Revista Educación

Hasta el mismísimo coño

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Portada del libro de las Aventuras de Ana Belén y Coño, por Ana Belén Rivero.

Coño. No, no es una expresión, es un coño. La imagen que ven es un coño. Es parte del libro de las Aventuras de Ana Belén y Coño, por Ana Belén Rivero. Y me encanta.

En internet hay una corriente de trolls, modernísimos y modernísimas ellas todas y todos que, disfrazados de buenrrollismo y autoayuda, creen estar dando buenos consejos para que seamos más libres y nos sintamos superbien y superseguras (ñoñamente) o la hostia de reafirmadas en nosotras mismas y nuestro papel en el mundo (reivindicativamente).

Al  margen de los propios posts o artículos, son dignos de leer algunos comentarios (¡yo, que hace tiempo que dejé de leer esas cosas y defiendo que menéame es el MAL!). Debo decirlo: estoy hasta el mismísimo coño de que nos digan cómo es la relación de pareja perfecta. Me parece una ñoñez. Y si no es porque me ha tocado la moral, no habría pasado de ahí (lo leo, me parece una ñoñez, y punto). Pero no sé si estoy más harta de estas ñoñerías o de las hordas de respuestas (algunas muy graciosas) a estas superficialidades que compartimos casi sin pensar. Respuestas y más respuestas, algunas aparentemente sesudas y otras personales. Respuestas que intentan ponernos etiquetas a porrón. “Esto es BIEN”, “esto es MAL”, “esto es LIBRE”, “esto es ser ESCLAVA”… De verdad: dejen de decirnos cuál es el modelo de pareja (o de trío, o de relación paterno/materno filial, o de orgía dominical, o de amistad.. ¡o de lo que sea!) perfecto. Porque ¡eso NO EXISTE! (Sí, estoy gritando).

NO EXISTE.

Andá, la leche. ¿Les he roto los esquemas? Será precisamente porque las relaciones entre las personas NO SON ESQUEMAS. Compartimos comportamientos, es cierto, adquiridos culturalmente. Pero juzgar/modelizar desde arriba (como si nosotros mismos no estuviéramos, dentro, en el ajo) es patético. Es muy triste. Y da mucho asco. Si las personas consienten, de forma adulta, en tener una relación, sea esta la que sea (ñoña, chupi, tradicional, bestial, romántica, de empotramiento máximo y si te he visto no me acuerdo, etc.), me la sopla mucho lo que diga nadie. Que a mí me guste o no ES IRRELEVANTE. Y si eligen no tener relaciones (o tenerlas vía marsupial), lo mismo: que cada una haga lo que le venga en gana. La palabra mágica es respeto. RES-PE-TO.

Harta ya.

P.D.: Ilustro esta entrada con una preciosa imagen del exitoso proyecto “Somos pobres en euros pero ricos en pelos de Coño“, de Ana Belén Rivero, que se embarca ahora en su segunda aventura de crowdfunding. No tiene nada que ver, pero me importa un pimiento. Lo pongo porque me da la gana. Y a quien no le guste, que se rasque (el mismísimo).


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