, aprovechándose de su sabiduría libresca, como esa aventura que tiene con el joven español.
La mirada dulce de Saoirse encuentra réplica en la dureza que transmite Cate Blanchett con la suya, mientras que Eric Bana logra dar a su personaje un sentido entrañable de fortaleza y arrepentimiento. En esa lucha de miradas, parece que la frialdad y distanciamiento de Blanchett triunfa por el tono poco emotivo del que goza la película, debido también a la vacuidad emocional del personaje de Hanna, al poderío visual de la cinta y al efecto de la banda sonora de los Chemical Brothers. Mejor en las escenas de acción que en las intimistas, intelectuales o reflexivas, Wright parte de una buena y sencilla historia para esconder con habilidad sus cartas hasta una confesión final aclaratoria, a la par que aprovecha a unos actores bien elegidos en el casting y un buen trabajo al crear ese aire de cuento de hadas y brujas.
Con todo, nos queda una película con múltiples miradas y perspectivas, sobre espías y seguridad nacional que lo es también sobre la identidad personal y la eterna búsqueda del padre, sobre el camino emprendido por la modernidad –simpática y paródica la escena en la casa marroquí entre tanto artilugio eléctrico– y sobre la música y los cuentos guardados en el trastero, sobre la formación físico-intelectual y sobre la emocional (basta con ver cómo la protagonista mira a la familia que canta dentro de la furgoneta), sobre la venganza y la renuncia al amor y a la vida espiritual. Al final, va a resultar que a la gran Hanna le faltaba algo en su ADN para poder salir del bosque… y meterse en la boca del lobo.
Calificación: 6/10
En las imágenes: Fotogramas de “Hanna”, película distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España © 2011 Focus Features y Holleran Company. Todos los derechos reservados.