“Yo no he vivido. He muerto varias veces”
El genuino Harold Chasen nos era presentado en esta historia a través del neoyorkino Bud Cort, quien había debutado en 1967 como actor a toda pantalla en “Contra corriente”, apareciendo después en diversas series de televisión y en otros títulos cinematográficos como “Noches en la ciudad”, “M.A.S.H.” o “El volar es para los pájaros”.
Bud nos ofrecía una extraordinaria creación de su peculiar personaje en “Harold y Maude”. Tras esta más que notable interpretación continuó apareciendo en la gran pantalla en otros títulos como “Los amantes de María”, “Heat”, “Dogma”, “El bar Coyote”, “Pollock”… y en un buen número de series televisivas.
“A mí me gustaría convertirme en un girasol, son tan altos y tan sencillos… ¿A ti qué flor te gustaría ser?”
Ruth Gordon nos regalaba una maravillosa composición de Maude, su mágico personaje en esta historia.
Ruth aparecía ya en películas mudas de 1915 como “Madame Butterfly” o “Camille”, haciendo su debut en Broadway con la obra “Peter Pan” y pasando en los escenarios los siguientes veinte años de su carrera como actriz.
Volvía después a la pantalla en títulos como “Lincoln en Illinois” o “La mujer de las dos caras”. Y con su marido Garson Kanin comenzaba a escribir obras de teatro, colaborando los dos, más adelante, en algunos guiones de películas de Katharine Hepburn y Spencer Tracy como “La costilla de Adán” o “La impetuosa”. Hacia mediados de los años 60, Ruth volvía a la actuación cinematográfica en títulos como “La rebelde”, “La semilla del diablo”, “¿Qué fue de tía Alice?” o “¿Dónde está papá?”.
Tras su soberbia interpretación en “Harold y Maude”, Ruth apareció en diversas series de televisión y en otros títulos cinematográficos como “Duro de pelar”, “La gran pelea” o “Maxie”.
“Harold y Maude” suponía el segundo título tras las cámaras en la carrera del norteamericano Hal Ashby. Tras “Harold y Maude” llegarían a su filmografía como director otros títulos como “El último deber”, “Shampoo”, “Esta tierra es mi tierra”, “El regreso”, “Bienvenido, Mr. Chance” y “Ocho millones de maneras de morir”.
“Harold y Maude” suponía también el primer guión cinematográfico en la carrera de Colin Higgins, guión que se basaba en lo que fue en su día su tesis de la universidad. Después llegarían para Colin otros trabajos como guionista en títulos como “El expreso de Chicago”, “Juego peligroso”, “Cómo eliminar a su jefe” o “La casa más divertida de Texas”.
La británica Vivian Pickles daba sensacionalmente vida en “Harold y Maude” a Mrs. Chasen, la superficial madre de Harold. Rostro más conocido por la pequeña pantalla gracias a un buen número de series y telefilmes, Vivian ya había sido también vista en el cine en títulos como “Domingo, maldito domingo” o “Nicolás y Alejandra”.
Cyril Cusack interpretaba a Glaucus, artista y amigo de Maude. Cyril llevaba en el cine desde mediados de los años 30, si bien había aparecido ya en la gran pantalla con tan sólo 8 años en la aún silente “Knockagow” de 1918. Antes de “Harold y Maude”, Cyril había participado también en clásicos como “Larga es la noche”, “La isla perdida”, “El libertador”, “El jardinero español”, “El espía que surgió del frío”, “Retorno al pasado”, “La mujer indomable” o “Sacco y Vanzetti”.
Charles Tyner era el tío Victor. A toda pantalla desde 1959, Tyner había aparecido ya en varias series televisivas y diversos títulos cinematográficos como “Punto límite”, “Lilith”, “La leyenda del indomable”, “La noche de los gigantes”, “Los rateros”, “El club social de Cheyenne” o “Casta invencible”.
Y Tom Skerritt nos regalaba una curiosa intervención como policía motorizado. Tom hacía su debut cinematográfico en 1962 compartiendo cartel con Robert Redford y Sydney Pollack en “War hunt”, para combinar después una gran cantidad de apariciones en series televisivas con otros títulos cinematográficos como “Those Calloways”, “M.A.S.H.” o “Dos hombres contra el Oeste”.
La fotografía de “Harold y Maude” corría a cargo de John A. Alonzo, norteamericano procedente del mundo del documental que ya se había asomado como actor en algunas series televisivas. Antes de “Harold y Maude”, John firmó la fotografía de “Mamá sangrienta” y “Punto límite: cero”, después firmaría la de “Chinatown”, “Dos pillos y una herencia”, “Adiós, muñeca”, “Los picarones”, “Norma Rae”, “Tom Horn”, “El trueno azul”, “El precio del poder”, “Magnolias de acero”, “Asuntos sucios” o “El arpa de hierba”.
La banda sonora de “Harold y Maude” incluía una serie de temas de Cat Stevens como “Where do the children play?”, “On the road to find out”, “Don’t be shy”, “Tea for the tillerman”, “Miles from Nowhere”… Y, por supuesto, “If you want to sing out, sing out”.
Completaban el sensacional reparto de esta película Eric Christmas (como el sacerdote), G. Wood (como el psiquiatra de Harold), Ellen Geer (Sunshine Doré), Judy Engles (Candy), Shari Summers (Edith)…
… el propio Hal Ashby en una pequeña aparición en la escena del parque de atracciones…
… o el mismísimo Cat Stevens en una también breve intervención en uno de los entierros a los que asisten Harold y Maude.
Producida por Colin Higgins para la Paramount Pictures, “Harold y Maude” (Harold and Maude) era estrenada en Estados Unidos el 20 de diciembre de 1971.
Tan sólo obtuvo dos nominaciones a los Globos de Oro: a mejor actriz (Ruth Gordon) y a mejor actor (Bud Cort), siendo Bud también nominado en los Premios Bafta al mejor actor promesa. Más adelante, en 1974, la película fue galardonada con la Espiga de Oro en la Seminci (Semana Internacional de Cine de Valladolid).
Y no, no nos vamos sin apuntar algunas curiosidades. Sí, a mí también me gustan. Como el que Henry Dieckoff, que interpreta en esta historia al mayordomo de la señora Chasen, fuera el mayordomo real de Rose Court Mansion (Hillsborough, California), lugar que sirvió como escenario de la mansión Chasen que aparece en esta película.
O que Harold y su psiquiatra fueran a juego en la ropa, incluso en la corbata. O que en la escena en la que Harold y Maude se suben en la moto del policía, Bud se golpeara accidentalmente en la cabeza con una pala siguiendo adelante como si nada para no tener que cortar el rodaje.
O que Bud improvisara más de una reacción de su personaje, como en la escena en la que, junto a su madre, mira a cámara. O que en todas y cada una de las escenas en las que Maude conduce un coche, éste fuera en realidad remolcado porque Ruth no sabía conducir.
Y ya no os cuento más. Porque “Harold y Maude” es de esas películas que no se deben contar… porque se deben ver.
“Tiende los brazos, corre el riesgo. Aunque sufras, pero… vive lo más que puedas. Adelante, siempre. Dame una ‘v’, dame una ‘i’, dame una ‘v’, dame una ‘e’… vive… ¡vive! Si no, no tendrás de qué hablar con los amigos…”
(Maude en “Harold y Maude”)
A deWitt.
If you want to sing out, sing out…